Los últimos movimientos dentro de Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires siguen despertando algunas chispas y pases de factura. La decisión del diputado radical Facundo Manes y la ex gobernadora María Eugenia Vidal de encolumnarse con el proyecto liderado por Horacio Rodríguez Larreta trajo consigo la chicana de Patricia Bullrich, que minimizó el apoyo a “dos votos”, pero también recordatorios, refrescadas de memoria y algo de historia que condimentan la ya picante interna opositora.
Desde la UCR que comulga con la ex ministra de Seguridad aseguran que el neurólogo “siempre juega sólo”, algo desmentido por el equipo de Manes. Y desde el vidalismo remarcan que si bien entienden la postura de "desencanto" de Cristian Ritondo le recuerdan que su decisión que encabezar la lista de candidatos a Diputados de "Pato" tampoco fue consultada con el entorno de la ex gobernadora. Según dicen, Ritondo sabía cuál era la preferencia de Vidal. “Nadie le puso condiciones igual”, destacan.
Las críticas que hoy provienen desde las huestes del titular del radicalismo provincial, Maximiliano Abad, son tomadas por el espacio de Manes como algo que no sorprende y que no son novedosas. “Ya hemos escuchado hablar de esto de la soledad, pero en los últimos actos Facundo estuvo en Tandil o en Salto en compañía de intendentes”, cuentan como ejemplo cercano. Además, sostienen que es consecuente con su accionar desde el 2021 y, específicamente, por su perfil político.
Según la perspectiva de un fiel ladero del diputado que aspiraba a ser candidato presidencial. “algunos pensaron que se podía prescindir de él, y de su nuevo liderazgo" y que, por el sólo hecho de no compartir la visión del partido a nivel nacional, su futuro no encontraría rumbo dentro del partido centenario.
Como es sabido, Manes quería fórmulas radicales, principalmente a nivel nacional. “Facundo está convencido de que había que tener candidaturas radicales en todos lados”, repiten, pero señalan que el neurocirujano también entendía que había que construir la unidad. Según explican desde su equipo, esa unidad hoy se sintetiza en la candidatura de Diego Santilli, con quien compitió, perdió, y luego unió fuerzas en las elecciones legislativas del 2021.
A la conclusión que arriban cerca de Manes es que desde la facción radical de la provincia “se extremaron” al momento de manejar sus diferencias con la conducción de Gerardo Morales. Por ende, hoy cuesta encontrar figuras del radicalismo que puedan sostener el discurso de Bullrich sobre temas como, por ejemplo, el vínculo con el Fondo Monetario Internacional o el cepo. “Yo hago campaña con Horacio y no me tuve que tapar la cara nunca”, destaca un dirigente manista a BuenosAires/12. Y sentencia: “Horacio no pisó el palito”.
La decepción de Ritondo
Tras hacer público su apoyo al Jefe de Gobierno porteño, María Eugenia Vidal recibió las críticas más feroces o, quizás, mas inesperadas. El ex presidente Mauricio Macri, líder de Juntos por el Cambio, dijo que su perfil se había “desdibujado” y cuando quiso suavizar su postura con un posteo en Twitter, hizo hincapié en el “valor de la palabra”. Allí, vinculó su cuestionamiento a las declaraciones de Ritondo, que estaba convencido que Vidal mantendría su imparcialidad.
Desde las filas de la ex gobernadora consideran que no hay decisión tomada por ella que no sea consecuente con su forma de actuar en este último tiempo. “María Eugenia siempre dijo que no iba a manifestar su preferencia personal hasta que esté garantizada la unidad, y como eso está, ella tiene la tranquilidad de ser sincera con todos los argentinos”, explica uno de sus laderos más cercanos.
La visión en el vidalismo es que el lunes 14, luego de las PASO, todos estarán juntos y sin rispideces. Sin embargo, afirman que “lo de Cristian es entendible". "Cuando él tomó su decisión, una decisión que fue personal, fue sin condicionantes”, explican y agregan: “Él decidió sabiendo cual era la preferencia de María Eugenia”.
Más allá de estas discrepancias, ambos bandos aseguran que la unidad en el búnker electoral es la clara señal de que se trabajará en conjunto sea cual sea el resultado. “No hay espacio para lo de La Plata, porque la chiquita se juega cuando hay zozobra: la dificultad lleva a juntarse”, señalan.