En Argentina existe un aumento sostenido de la temperatura: los siete años más cálidos de la historia nacional se registraron después de 2010. Esta situación es producto del cambio climático global, que se manifiesta en las transformaciones a largo plazo de las temperaturas y demás patrones climáticos.

De acuerdo a distintos informes y a la Organización de las Naciones Unidas, los principales efectos de cambio climático, además del incremento de la temperatura, son la coexistencia de tormentas más intensas y fuertes con sequías, el aumento de la desertificación al mismo tiempo que sube el nivel del mar y las amenazas a la supervivencia de distintas especies de animales terrestres y marítimos. Lo anterior compromete la vida en el planeta incluida, claro está, la humana.

Hace algunos años, se dio inicio a una serie de transformaciones en la producción y el consumo de bienes y servicios con el fin de dar respuesta al deterioro sostenido del planeta. Estas iniciativas tienen como objetivo la mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático y el cuidado del ambiente. Entre otras, se destacan las vinculadas a las nuevas energías, el transporte, los procesos industriales y los nuevos productos más amigables con el ambiente.

Empleo en transición

Estas transformaciones también suponen importantes cambios en el mundo del trabajo. En particular, el empleo asiste a una de las transformaciones más intensas y profundas de su historia, asociada a los avances tecnológicos y en la transición del actual modo de producción a uno más sostenible y ameno con el ambiente.

La acción climática tiene como uno de sus objetivos generar empleos verdes, los cuales guardan dos características: contribuir a cuidar y/o restaurar los recursos naturales, el ambiente y la biodiversidad, tanto en sectores tradicionales como en sectores emergentes y cumplir con los criterios de ser trabajos decentes.

En 2015, en Argentina existían cerca de 682 mil empleos verdes dentro del universo de trabajadores asalariados registrados, lo que representaba aproximadamente el 7 por ciento del total. En 2018, este número ascendió a 732 mil, siendo también cerca del 7 por ciento, y los datos preliminares para 2022 apuntan a 780 mil.

En esta transición, la metamorfosis del empleo adquiere el siguiente comportamiento:

Creación de nuevos empleos: generación de nuevos puestos de trabajo por la aparición de nuevas actividades y tecnologías verdes.

* Destrucción de empleos existentes: ciertos empleos pueden ser eliminados sin un reemplazo directo.

* Sustitución de empleos: algunos empleos serán sustituidos por otros similares.

* Transformación de empleos: muchos empleos existentes serán simplemente redefinidos a medida que las competencias profesionales, los métodos de trabajo y los perfiles sean transformados ecológicamente.

Todo cambia

Hay determinadas actividades donde se crearán nuevos empleos; entre otras, las energías renovables --basadas en la utilización del sol, el viento, el agua o la biomasa vegetal o animal--, la agricultura orgánica y sostenible o la gestión sostenible de bosques y el monte autóctono en varias partes del país.

Los empleos que desaparecen son los más dañinos con el ambiente; hay varios casos en la transición energética, donde las energías fósiles, como el carbón, tenderán a ser reemplazadas, con la consecuente pérdida de empleos.

Hay empleos que serán sustituidos, como aquellos vinculados al depósito e incineración de la basura, dejando lugar al reciclaje. Por ejemplo, hoy en día, el reciclaje de distintos materiales, como el plástico o el vidrio, habilitó el surgimiento de nuevos empleos. En este punto, se puede mencionar el trabajo hecho por cooperativas de reciclaje de vidrio, parte de las cuales son apoyadas por el gobierno (Programa de Trabajo Autogestionado).

La transformación de empleos se puede observar en muchas ocupaciones. Por caso, la instalación y el mantenimiento de termotanques solares, son muestra de esto y aquí se puede visualizar como en una ocupación específica concurren los esfuerzos de los trabajadores, empleadores y el propio Estado.

En el caso del naciente sector de termotanques solares, la Fundación de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina, dicta el curso Instalador/a de Sistemas Solares Térmicos para Agua Caliente Sanitaria y los fabricantes reunidos en la Cámara Argentina de Energías Renovables promueven la adopción y crecimiento de esta nueva tecnología

Asimismo, desde el gobierno nacional se lleva a cabo un impulso de la demanda de estos termotanques a través de la inclusión en los pliegos de viviendas sociales (Programa de Desarrollo de la Industria Solar Térmica) y la línea de apoyo a los cursos (Programa de Empleo Verde).

La producción

En países emergentes, la transición debe llevarse a cabo junto a la transformación productiva, lo que, en todos los casos, debe implicar un proceso de crecimiento del empleo verde, con foco especial en grupos en situación de vulnerabilidad social, la perspectiva de género y las comunidades especialmente afectadas por el cambio climático.

Hay un acuerdo internacional respecto de que esta transición debe ser justa. De hecho, así la denomina la Organización Internacional del Trabajo. Esto significa hacer que la economía sea lo más inclusiva posible para todos los interesados/as, creando oportunidades de trabajo decente y sin dejar a nadie atrás, en particular, a los trabajadores/as y comunidades afectadas.

La incorporación de la problemática ambiental como asunto en la agenda pública reconoce distintos hitos y cuenta con múltiples actores sociales, gobierno y organismos internacionales como protagonistas.

Hacia principios de los años noventa se creó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas (1994). El objetivo fue estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero para así impedir que hubiera nuevos impactos negativos en el clima. En aquellos años, también comenzó la Conferencia sobre Cambio Climático (1995) donde anualmente se tratan temas vinculados al cuidado del ambiente y el planeta.

Estos antecedentes dieron lugar al Acuerdo de París (2015), un tratado internacional, jurídicamente vinculante, cuyo objetivo es limitar el calentamiento global y reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Dicho convenio establece los criterios de financiamiento --artículo 9, inciso 3-- para llevar a cabo la transición a una sociedad y economía más sostenible, donde los países desarrollados deben “encabezar los esfuerzos dirigidos a movilizar financiación”.

Responsabilidad

Los países que más emiten gases de efecto invernadero son China, Estados Unidos, India, Rusia, Japón y Alemania. Hace apenas unos meses, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de los Estados Unidos (NASA), ha publicado un mapa con un balance de emisiones de dióxido de carbono por país. De este surge claramente que el norte es el gran causante del cambio climático.

De lo anterior se desprende que América latina posee una acreencia respecto de los efectos negativos causados por el cambio climático. Por tanto, resulta exigible dar cumplimiento al Acuerdo de París y que las naciones desarrolladas financien la transición a una sociedad más sostenible.

En Argentina, se dio inicio al diseño e implementación de políticas públicas y a la definición de una institucionalidad para llevar adelante la transición justa y promover el empleo verde. Estas abarcan aspectos tales como cambio climático, energías renovables, recursos naturales y finanzas sostenibles.

En particular, resulta importante destacar la creación del Gabinete Nacional de Cambio Climático, integrado por representantes de agencias del gobierno nacional para garantizar la transversalidad de esta temática en las distintas políticas gubernamentales, la puesta en marcha del Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático y, en términos de programas, la reciente implementación del Programa de Empleo Verde en el marco del Ministerio de Trabajo.

El programa de Empleo Verde tiene como objetivos desarrollar acciones de formación profesional para la mejora y adaptación de las competencias laborales en perfiles ocupacionales que sean requeridos por procesos productivos ambientalmente sustentables; incentivar el “enverdecimiento” del empleo a través de incentivos económicos y acompañar a las trabajadores y empresas en la transición justa hacia una sociedad ambientalmente más sustentable.

Esta transición y el nuevo escenario suponen una gran oportunidad para la economía y sociedad. Argentina tiene los recursos, la capacidad y enfrenta un escenario internacional favorable para promover el empleo verde como respuesta inclusiva al cambio climático y el deterioro del ambiente.

* Subsecretario de Promoción del Empleo.