El crimen de Morena Domínguez le puso fin, brutal y anticipadamente, a la campaña electoral. A solo cuatro días de las PASO, la tragedia por el asesinato de la nena de 11 años, que fue asaltada en Lanús mientras caminaba para ir a la escuela, enlutó la recta final y llevó a que todas las fuerzas políticas suspendieran sus respectivos cierres de campaña. Axel Kicillof canceló el acto que tenía programado en Merlo, Patricia Bullrich el que tenía en Lanús, Horacio Rodríguez Larreta el que tenía en La Plata, Juan Grabois el que tenía en Paternal y Sergio Massa el previsto en el Teatro Argentino. Fue un despliegue testimonial de duelo político que, sin embargo, no tardó en ir acompañado por el carancheo electoral. Desde Javier Milei pidiendo "reprimir el delito sin titubeos" a dirigentes de Juntos por el Cambio aceitando el caballito de batalla de la inseguridad, pasando por una operación burda contra la diputada Natalia Zaracho, cuyo origen fue rastreado hasta las usinas del mismo municipio de Lanús. Como si fuera poco, durante gran parte del día se buscó instalar que los responsables del hecho eran menores de edad -algo que luego fue desmentido- en un intento de provocar oleadas de furia punitivista en un contexto ya golpeado por la tragedia.
Fue una bomba que detonó en el sprint final de la campaña electoral y dejó recalculando a gran parte de la dirigencia política. Salvo a los "libertarios" de Milei, que aprovecharon la tragedia para bombardear desde sus redes sociales y entrevistas radiales contra el garantismo y los derechos humanos. Al resto de las fuerzas políticas, sin embargo, les costó recomponerse del shock generado por la muerte de Morena. La reacción inmediata, tanto desde Juntos por el Cambio como de Unión por la Patria, fue la misma: suspender automáticamente todas las recorridas y actividades que habían organizado para el cierre de campaña. Se debía, fundamentalmente, a que ambas alianzas políticas estaban siendo destinatarias de la furia y angustia vecinal: el secretario de Seguridad de Lanús, Diego Kravetz, y el intendente y candidato a gobernador, Néstor Grindetti, ambos alineados con el ala bullrichista de JxC, pero también el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, y el gobernador Kicillof.
"Si esto hubiera pasado en mi municipio todos los medios habrían salido a matarme, pero como ocurrió en Lanús, donde gobierna Cambiemos, es culpa del gobernador", cuestionó un intendente peronista mientras volvía de Merlo, luego de que Axel Kicillof hubiese decidido suspender el acto de cierre que iba a realizar en el distrito junto a Sergio Massa. La decisión había sido largamente conversada y discutida, pero finalmente el oficialismo coincidió en que el horno no estaba para bollos y que cualquier display de mística militante sería inmediatamente contrastado con la indignación y el desconsuelo de las filas de familiares, amigos y vecinos que marchaban en Lanús por la muerte de la niña. "Ibamos a tener a casi todos los medios con la pantalla partida, mostrando a la derecha al gobernador con discurso de barricada y a la izquierda con la movilización de los vecinos puteando a la política. Es una contradicción que espanta a cualquiera", reflexionó uno de los integrantes de la mesa bonaerense.
La respuesta de Kicillof -a la que se plegó el propio Massa respecto de su cierre en el Teatro Argentino- se había sumado a la actitud adoptada por JxC. El primero había sido Grindetti, que salió temprano a anunciar que suspendería todas sus actividades, y luego lo fueron emulando el resto de los dirigentes nacionales de la alianza opositora, como Bullrich, Rodríguez Larreta e, incluso, Martín Lousteau. Entre los mensajes de congoja y pedidos de justicia, más de un dirigente aprovechó para dejar un mensaje electoral. "No podemos seguir viviendo con tanta angustia y miedo. Esto no da para más. Transformaron a la Argentina en un país invivible", cuestionó Bullrich, a través de sus redes, sin mencionar que el crimen tuvo lugar en el distrito de su candidato a gobernador bonaerense.
En medio del drama social, la especulación sobre cómo el hecho impactará en las elecciones es una incógnita abierta. El oficialismo rechaza que vaya afectar su performance en la provincia de Buenos Aires -donde se dará la principal batalla electoral-, pero sospechan que la oposición buscará poner el dedo en la llaga en un área sensible como la inseguridad. Las encuestas que circulan en el búnker de campaña, las recorridas en los barrios, las conversaciones con vecinos: todas le dan a UxP que la seguridad es una de las mayores preocupaciones ciudadanas. Massa ha intentado encarar el tema en varias de sus actividades y apariciones públicas, buscando disputarle a Bullrich el discurso del "orden". Sin embargo, de momento, en UxP sospechan que la ex ministra de Seguridad saldrá rápidamente a capitalizar la situación.
La izquierda, mientras tanto, también salió a pedir justicia. La precandidata del PTS, Myriam Bregman, decidió suspender el acto de cierre en el Club Atlético Fernández Fierro, mientras que el precandidato del PO, Gabriel Solano, reprogramó el Cabildo Abierto para este jueves.
La supuesta confesión de un menor
Fue la versión que se instaló, según trascendidos que llegaban de Lanús, temprano a la mañana: uno de los detenidos por la muerte de Morena era un adolescente de 14 años que había confesado el acto. Con el correr de las horas, el propio Sergio Berni lo desmentiría, aclarando que los acusados eran dos jóvenes de 25 y 28 años, pero el daño ya estaba hecho: en las redes y los medios ya pululaban los reclamos enardecidos para bajar la edad de imputabilidad. Pero no solo eso, sino que muchos buscaron responsabilizar a la diputada de Patria Grande Natalia Zaracho por el hecho, denunciando que el menor detenido era uno de los adolescentes que ella había defendido de una golpiza policial en febrero (motivo por el cual luego fue detenida).
Zaracho salió a defenderse en sus redes sociales, calificó de "cobardes" a quienes instalaban operaciones "para desviar responsabilidades en un momento tan delicado", pero no fue hasta horas más tarde que se terminó conociendo toda la historia. No solo el menor no estaba entre los responsables, sino que el padre de Morena, Hugo, es operario en una de las cooperativas de reciclado del MTE, es decir de la misma organización de Zaracho (también de origen cartonero). "Los familiares de Morena son nuestros compañeros, son nuestros hermanos, y la niña que hoy no está con nosotros podría ser nuestra hija", señaló a la noche el líder del espacio, Juan Grabois, luego de haberse reunido con la familia de Morena.
Grabois, que había suspendido horas antes su cierre de campaña en el microestadio Malvinas Argentinas, responsabilizó directamente a Kravetz y Grindetti por haber salido a instalar la operación contra Zaracho: "En el marco de ese show que ofende el duelo de los familiares de la niña y compañeros de trabajo, comenzaron a detener personas a mansalva, muchas sin relación alguna con el hecho. La desvergüenza fue tal que el propio intendente municipal llamó personalmente a las redacciones de los principales portales para señalar a Natalia Zaracho, compañera de trabajo del padre de la niña, para buscar un chivo expiatorio frente al repudio generalizado", denunció el precandidato presidencial de UxP.