La Red Internacional de Clusters nació en Banfield y es una propuesta única en el mundo de cine comunitario que creció rápidamente en todo latinoamérica. En once años produjeron cientos de películas con directores noveles y en localidades que nunca habían visto el cine.
“La herramienta audiovisual contribuye a la construcción del imaginario colectivo, de la memoria de los pueblos, pero también con ella se puede mentir sobre los hechos que han sucedido y se pueden proyectar al futuro hechos falsos como verdad. Es entonces una herramienta más poderosa que las armas.” Así inicia uno de los anuarios de la Red Internacional de Clusters, una experiencia única en el mundo de cine cooperativo y comunitario que nació hace once años en Banfield y que hoy tiene quince sedes distribuidas en Argentina, Chile, México, Uruguay, Perú y Colombia.
José Celestino Campusano, director de cine de amplia trayectoria y reconocimiento internacional, fue el fundador de esta experiencia y es el actual presidente de la Sede de la Provincia de Buenos Aires. Su proyecto inició en 2012, en el Centro Cultural Padre Mugica, cuando se reunió con una serie de realizadores para crear una organización sin fines de lucro que permitiera ampliar el pequeño mundo de la realización audiovisual, democratizar el conocimiento y los recursos a través de encuentros asamblearios mensuales con el fin de integrar todos los saberes en un espacio cooperativo que movilizara distintos tipos de filmaciones. En 2013, el primer Cluster fue registrado como Asociación Civil Sin Fines de Lucro en Berazategui. Desde ese entonces, la red creció rápidamente incorporando miembros en todo el mundo y produciendo cientos de películas en localidades donde nunca habían llegado las cámaras, los actores y los relatos cinematográficos. Si bien cada sede mantiene su autonomía, todas coinciden en este proyecto que nació en el sur del Conurbano: el de producir cooperativamente para narrar nuevas historias y dar espacio a nuevas voces que participen de la memoria de los pueblos.
- ¿Cómo nace el primer Cluster Audiovisual en la provincia de Buenos Aires?
- Yo creo que todas las personas que vivimos del cine somos privilegiados. Es un área que nos ha tratado muy bien, donde hemos podido crecer intelectualmente. Entonces, creo que ese beneficio tiene que volver a la comunidad. Hace once años atrás, con otra gente planteamos la necesidad de establecer un tipo de organización que no fuera un sindicato, una asociación, una fundación o una ONG, que fuera algo que no tuviera un carácter convencional y mucho menos consolidado en base a favores políticos. Lo que yo proponía era una interacción constante y concreta con las comunidades de Latinoamérica, principalmente, pero no cerrándose al mundo.
- ¿Qué es lo permite el cooperativismo en la realización audiovisual?
- Lo que te permite es justamente acortar los tiempos de concreción porque una película en términos normales, dentro lo que podría considerarse cine independiente, lleva tantos años como una película INCAA. Además de que es muy muy difícil para una persona novel hacer un proyecto en INCAA. Todos los requerimientos son difíciles de remontar.
Por otra parte, hoy en día no es difícil producir contenido, ya que hay celulares de alta gama que te generan rangos dinámicos realmente sobresalientes. El tema es cómo lograr que se vea ese contenido habiendo tanta sobreabundancia, ¿no? Es casi imposible entrar a festivales si no sos parte de un lobby que te propicia. Nosotros, agrupados, tenemos festivales propios como el el FiCiProx o el Festival Internacional de Realización Audiovisual que nació en San Clemente del Tuyú y que ya lleva cinco ediciones.
No confrontamos, tampoco, con estas otras instituciones, ni con colegas. No perdemos el tiempo, estamos muy en otro lado. Siempre vamos a crear y avanzar. Si hay conflictos, que los hay obviamente, deliberamos, votamos y avanzamos. Lo que hacemos es ayudarnos entre nosotros. En el mundo audiovisual hay lo que podríamos definir como formas de extractivismo, gente que quiere volcarse a hacer cine que tiene recursos, pero no quiere poner nada. Entonces bueno, no es sano que esa gente recurra a la red porque no somos proveedores de mano de obra gratuita, al contrario.
- Ven ahí una forma de distanciarse de ese extractivismo.
No siempre, pero sí muchas veces el cine de espectáculo o de autor, que tanto conozco desde hace décadas, corresponde con ciertos patrones de producción y construcción que tienen que ver, obviamente, con los programadores y los premios que se conceden en Europa y en Estados Unidos. No nos metemos en el área de contenido: hay gente en la red que filma cine de género, que lo filme, hay gente que rompe totalmente con todas las pautas de lenguaje, que no haga. En lo que sí nos metemos es con el tema de cuidar a la propia red de ese extractivismo y de que en los rodajes haya un espacio seguro, ameno. Porque todo eso justamente es parte por ahí, lamentablemente, de ese otro cine industrial que tiene las puertas bien cerradas. No queremos ser parte de eso.
- ¿Existe alguna experiencia similar en Latinoamérica?
- No, realmente rompemos con muchísimos parámetros. Yo hace no mucho tiempo fui a Rusia, fui a Corea, también Europa y pregunto, obviamente, si hay alguna red similar y no hay nada similar. La red no tiene prejuicios ni de clase, ni de todo el piel, ni de estatus social, tampoco de elecciones sexuales, ninguno de esos aspectos son tenidos en cuenta al momentos de que alguien se quiera sumar. Menos aún si tiene o no experiencia. Son espacios abiertos de verdad, sin jerarquía. Hay roles, sí, pero en las asambleas todos tenemos un voto y el mismo derecho a hablar. Además, no manejamos dinero. El dinero lo manejarán las productoras. Lo que nosotros proponemos es un espacio de encuentro donde, ya te digo, la prioridad total y absoluta sea compartir recursos y experiencias para filmar.
- ¿Cómo creció la Red?
- Hay mucha gente que tiene esta inquietud justamente de distanciarse de las instancias de industria, mercado, academia, y demás. Como te digo, son instancias que tienen sus conveniencias, sus intrigas palaciegas, si se quiere, toda una cuestión de estatus quo que es refractaria a nuevas miradas e improntas de nuevo tenor. Siempre hay una aristocracia ahí haciendo daño, realmente, porque acaparan recursos de una forma caprichosa o lobbista. Entonces, bueno, en una charla como la que estoy teniendo con vos, pero en un Festival de Cine de Bolivia, por ejemplo, automáticamente va a haber personas que se te acercan y buscan sumarse a la red para compartir recursos. Así fue creciendo la red y sigue haciéndolo.
- Han logrado establecer acuerdos con distintas localidades del país para facilitar los rodajes cooperativos ¿Cómo fue eso?
- Es un Marco-Acuerdo, lo que establecemos. Un Marco-Acuerdo de mutuos compromisos muy general, pero que en la práctica es sumamente efectivo. Tenemos un municipio emblemático, en ese sentido, que es Marcos Paz en la provincia de Buenos Aires. Un municipio que está a cincuenta kilómetros de distancia, de 45.000 habitantes y que, gracias al acuerdo, ya ha tenido más de cien rodajes. Realmente funciona y es muy evidente e inmediata la evolución. Con este mismo sistema, filmamos hace un par de años en Galvez, Santa Fé, La reina desnuda. Hoy ya se está por filmar otra película ahí y hay prevista otra para el año próximo. Son localidades donde no se hablaba de establecer nada parecido a una producción ni siquiera lejanamente esporádica. Ahora es continua.
- ¿Cuál es el horizonte del Cluster?
- Si la red no crece, muere. Se trata de no acaparar nada y de trabajar con todo tipo de energías. Hay personas que realmente no tienen conocimiento porque o no lo han necesitado o no lo han imaginado, pero participan desde otros lugares, en espacios que alguien que viene desde el audiovisual no podría nunca aportar y eso genera una fuerza mayor. Si fuéramos solo un enjambre de directores o productores sería realmente muy aburrido, muy competitivo. Hay una idea de priorizar las distintas voces y que todos puedan narrar. Acá todos pueden filmar lo que quieran y se lo apoya, siempre y cuando no genere ningún tipo de daño y que las condiciones de rodaje sean amables.