Mañana será el día definitivo. Pase lo que pase, solo uno de los dos candidatos a presidente de Juntos por el Cambio emergerá con la victoria y, ya sea Horacio Rodríguez Larreta o Patricia Bullrich, esto obligará al espacio a alinearse detrás de esa figura. Esto forzará, como es de esperarse, una serie de realineamientos internos, dejando ganadores y perdedores entre los que apostaron por uno o la otra (son muy pocos los que tuvieron el privilegio de la neutralidad). El resultado no será inocuo para Mauricio Macri: si bien el ex presidente no se jugó por anunciar su apoyo, todos saben que respalda a Bullrich. Los radicales, que se conformaron en todos los casos con segundos lugares, también se juegan su propia interna.
No tan distintos
Es bueno empezar por constatar algunas realidades.
Gane quien gane, el candidato a presidente de Juntos por el Cambio será una persona que, cuando tuvo responsabilidades de gobierno, eligió respaldar a la policía ante un caso de violencia institucional. Larreta lo hizo con la muerte de Facundo Molares. Bullrich lo hizo con Chocobar, Santiago Maldonado, Rafael Nahuel y la lista sigue.
Gane quien gane, la propuesta económica incluye eliminación de derechos laborales (y esto no es una interpretación: fue dicho explícitamente por ambos candidatos) como la indemnización por despido, el avance en un ajuste fiscal con mayor o menor velocidad según las circunstancias lo permitan, y una "salida del cepo", que es otra forma de decir devaluación.
Si se analizan los programas, la discusión no parece haber sido tanto de proyectos económicos como de construcción política: Larreta sostiene que gobernará con la ayuda del peronismo no K. Bullrich, que podrá tejer una alianza con el bloque de Javier Milei.
Pero con diferencias
No obstante, para nadie dentro de Juntos por el Cambio es lo mismo si gana Larreta o Bullrich. Todos apostaron a alguno de los dos, incluso Macri, aunque no lo hizo explícito.
Si vence Bullrich, copará el espacio alguien que hasta 2016 era virtualmente una recién llegada (sobre todo si se la compara con los "PRO puros" que vienen con Macri desde 2002 o antes). Bullrich tuvo un ascenso inédito de su estrella, primero como ministra de Seguridad -una de las favoritas de Macri- y luego cuando el entonces presidente decidió darle la presidencia del PRO. Si se queda con la candidatura contará con los resortes para alinear al resto de la tropa. ¿Pactará con el larretismo? Hasta hace un tiempo, si se le preguntaba a los dirigentes cercanos a ella a dónde imaginaban a Larreta en una presidencia de Bullrich respondían: "Como embajador en la luna". Habrá que ver si esa postura se aggiorna a medida que se acercan las generales.
Si gana Larreta, se lleva la candidatura un histórico del PRO, pero a su vez un dirigente que está visiblemente distanciado de su líder fundador, Mauricio Macri. De hecho, todo este año fue un tira y afloje entre ambos. La candidatura de Jorge Macri se la sacaron a Larreta con fórceps. Su decisión de coquetear con Martín Lousteau no se apagó ni hasta la última semana de campaña. Larreta se preparó toda su vida para ser presidente: si Bullrich le corta el camino, habrá que ver si se recupera y (ya sin el gobierno porteño, que no lo retiene un lugarteniente suyo) tiene una segunda chance en unos años.
En el larretismo dudan sobre qué hará Bullrich. Esperan que acompañe a Larreta, pero algunos tienen sospechas de que podría terminar más cerca de Milei. Si se recurre a su historial, Larreta siempre trató de sumar y desactivar a sus oponentes. Es probable que lo intente con Bullrich, si gana él, habrá que ver con qué suerte.
Macri se la juega
Para quien seguro no es lo mismo cual de los dos gane es para el ex presidente Macri. Si vence Bullrich, si bien él no la apoyó explícitamente, es probable que festeje como si fuera una victoria propia. Si gana Larreta, el panorama se complica.
Macri no decidió enfrentarlo abiertamente, pero se pasó la última semana hablando de sus diferencias con el jefe de Gobierno, lo que incluso generó un contrapunto público entre ambos. Si Larreta gana, queda a dos pasos del "parricidio", como llaman en el PRO al hecho de pasar a Macri a una jubilación política forzada. Quizás por eso Macri se enojó tanto con María Eugenia Vidal cuando jugó para Larreta.
Por lo tanto, para Macri una victoria de Bullrich es esencial para seguir tallando en Juntos por el Cambio (lo que no quiere decir que Bullrich no puede elegir relegarlo en el futuro, pero esa es otra historia). Una derrota de su sector pondrá a varios de sus aliados (Elisa Carrió, los radicales) a invitarlo a pasar a cuarteles de invierno. Y si Larreta llega a la presidencia, las acciones de Macri dependerán de qué tan bien o (sobre todo) qué tan mal le vaya.
Por más que Macri no se jugó, Macri se la juega.
Y los radicales
Y, de paso, los correligionarios tienen su propia interna (ya se sabe: les gusta la interna más que el dulce de leche). Gerardo Morales acompaña a Larreta junto con un grupo que incluye a Lousteau y a Gustavo Valdes. Y tardíamente, también Facundo Manes. Lo enfrentan los radicales mendocinos del "Grupo Malbec" que ubicaron a Luis Petri como vice de Bullrich. Allí están Alfredo Cornejo y Ernesto Sanz, entre otros. También el radicalismo bonaerense, que lleva a su titular Maximiliano Abad en las listas de la precandidata.
Si Morales pierde junto con Larreta, es probable que le disputen en breve la presidencia de la UCR. Y hay más de uno que se ve en ese lugar. El grupo ganador de los boina blancas es probable que busque tener participación en un eventual futuro gobierno (si la dirigencia del PRO se los concede, porque optaron por ir segundos y no disputar la interna con lista propia).
Para otros aliados, también el resultado tendrá peso. Elisa Carrió viene jugando con Larreta, es probable que con Bullrich no tenga demasiado lugar. Ricardo López Murphy se alineó con Bullrich, difícil que Larreta lo ubique en alguna parte, más allá de que le sirve para pelearle votos a Milei (pero para eso ya lo tiene a José Luis Espert).
Todos apostaron. Algunos cosecharan las mieles de la victoria (de las PASO) mientras que otros tendrán que conformarse con acompañar desde un costado del escenario de Parque Norte a la otra fórmula.