Para Lacan, el destete es la repetición de otro destete, el de las primeras envolturas placentarias. Entonces este destete, que Lacan llamará se-partición, debe retomarse a partir de la separación primordial, o sea la del nacimiento. Separación que se produce entre el niño y las envolturas. En un huevo, el embrión se alimenta de sus propias envolturas, de las que se separa para ser mamífero. Este corte produce, de un lado, el embrioncito, que tomará la forma de cuerpo imaginario, y del otro, el objeto del cual se alimentaba, las envolturas. Se produce un corte del sujeto con su propio cuerpo. Hay una adherencia que se desprende, que es resto, el cual se va a colocar en el campo del A (Otro). La angustia se produce por perder algo propio, previo a ese cuerpo (imaginario). La alegoría que usa Lacan es la de una tijera que separa la placenta.

Se trata de la separación de esa parte del cuerpo, que en realidad no es parte del cuerpo propio porque éste se constituye posteriormente, después de ese corte. Por eso dirá que la se-partición, es una operación de corte y separación de una parte del cuerpo real o si se quiere de un cuerpo que es pre-especular, lógicamente anterior a la constitución del yo.

Dicho esto, retomemos la relación del niño con la mama. Así como la placenta forma una unidad con el niño; el niño y la mama están juntos, y al mismo tiempo la mama está como adherida, implantada sobre la madre. En ese sentido es un objeto extraño, porque es como si estuviera pegado al cuerpo de la madre, como si no le perteneciera; es un objeto que tiene un carácter amboceptor, está enganchado a ambos, niño y madre, pero no es un objeto intermedio sino un objeto del que se separa el niño.

El pecho lacaniano no es sólo de la madre, es más bien un objeto del cual el niño se separa. Es este estatuto de separado el que retiene la atención de Lacan y hace del seno un objeto a. Entonces, el seno es un objeto que permite aprender la cuestión de la separación, no como separación de un ser, sino una separación de una parte propia del niño.

Tomando lo que pasa en ciertas especies animales, como es el caso del ornitorrinco, nos ejemplariza lo que pasa con el niño y el seno. Dice que este animal nace al mundo en un desamparo total, no hay leche ninguna en la madre, lo que hay es un agujero. El animalito se dirige al agujero, a la antiteta podría decirse, empuja con su pico y hace un pecho. Para ello debe separarse del objeto y colocarlo en el agujero. Al poner el objeto en el Otro, en la madre, a ésta le sale una teta para afuera, es decir fabrica ese pecho. (Figuración de lo que es el fantasma).

Entonces, veamos paso a paso cómo se produce esta separtición: hay un primer momento donde se produce un corte que no tiene nada que ver con la madre como Otro, sin embargo es gracias a su deseo que se pierde esa parte. Su deseo es la tijera, si así se puede decir,

En un segundo momento, este objeto separado, se traslada al campo del Otro. En este caso el Otro materno, que tiene un agujero donde se coloca el A.

Y el tercer momento corresponde a la fabricación del pecho, se adosa el pecho, un señuelo de A, señuelo que llamamos fantasma. A partir de allí se puede hablar de todos los pechos que se quiera, todos los alimentos posibles.

Suele decirse que la madre “da el pecho”. Podría decirse que aquí adquiere un sentido literal. La madre cede el pecho.

Ubicado esto, que por supuesto requiere de toda nuestra imaginación, Lacan se pregunta, ¿dónde está el punto de angustia? “El punto de angustia está en el Otro, en el cuerpo de la madre” (Seminario La angustia, p. 257). El momento más decisivo de la angustia de la que hablamos, la angustia del destete, es que el niño renuncia al pecho al que está apegado como a una parte de sí mismo.

Lo angustiante no es dejar la teta, eso hace al niño deseante, lo hace un insatisfecho que le permite ir cambiando de tetas y/o de alimentación. La angustia se produce, cuando la falta (menos phi), falta, es decir cuando no hay más señuelo y aparece el vacío, el agotamiento absoluto. Falta la falta: allí hay “nada”.

En el lugar del vacío aparece ese objeto separado, nada. Por eso dice Lacan que la angustia relativa al objeto oral está del lado del Otro. Allí se constata que no hay alimento alguno, solo hay vacío (a diferencia del falo donde la angustia aparece del lado del sujeto).

Es angustia de la falta de la mama (del pecho), es decir de su agotamiento, o dicho de otro modo, no hay pecho en la madre, hay agujero.

Si abrimos la nevera y está vacía en el sentido del agotamiento del Otro, hay nada, se produce angustia. Mientras que si hay menos phi, hay posibilidad de sustitución, y no dejo que aparezca la falta de la falta.

Dos ejemplos muy sencillos para terminar.

-Cuando se come un alimento, y éste se acaba, solemos coger un pedazo de pan para comer eso que queda en el plato, dejarlo completamente limpio, demostrando que más allá del alimento, se come esa nada. Todo lo otro es un señuelo, lo verdaderamente rico es el plato, un borde que encarna un vacío. La comida no es más que un fantasma.

-En los tiempos de guerra, la angustia deviene cuando escasea el alimento en los supermercados. Se agota el Otro, el alimento del Otro.

 

*Extraído de Seminario 10 La angustia. Instituto Nueva Escuela – INES. Boletines anotaciones Disertación del 21 abril 2023.