“La canción siempre es soberana”. Julieta Díaz le dibuja un sereno paréntesis a su cosa actoral, y penetra de lleno en la música, su otro metier. Se mete ahí donde, hace unos pocos años (cuatro, apenas), comparte días y canciones con el cantante y compositor uruguayo Diego Presa, a través de un dúo que ya tiene dos discos publicados (El revés de la sombra y Río), y va hacia una presentación en vivo, destinada a revisar ambos. Sobre todo el último y reciente Río, que presentarán en forma íntegra.
“Este disco es una profundización del trabajo en conjunto que venimos teniendo con Julieta, que pasa por la posibilidad de explorar otras vertientes y recodos. Jugar más con los ritmos, las influencias, y así consolidar el dúo”, señala Presa, ex miembro del trío Astillero, y actual del colectivo artístico uruguayo Buceo Invisible.
El toque de la supla será este sábado 12 de agosto a las 20.30 en Espacio Roseti (Gallo 764), bajo el austero formato de dos voces y guitarra. “Es un formato íntimo, en el que hablamos un poco de nosotros y de cómo llegamos hasta acá, con música y poesía”, sostiene Díaz, que trabó vínculo con Presa de manera remota, durante los aciagos días de la pandemia. “Desde las primeras charlas virtuales encontramos que coincidíamos en la admiración por algunos artistas en cuya obra estaba muy presente el golpe poético. Hablo de Leonard Cohen, de Gabo Ferro, de Eduardo Darnauchans, de Joni Mitchell… De una música jugada, al cabo, y de autores jugados a la palabra y un compromiso profundo con la belleza”, resalta Presa de un panteón al que Julieta le agrega los nombres de Mercedes Sosa, Janis Joplin y David Bowie.
-¿Cómo es eso que decías al principio de que la canción es siempre soberana, Julieta?
Julieta Díaz: -Me refería a la inclinación que tiene Diego de abordar los géneros musicales como disparadores, y no como puros. Así es como labura él, y me encanta.
-¿Se encontraron dos “iguales” o en el contraste está la química?
Diego Presa: -Digamos que se busca un equilibrio entre la personalidad artística de Julieta y la mía. Venimos de mundos diferentes… pero creo que el contraste es fuerza.
J. D.: -Y en la coincidencia, pese a las diferentes procedencias, de hacer canciones en las cuales la palabra importa, y la forma en que se transmiten esas palabras, también.
Algo de ello es lo que el dúo muestra efectivamente en Río, disco que acaban de publicar mediante el sello Bizarro Records, donde la voz de Díaz ensambla con las guitarras acústicas y la mandolina de Presa, la guitarra eléctrica de Santiago Peralta, la batería de Ariel Iglesias, el bajo de Checo Anselmi, el piano de Juan Ravioli y el violín de Christine Brebes. “Siento que este disco es una capa más en la profundización de nuestro trabajo juntos. Nos conocemos más en todo sentido y eso se traslada al trabajo. Y además en lo musical nos metimos en nuevos espacios”, dice la actriz, respecto del ecléctico trabajo que reúne algo de rock, con balada, milonga y blues, y dos versiones de otros, entre una mayoría de propias: “Volver a volver”, de Gabo, y “La canción quiere”, de Zitarrosa.
-¿Por qué Río?
J. D.: -Porque veníamos pensando un nombre que simbolizara nuestro trabajo de a dos, complementario, desde la poesía y algún concepto que pueda tener ida y vuelta. Algo dinámico pero sintético, digamos. No sé si soy clara (risas), pero estábamos en esa búsqueda y el diseñador del disco y de muchas imágenes del dúo, Sebastián Santana, nos propuso Río, nombre que nos pareció perfecto. Acordaba totalmente con la búsqueda.
J. P.: -Por supuesto que este río del título, es el río que une y separa nuestros países, pero también implica un tercer territorio misterioso, cambiante, distinto a las partes separadas.
-¿Que se fuga, equidistante, entre bluses y milongas, acaso?
J. P.: -¿Acaso el blues no es música del sur? Hay algo de milonga y por qué no de candombe en su manera de decir.
-Y de milonga hay mucho en “Luz de río”...
J. P.: -Es que hay un linaje en la música popular uruguaya que me interesa particularmente. Y es el que está vinculado a la milonga. Desde el tango de principios del siglo XX, pasando por Osiris Castillo, Zitarrosa, Dino, su sonido podría ser una expresión del espíritu de este lado del río. Por supuesto son vibraciones que compartimos con Julieta.
J. D.: -Obviamente. Yo siento muy cerca a la milonga, hasta en mi manera de frasear.
-¿Y el blues cómo lo sentís, Julieta? En el disco se expresa claro en “Serpiente en vuelo”.
J. D.: -Amo y siento muchísimo el blues. Siento que nuestras letras tienen mucho de él. Y cuando Diego va para ese lado siempre, siempre, me fascina. Es algo que me gustaría investigar más juntos, y justamente es un pedido a futuro que le acabo de hacer a él (risas), pero blues, retomo lo de la “canción soberana”, más como disparador que como género puro… Diego labura más de esa forma y me encanta.
-¿Qué ha implicado parta ustedes El revés de la sombra, el disco anterior? ¿Cuál sería la llave para entrar en él, para quienes aún no lo conocen?
J. D.: -El encuentro de nuestras voces y nuestra poesía, y cómo la música de Diego lo buscó, y nos encontró ahí. Es hermoso.
D. P.: -Por sus canciones frescas y cercanas lo es, claro. El revés de la sombra fue nuestra primera experiencia juntos y de alguna manera contiene esa mirada sorprendida y entusiasmada del primer encuentro.