La trama es siniestra. Sindicalistas de Luz y Fuerza y de otros gremios del sector de Tucumán saben hace tiempo --aunque no se conoce aún con precisión desde cuándo--que Marita Verón está muerta. La joven, secuestrada en abril de 2002 por una red de trata para explotación sexual, habría ingresado a la clínica Luz Médica, de la capital provincial, propiedad del exdirigente de Luz y Fuerza, Julio Luna, y de su esposa, Marta Fernández. No se sabe si Marita llegó con vida y falleció ahí o directamente se trasladó su cadáver para mantenerlo en la morgue por algunos días. Alguien le sacó fotos ya muerta. Y esas fotos se guardaron en una carpeta y fueron usadas para extorsionar a Luna y presionar al sindicato. Luna, quien murió a fines de diciembre de 2020 por covid, le habría hecho un favor a Rubén “la Chancha” Ale, líder de la organización criminal más conocida de Tucumán, que fue condenado en 2017 por lavado de dinero, entre otros delitos, y a quien Susana Trimarco, madre de Marita, siempre señaló como máximo responsable de la desaparición de su hija, pero que nunca llegó a ser condenado por ese hecho.

Tampoco se tiene acreditado aún en qué momento Marita habría ingresado al sanatorio. Es decir, si fue en días cercanos a su secuestro o algunos años después.

La existencia de esa carpeta salió a la luz a principios de este año en una reunión gremial, en Tucumán, donde se comentó a viva voz, como al pasar, cómo se había usado para negociar o presionar a otro sector sindical. Se usó para dar un “carpetazo”. Un testigo de ese encuentro lo contó en la justicia. Con ese testimonio, el titular de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), Marcelo Colombo, abrió una causa por encubrimiento del destino final de Marita, que luego derivó al fiscal federal de Tucumán, Agustín Chit. La noticia la reveló la periodista tucumana Mariana Romero y este miércoles, Trimarco ratificó la información en una conferencia de prensa. Trimarco, Micaela, la hija de Marita, y la Fundación María de los Angeles, se constituyeron en querellantes en la causa.

“La Chancha” Ale, que falleció en junio cumpliendo prisión domiciliaria, llegó a ser el presidente del Club Atlético San Martín, la mayor institución del fútbol tucumano, donde también habría querido hacer pie Luna. El sindicalista devenido empresario de la salud, fue también dirigente deportivo: Primero condujo al club de básquet Tucumán BB, en donde supo ser jugador y luego presidente. Y luego tomó el control AllBoys de esa provincia.

La justicia federal ya pudo comprobar con testigos que han declarado en la causa que Luna tenía vínculos cercanos con el clan Ale. Y se acreditó con escuchas telefónicas la existencia de la carpeta con las fotos del cuerpo de Marita, aunque no hay expectativa de encontrarla.

En el marco de la investigación judicial por encubrimiento se hicieron varios allanamientos en Tucumán y Buenos Aires. Y declararon más de una veintena de testigos. Ya hay más de una requisitoria de indagatoria a personas que habrían tenido esa carpeta elevada por el fiscal Chit. Llamativamente, el juez federal José Manuel Díaz Vélez aun no resolvió si accede al pedido del fiscal.

¿Qué clase de persona hay que ser para ver por años a una madre desesperada buscar con vida a su hija y no decirle que está muerta? Y peor, aún, usar fotos de la joven muerta en provecho propio. Seguramente, el miedo frente a prácticas mafiosas, y pactos entre criminales en el marco de disputas sindicales, han logrado que se guarde esa información por tanto tiempo.