Una familia tipo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) necesitó 249.648 pesos en julio para no caer en la pobreza y 138.535 pesos para no ser indigente, es decir, para poder adquirir al menos alimentos con nutrientes básicos, según informó este jueves la Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires (Dgeyc). La Canasta Básica Total –usada para medir la pobreza- creció en julio 5,8 por ciento respecto del mes anterior, marcando la tercera desaceleración intermensual consecutiva e igual comportamiento siguió la Canasta Básica Alimentaria –que mide indigencia-, que creció 5,5 por ciento en julio. Los precios de alquileres y expensas en CABA elevan el costo de vida al menos hasta 384.417 pesos, según la estadística oficial.
Los datos de la Dgeyc anticipan en cierta manera la publicación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) y las líneas de pobreza e indigencia a escala nacional para el mes de julio que el Indec dará a conocer el martes y jueves de la semana próxima respectivamente.
Las líneas de pobreza e indigencia en CABA evolucionaron por debajo del índice general de precios, que en julio marcó una aceleración leve al ubicarse en 7,3 por ciento mensual. Ese comportamiento también se verifica a nivel nacional y se explica por una desaceleración relativa del item de alimentos y bebidas.
Los datos de CABA no solo se relevan para una familia tipo sino para los hogares unipersonales. Así un adulto varón de 25 años, económicamente activo y propietario de la vivienda, necesitó percibir al menos 45.421 pesos para no caer en la indigencia y 85.653 pesos para no ser pobre en el mes de julio.
Es importante tener en cuenta que en ninguno de los dos casos –familia o individuo- se considera el gasto en alquiler y expensas como parte de las canastas. De acuerdo al último relevamiento del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) para el mes de julio, la mediana del alquiler de monoambientes en CABA fue de 120.000 pesos y la mediana para los departamentos de dos ambientes fue de 150.000 pesos, sin contemplar expensas, las cuales alcanzan en promedio el 12,6 por ciento del precio de los alquileres, sostiene el informe.
En una semana en la que uno de los principales precandidatos a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires impulsó una controversial medida para que las y los jubilados se deshagan de la propiedad de su vivienda, es importante volver a mensurar el problema del acceso a la vivienda en CABA, el cual tiene bastante menos que ver con la existencia de propietarios como por las dificultades para encontrar una vivienda en alquiler, ya sea por los fenómenos de gentrificación como el más reciente de alquileres temporarios en dólares que convierten a una decisión bastante cotidiana en un real incordio.
Luego cuando se contabiliza el precio de alquiler y expensas que mensualmente pagan las y los inquilinos, las categorías sociales de la Dgeyc se amplían. Así la medición de la “Canasta Total” (CT), que incluye alquiler y expensas y otros gastos de mantenimiento del hogar, indica que si los ingresos de una familia o individuo superan la línea de pobreza pero no alcanzan a cubrir la CT pertenecerán al segmento de “pobres no vulnerables”: dicha canasta se valuó en 307.534 pesos para un hogar tipo en julio. Los “sectores medios frágiles” pueden cubrir la CT pero no logran superarla en 1,25 veces, es decir, son aquellos que cobraron menos que 384.417 pesos en julio. Y luego la “clase media” es la que cubre el límite máximo anterior pero no llega a multiplicar por 4 la CT y son aquellas familias cuyos ingresos no superaron los 1.230.134 pesos en julio.