"Bueno, me va a disculpar mi francés pero ¿quién carajo es Stevie Wonder?", preguntó el veterano reportero de policiales Ralph Miller cuando un contacto policial lo llamó, en la tarde del 6 de agosto de 1973. Quería pasarle el dato de que Wonder, músico de 23 años, estaba en coma en el hospital Rowan Memorial, en Carolina del Norte. Wonder estaba luchando por su vida tras un horrible accidente vial en la Interestatal 85.
Pero a Miller y al personal del hospital no les llevó mucho tiempo darse cuenta que tenían una superestrella entre manos. The Jackson 5, quienes por casualidad tenía planificada una presentación al día siguiente en Carolina del Norte, ofrecieron su jet privado para cualquier necesidad de traslado que tuviera el hospital. Las enfermeras fueron acosadas por los medios y tomaron llamadas telefónicas y telegramas de todo el mudno, una lista que incluía a nombres que iban de Paul McCartney a Roberta Flack. Todos querían estar actualizados sobre las condiciones de salud del hombre que había tomado por asalto los rankings pop ese mismo año con los éxitos globales “You Are the Sunshine of My Life” y “Superstition”.
Esta semana se cumplieron 50 años del choque de Wonder. El 6 de agosto de 1973 fue un día trascendental para el futuro de la música, con Wonder felizmente escapando de la muerte en la carretera -un destino que terminó con las vidas de muchos grandes músicos, incluyendo a Bessie Smith, Duane Allman y Marc Bolan. Fue una bochornosa y seca tarde de lunes, solo tres días después del lanzamiento de su magnífico album Innervisions; la noche anterior Wonder había ofrecido un concierto en Greenville, Carolina del Sur. El cantante, tecladista y compositor, ciego de nacimiento, estaba en el asiento de pasajeros de un sedán Mercury Monarch de ese año, un auto de alquiler de la compañía Hertz que conducía John Wesley Harris, su primo de 24 años. Estaban en camino a dar un show a beneficio para WAFR -la primera estación radial comunitaria negra- en Durham, Carolina del Norte. El accidente ocurrió cerca de Salisbury.
Wonder –nacido como Stevland Hardaway Judkins el 13 de mayo de 1950, en Saginaw, Michigan, y a quien bautizó con su nombre artístico Berry Gordy, el jefe del sello Motown- se había quedado dormido mientras escuchaba una mezcla de Innervisions con auriculares. Distraído, Harris no vio un camión con acoplado Dodge que iba adelante, conducido por Charlie Shepherd, de 23 años; los dos vehículos colisionaron.
Uno de los mitos que quedó fijado es que un gigantesco tronco de pino había atravesado el parabrisas y golpeado en la cabeza de Wonder. La versión fue repetida por la madre de Wonder en su biografía de 2002 Blind Faith: The Miraculous Journey of Lula Hardaway: “Hubo un chirrido enorme, el golpe de metal contra metal y entonces, de manera imposible, como si se tratara de una superproducción de película de acción de Hollywood, uno de los grandes troncos se desenganchó del camión y atravesó el parabrisas, golpeando a Stevie en la frente", aseguró.
Tres años después, cuando la revista Variety informó sobre el juicio civil de 1,5 millones de dólares iniciado por Wonder por el accidente casi fatal, la evidencia presentada incluyó un testimonio en el que detalla como el acoplado del camión de Shepherd había atravesado el parabrisas y lo había golpeado "con gran fuerza" en la frente. El impacto lo dejó inconsciente y sangrando profusamente de una herida en la cabeza. El camión terminó volcando, dejando al camionero rural con los dos tobillos rotos y el labio superior seccionado.
El relato de Lula no cuadra con el hecho de que Shepherd ya había dejado su cargamento de troncos en un pueblo llamado China Grove, al sur de Salisbury, bastante antes de la colisión. Las imágenes tomadas en el lugar del accidente por Bob Bailey, fotógrafo del periódico Salisbury Post, y las notas del policía patrullero Don Moran, muestran que el camión solo cargaba algunas piezas de madera y tableros quebrados.
Los miembros de la banda, que viajaban en otros autos, llevaron al inconsciente cantante al hospital más cercano. Shepherd, quien fue más tarde en ambulancia, fue colocado al lado de Wonder en la sala de emergencias del hospital. El camionero no tenía idea de la fama del artista, como tampoco el director de enfermeras DJ Whitfield, ni el cirujano Harold H. Newman Jr., quien más tarde le dijo a su atemorizada familia: "Lo tuve que coser".
Las lesiones en la cabeza de Wonder eran lo suficientemente graves para requerir que fuera transferido esa misma tarde a la unidad de terapia intensiva del Hospital Baptista de Carolina del Norte, a 65 kilómetros, en Winston-Salem. Courtland Davis, presidente de la Sociedad Neurológica de Estados Unidos, realizó una cirugía que le salvó la vida, tratando "una herida en el cerebro". Davis estaba impactado por los incesantes pedidos de comentarios y actualizaciones médicas desde el mundo de los medios. Tras su muerte a los 97 años, en octubre de 2018, su hija Jean Kutzschbach le dijo al Winston-Salem Journal: “Recuerdo el teléfono sonando todo el tiempo en casa. Hace poco estuvimos hablando de esa experiencia, y papá solo se rió y dijo 'me alegré mucho cuando Stevie se recuperó lo suficiente como para volver a Los Angeles, donde sabían cómo manejar la publicidad."
Los amigos y colegas que visitaron a Wonder en la terapia intensiva quedaron shockeados por su aspecto. Ira Tucker Jr., el jefe de equipo de Wonder, le dijo a la revista Esquire en abril de 1974: "Cuando llegué al hospital... man, ni siquiera podía reconocerlo. Su cabeza se había hinchado unas cinco veces su tamaño. Y nadie podía llegar a él".
Tucker estaba convencido de que el poder de la música había traído de vuelta a Wonder desde el borde de la muerte. "Sabía que a él le gustaba escuchar música a volumen realmente muy alto, y pensé que si le gritaba en el oído quizás lograba llegarle. El médico me dijo que lo intentara, que no podía hacerle ningún daño", recordó. "La primera vez no tuve ninguna respuesta, pero al día siguiente volví, me puse justo al lado de su oído y canté 'Higher Ground'. Su mano estaba descansando en mi brazo, y tras unos momentos sus dedos empezaron a moverse al compás de la canción. Ahí grité de alegría y dije '¡Este tipo va a lograrlo!'"
Wonder pasó dos semanas en Winston-Salem. Se hizo amigo de un empleado de seguridad del hospital llamado Larry Woolard; más tarde asistiría a su boda. Cuando los médicos le sugirieron cirugía plástica para remover las marcas que había dejado el golpe, Wonder les dijo que dejaran la cicatriz en la parte derecha de su frente como recordatorio de lo que había atravesado.
Wonder dejó el Winston-Salem el 20 de agosto, para terminar su convalecencia en un centro médico de Los Angeles. Había perdido el sentido del olfato y el gusto y todavía estaba bajo fuerte medicación. Durante todo el año siguiente sufriría de severos dolores de cabeza y fatiga. Tucker fue otra vez una fuerza motivadora para su recuperación. Wonder era un talentoso multiinstrumentista: además de cantar, en Innervisions tocaba el piano eléctrico Fender Rhodes, la batería, el bajo, el sintetizador Moog y el Clavinet. Estaba profundamente preocupado por la posibilidad de no ser capaz de volver a tocar instrumentos. Tucker llevó un Clavinet al centro médico y recordó el "pánico" del músico mientras miraba el instrumento. "Finalmente lo tocó, y podías ver la felicidad descendiendo sobre él. Nunca lo olvidaré", relató.
Los médicos insistieron en que Wonder cancelara su gira de Innervisions por 20 ciudades, que tenía su fecha de inicio fijada a fines de 1973. La inevitable pausa lo llevó a sentirse extremadamente nervioso con respecto a volver a presentarse en vivo. Sus primeros pasos de regreso al escenario contaron con la ayuda de su amigo Elton John, a quien conocía desde 1971, cuando John fue a encontrarse con Wonder el aeropuerto de Heathrow y la estrella de Motown lo recibió cantando "Your Song". Dos años después, solo siete semanas después del accidente, Wonder estaba a bordo del jet de gira de Elton, volando de New York a Boston para el show del 25 de septiembre de 1973. En el vuelo, relajado y con ánimo de disfrute, Wonder tocó un popurrí de los éxitos de John, incluyendo "Crocodile Rock".
En el show del Boston Gardens, Elton hizo una pausa para hablar. "Esta noche está aquí un amigo mío que fue gravemente herido en un accidente hace algún tiempo..." Las 15 mil personas presentes enloquecieron al darse cuenta que Stevie Wonder estaba allí. Los técnicos colocaron un piano eléctrico y el dúo se puso a zapar con versiones de "Honky Tonk Women" de The Rolling Stones y la propia "Superstition" de Wonder. Más tarde, Stevie describió la performance como el comienzo de su recuperación pública. Aún atormentado por los dolores de cabeza y el cansancio, en 1973 dio un show a beneficio más para un colegio negro, y luego postergó sus fechas para enero de 1974, cuando comenzó de nuevo con un concierto en Francia y dos shows diarios en una residencia de cinco días en el Rainbow Theatre de Londres.
Gradualmente, Wonder empezó a creer que el choque era algo destinado a suceder, porque todo lo que vino después lo llevó a "un lugar mucho más espiritual, que me hizo ocupar de un montón de cosas que concernían a mi vida y mi futuro". Wonder, que no consumía drogas y solo tomaba una cerveza ocasional o una copa de vino rosado, dijo después del accidente: "Ni siquiera tomo, man". Cuarenta años después, aun recordaba la fecha como algo remarcable. "Fue un 6 de agosto que casi muero en ese accidente de auto. También fue un 6 de agosto, en 1988, cuando nació mi hijo Kwane. La vida tiene su gracia."
En los tres años que siguieron al accidente, Wonder lanzó tres discos –Fulfillingness’ First Finale (1974), Songs in the Key of Life (1976), y Journey Through ‘The Secret Life of Plants’ (1979)– que sintetizan uno de los cuerpos artísticos más perfectos de cualquier artista moderno. Su canción "Higher Ground", sobre la redención y el juzgamiento, sigue siendo una inspiradora obra maestra. Y meterse de nuevo en automóviles no parece haber significado un problema para el músico. Tal como le dijo a Oprah Winfrey en 2004: "Lo sorprendente es que cuando me meto en un auto me quedo dormido, y me despierto cuando sé que llegué a casa".
Interrogado sobre hasta qué punto el accidente había sido un evento definitorio en su vida, Wonder contestó: "Es significativo, pero fui bendecido por haber salido de eso. Dios me dio vida para seguir haciendo cosas que podría no haber hecho nunca". 50 años y 25 Grammys después de aquella tarde casi fatal, todos pueden sentir el agradecimiento de que semejante genio musical haya sobrevivido a aquella carretera.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.