Políticas de Memoria. Derechos sociales. La democracia entera. Los conceptos van de menor a mayor, integrados unos a otros, a la hora de reflexionar y señalar lo que se juega en las elecciones de este domingo según la mirada de referentes de organismos de derechos humanos, de quienes se pararon al frente de la lucha en medio del último y más feroz período dictatorial que vivió el país y, desde entonces, no dejaron de luchar porque aquello nunca más suceda, y de quienes piden “votar con memoria”.
“Tenemos que pensar quién es quién, recordar qué hicieron y qué dijeron unos y otros cuando tuvieron la oportunidad de gobernar o qué dicen en sus premisas. Y elegir en base a los deseos de buena vida para todos”, propuso Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Para ella, los precandidatos presidenciales que hoy se medirán en elecciones primarias “son tan diferentes que desde el movimiento de derechos humanos nos inclinamos por el más criterioso y que sobre todo representa a un espacio en el que han entendido nuestra lucha y la han potenciado”, postuló. “Entendieron que nosotros no vamos a olvidar a los 30 mil desaparecidos, ni robo de bebés, ni el robo de bienes, ni los centenares de campos de concentración que instalaron en Argentina”, remarcó.
Para Carlotto, mientras la continuidad del oficialismo en la Casa Rosada es “una garantía” de que se seguirán investigando los crímenes de lesa humanidad de la última dictadura, la posibilidad de un gobierno de Javier Milei o Patricia Bullrich pondría en riesgo aquella línea de acción. “Ya los conocemos, porque lo hemos sufrido todos los argentinos menos sus aliados. Bullrich dijo que si es presidenta va a hacer todo lo que hizo Macri pero más rápido, ¿y qué hizo Macri? desarmó quitando recursos las políticas de memoria, endeudó al país para robarse la plata con sus amigos y ahora tenemos que pagar el plato roto todos y todas. Bullrich avaló crímenes en la Patagonia, no hay que olvidarse de Santiago Maldonado ni de Rafael Nahuel”, afirmó.
“Vayamos a votar con memoria”, reclamó, por su lado, la referente de Madres de Plaza de Mayo-Línea fundadora, Taty Almeida, quien apuntó que en las manos de los votantes “está la posibilidad de evitar que los negacionistas, los fachos, los neoliberales, accedan a gobernar nuestras vidas”. “Eso sería realmente un desastre”, señaló, ya que “van a violar todo lo que sea derechos humanos, ya nos lo están diciendo”.
Esta Madre de Plaza de Mayo que, con 93 años, aseguró que acudirá a emitir su voto en Palermo, el barrio porteño donde vive, insistio en que “es necesario que la gente acuda a las urnas a votar”. “Incluso quienes, como yo, tienen muchas juventudes acumuladas, debemos ir a votar. Pueden estar desilusionados de la política, pero del voto nunca deben estarlo porque es algo que nos costó y nos cuesta mucho sostener”, apuntó. En ese sentido, definió que “el derecho a elegir es el ejercicio de la democracia, tenemos que comprometernos con la democracia porque si no es muy fácil después protestar”.
Dos modelos
Para Guillermo Pérez Roisinblit --que nació en la ESMA y restituyó su identidad gracias a la búsqueda de Abuelas de Plaza de Mayo--, hay “dos miradas antagónicas” sobre Argentina que se disputan en las primarias de hoy y las generales de octubre y es “muy claro” lo que buscan cada una de ellas. Mientras una “garantiza la continuidad del proceso democrático que arrancó hace 40 años y la continuidad de las políticas tendientes a mantener la memoria, la verdad, la reparación, la no repetición y la justicia” en relación a los hechos que sucedieron durante el terrorismo de Estado, “hay distintos sectores que desde lo discursivo se disputan que derechos se le va a quitar a la sociedad. Proponen más endeudamiento, ajuste y austeridad para tratar de acomodar la economía. Ya hemos visto lo que significan ese tipo de medidas y qué sector termina sufriendo estas decisiones”, completó.
Carlos Pisoni, integrante de la regional Capital Federal de H.I.J.O.S., también ve dos sectores en pugna: “El nacional y popular o el de las grandes corporaciones que, con diferentes rostros y nombres, son los mismos que apoyaron al golpe genocida”. De ese sector surgen “cada vez con más virulencia discursos de odio y negacionistas que después finalizan en intentos de magnicidio como el que sufrió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Hay que poner un límite”, propuso.
“Profundización de políticas de la memoria, continuidad de los juicios a los genocidas y sus socios civiles, la definición de la dictadura como terrorismo de Estado o el negacionismo, la impunidad y el retorno a la teoría de los dos demonios, eso elegimos este domingo”, resumió Carlos Muñoz en nombre de la Asociación Víctor Basterra de sobrevivientes y testigos de la ESMA.
Graciela Lois, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, subrayó que “los procesos de memoria, verdad y justicia son absolutos” por lo que “si bien es cierto que parte de los candidatos son negacionistas, lo logrado es tan firme que vamos a poder sostenerlo con lucha. Lo que no vamos a poder es avanzar y necesitamos avanzar”, amplió. Eduardo Tavani, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), coincidió con el análisis y se comprometió desde el movimiento de derechos humanos: “Vamos a apostar a su sostenimiento para que el nunca más prevalezca”.
¿Qué democracia?
Las cuatro décadas de democracia ininterrumpida que este diciembre cumple Argentina atraviesa de punta a punta el proceso eleccionario. “Las PASO son un examen que nos aproximará a saber dónde estamos parados, cuán grande es la parte de la sociedad que quiere olvidar todos los derechos ganados y tirar por la ventana todo lo logrado”, consideró Lois.
“Elegiremos qué democracia vamos a construir”, remarcó Mabel Careaga, referente del colectivo de Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz. Mabel fue una de las personas que compartió con CFK la presentación en sociedad de Sergio Massa como el precandidato presidencial de Unión por la Patria. Fue en el acto por la repatriación del Skyvan de los vuelos de la muerte --del que su mamá, Esther Ballestrino de Careaga, fue una de las víctimas.
Según Careaga, la elección se dirime entre “una democracia que ponga en el centro de sus políticas a los derechos humanos --entendidos éstos en su más amplia expresión--, o un modelo económico neoliberal que por definición excluye a las grandes mayorías, viola los derechos humanos y dice además abiertamente que va a reprimir toda manifestación popular”, sostuvo justamente en la semana en que una protesta en el Obelisco terminó con represión y la muerte del militante Facundo Molares. “Ninguna democracia puede tolerar convivir con la pobreza de las grandes mayorías”.