Miseria es una piba flaquita, a punto de ser mamá, que vive con Cometierra y su hermano, el Walter, el papá del bebé. Las adolescentes que crecieron en el conurbano bonaerense son más que amigas, hermanas. Y se mudaron a "la ciudad". Una de ellas tiene "un don que es oro" y la otra una fuerza que empuja montañas. Lo demás hay que leerlo en la segunda novela de Dolores Reyes, que se presenta hoy, a las 19.30, en el Auditorio Angélica Gorodischer de la Feria Internacional del Libro 2023, con coordinación de Carolina Rolle. La voz de las pibas conurbanas se hace fuerte. "Es una novela que está muy centrada en la amistad de las mujeres, incluso las amistad con otras más grandes, que traen sus saberes", contó Dolores Reyes en diálogo con La siesta jugada, por Radio Nacional Rosario. Cómo eligió continuar su premiada y elogiada primera novela, Cometierra, en una especie de diálogo con su amiga, Miseria, tiene que ver con la vida propia que adquieren las historias. "Me interesa acompañar a mis personajes y no juzgarlos", asegura. Y dice que vio a la piba embarazada, la vio ir al hospital, trabajando casi a punto de dar a luz. "Sentía que la tenía que acompañar y ver qué le pasa a una piba de esa edad, en un lugar nuevo, cargando un bebé", cuenta. Las violencias se empalman en la vida de estas pibas y los femicidios son el pan de cada día a su alrededor.
"Nací en el 78 y crecí viendo organizaciones de mujeres que buscaban a sus hijos en la tierra, no como una metáfora sino como la realidad más descarnada. Pienso que a la hora de ponerte a escribir, todo ese sedimento de tu vida vuelve como una suerte de metáfora o cuestión poética. La realidad es mucho más cruda y descarnada, seguimos en democracia buscando en la tierra a las mujeres que nos faltan", afirma esta escritora, que es docente desde los 19 años, y es también madre de siete hijos. En los agradecimientos de Miseria, el primero que se lee es "eterno y enorme" a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, "porque ellas nos enseñaron que seguir buscando es una forma de lucha".
¿Cómo decidió narrar voces de pibas conurbanas? "Fue bastante natural. Porque habiendo nacido en el conurbano, vivido, trabajado, parido, criado a mis hijos, sentía que era el lugar necesario para narrar, porque las pibas sufrían un montón de violencias, entonces por qué contarlas desde afuera, si las pibas eran protagonistas en la vida real. Por qué no ser protagonistas en la ficción y transitar todas esas precariedades y violencias desde la perspectiva de ellas. Para mí fue fundamental decidir que Cometierra iba a ser la hija de un feminicidio y que iba a contar su historia en primera persona".
Cometierra tiene el poder sobrenatural de encontrar a las personas. ¿Cómo incorporó ese elemento en su narrativa? "En el conurbano es muy habitual el tema de la curanderia, la videncia. En las escuelas incluso siempre hay alguien que te cura el empacho de palabra o con el metro, como hacían las abuelas, entonces lo viví siempre como algo muy natural", responde Reyes y muestra una de las cartas fundamentales: "Siento que nosotros dejamos en la tierra mucho más que carne y huesos, dejamos nuestra historia, nuestra huella, nuestra memoria y lo que hace Cometierra es poder interpretar eso que la tierra sabe y transmitírselo a los buscadores".
Estaba terminando su primera novela -cuya primera versión fue escrita en el taller de Selva Almada- cuando apareció Miseria. "Es un personaje que en la primera novela es chiquitito pero súper potente y me enamoré. Cometierra está fascinada también con esta persona, que no sabe si es un pibe o una piba, pero que es el centro de la fiesta. Me resultaba tan atractiva. Me recordaba a tantas alumnas que tuve, y de hecho las usé un poco para componer el personaje, porque eran pibas que habían tenido 10 millones de carencias, vidas súper duras y que sin embargo eran como una chispa de vitalidad y encanto, que es un don que traen las pibas", relata la autora su romance con el personaje que será tan coprotagonista que da nombre al libro. "Me servía mucho lo que ella iba a contar, lo que ella iba a atravesar y es como un contrapunto con Cometierra, que es tan dark en la primera parte de la novela, cuando está decidiendo si va a volver a la Tierra, si va a volver a utilizar su don o no y está súper reflexiva, muy pensativa, mientras que Miseria no para un segundo".
Cometierra termina con una salida, desde el conurbano hacia la ciudad. "Quería continuar la historia de 'la Florensia', que a mí me había liquidado. Me pasé como 15 días súper triste, de hecho terminé de escribir ese capítulo llorando", dice Reyes para luego contar algo más de la historia, pero mejor dejarlo para que vayan a buscarlo al libro. "Eso me había quedado ahí, como algo que quería continuar y también estaba la señorita Ana, un caso que nunca se cierra en la primera parte y que es como una presencia también muy cercana a Cometierra, que vive en sueños porque es una suerte de fantasma, y reclama justicia por sí misma. Bueno, esas dos líneas las quería continuar. Eso estaba súper segura y también los lectores, todos me preguntaban dónde fueron, dónde están, qué les pasa". Una escena del final de su primera novela le dejó la trama servida. "Es como una una apuesta hecha y que había que pagar con la escritura", afirma.