"Está buena Mar del Plata en otoño e invierno. Es muy linda la ciudad con poca gente, sobre todo", afirma Carina Monjeau, bajista y cantante de Tomates en Verano. Durante estas estaciones, La Feliz pasa a convertirse en La Melancólica. Tal como sucede en Bristol o Sussex Occidental, urbes portuarias fundamentales en el nacimiento y auge del post punk en el Reino Unido. Y es que esas playas frías, desoladas y hostiles, con el ocaso del día dejan en evidencia la belleza que también existe en la lobreguez. Metáfora oportuna de cierto estado de ánimo imperfectivo.
Si bien este bastión costero del mar argentino tiene una tradición en el género, de pronto despertó en el inicio de esta década convertida en la capital del nuevo post punk de manufactura local. En sintonía con el esplendor que experimenta una vez más este sonido en todo el mundo, devenido en célula guerrillera preparada para atacar y propinarle un golpe de estado a la música urbana. Y de eso puede dar fe el grupo Buenos Vampiros, pilar no sólo de ese movimiento, sino también articulador del recambio que atraviesa el sonido de esta época en el país.
► 20 años de cosechas
Creado en 2003, Tomates en Verano es uno de los artistas fundamentales al hablar del post punk a lo marplatense. Su estética musical es una suerte de puente entre las bandas precursoras de ese estilo en el país (entre las que destacan Fricción, Los Pillos o La Sobrecarga) y la nueva encarnación de artistas. "Nos sentimos muy cómodos con el sonido que se está logrando en la ciudad, con bandas que están surgiendo ahora y que están dando espacio para que se arme una movida bien marplatense", destaca la frontwoman de la banda.
A manera de muestrario de lo que está sucediendo en esa ciudad, la terna que completan el guitarrista Ignacio Giobellina y el baterista Pedro Moscuzza (también integrante de Altocamet y cofundador del sello Casa del Puente) plantarán bandera este jueves en Buenos Aires, en La Tangente, a partir de las 20. Y lo harán en complicidad con otras bandas de esa movida: Dojo, Marchitorial y Maniobras. "Siempre hubo muchísimas bandas en Mar del Plata, pero no tuvieron difusión", explica Monjeau. "Como Los Caballeros de Pedro Juan, que grabaron discos, llenaban todo, duraron años y quedaron ahí."
Al pedirle que destaque alguna característica de los grupos con los que compartirá fecha, la cantante y bajista describe: "De Dojo me gusta su base y sus guitarras. Tiene la particularidad de que cuando grabaron el primer disco, el cantante se fue y armó su propia banda; pero se lograron reinventar", dice. El grupo del ex vocalista de Dojo es nada menos que Maniobras. "A pesar de que son más dark, siempre van para arriba. Recién sacaron su primer single", cuenta la líder de Tomates en Verano. "Y Marchitorial son más sónicos y crudos; tienen un sonido único."
A tres años de la salida de su tercer álbum, Todos los días son felices, la terna lanzará en septiembre su próximo disco, cuyo repertorio adelantará en esta vuelta a Buenos Aires. "El disco se llamará Sin ton ni son, título que hace alusión a lo que hacemos. Sin reglas, y medio a destiempo", revela Monjeau. "Al igual que el anterior, lo produjo Graham Sutton (ex violero de la legendaria banda de post punk inglesa Bark Psychosis). Quedamos contentos con el resultado, estamos medio ansiosos de tocarlo. Está en sintonía con lo que venimos haciendo, y creo que es aún más oscuro."
► El eterno under
A pesar de la trayectoria de sus integrantes, y de que se trata de una consecuencia de los proyectos Lucrecia Borgia y Azul, Tomates en Verano recién pudo grabar su primer álbum en 2011. "Venimos presentándonos en vivo desde hace tiempo, siempre en Mar del Plata. Como nunca dejamos de hacerlo, siento que estuvimos vigentes", asegura la música. "Si bien hubo cambios de formación, tocamos asiduamente y nos mezclamos con la movida de ahora. Estamos en el eterno under, pero el grupo dio sus frutos. Soy una veterana, y no voy a parar."
Después de que Camila Yanícola Leonardi (quien grabó los primeros dos discos) dejara de ser la baterista, su lugar lo ocupó Moscuzza. "Creo que él se copó porque le gustan mucho el dark y el shoegaze, además de que no para de hacer cosas. Es una figura importante para toda la movida que está sucediendo ahora. Tiene ojo para las bandas. Fue a ver a Buenos Vampiros, y los grabó para Casa del Puente. Estoy más que contenta de ser parte de esto, porque tengo mis años y puedo seguir tocando la música que me gusta."
Con la plenitud del indie en los 2000, apareció una oleada post punk protagonizada por artistas del calibre de Interpol, Editors, Block Party, The Strokes y Franz Ferdinand. Movida que fue secundada en la década siguiente por la llamada escena post-Brexit, de la que despuntan Squit, Dry Cleaning, IDLES o Black Country, New Road. "Nunca nos consideramos parte del indie. No me hallo con la palabra", dispara la compositora del trío. "Me parece que lo mismo sucede con los otros artistas de la fecha. Es un tiempo particular el que estamos pasando en Mar del Plata. Compartimos buena onda, cordialidad, empatía y aguante. Y queríamos llevar todo eso a Buenos Aires."
► Vampiros en familia
Carina Monjeau e Ignacio Giobellina son padres de Luana Giobellina, bajista de Buenos Vampiros. Lo que sugiere que la tradición del post punk marplatense tiene heredera y al parecer continuidad. "Lu tiene total independencia en lo que hace", aclara esta vez su progenitor. "Nunca le impusimos tocar el bajo ni ningún otro instrumento, así como ningún tipo de música. Pero, por otro lado, ella estaba en la panza mientras tocábamos sobre un escenario. Se mamó todas las bandas que tuvimos, nos robó los casetes de bandas de los ochenta y noventa, y se los escuchó."
- ¿Y ahora se retroalimentan entre ustedes?
- Ignacio Giobellina: Es muy similar lo que hacen ellos con nosotros. Somos dos bandas diferentes, pero los Vampiros y nosotros escuchamos la misma música. Todas las bandas que están ahora fueron y son público nuestro. De todas formas, eso no hace que nuestros estilos musicales se parezcan.
- Carina Monjeau: Recuerdo cuando llegábamos de ensayar y encontrábamos todos los vinilos desparramados. Se la había pasado escuchando The Smiths. Un flash. Cuando la guitarra no estaba por ningún lado, suponíamos que estaba en la pieza de Luana. Lo mismo pasó con el bajo.