Una de las incógnitas de la elección de hoy es el resultado de la primaria presidencial en Juntos por el Cambio. La campaña mostró fuertes rispideces entre los dos contendientes del PRO. Sin embargo, el ex presidente Macri logró una imagen de unidad para exhibir un apoyo de todo su partido para la candidatura de su primo en la contienda de la Ciudad de Buenos Aires.
Esta foto que fue reproducida ampliamente por todos los medios de comunicación, tuvo efectos no esperados. En los espacios de encuentro y debate del kirchnerismo porteño, tanto en los partidarios y gremiales como en los más informales de cientos de grupos de WhatsApp y redes sociales, se potenció la idea de un voto estratégico para que pierda Mauricio Macri, en la única elección en la que participa abiertamente de la campaña.
Quienes sostienen esta iniciativa afirman que se debe aprender de la historia, y señalan el año 2015 como una oportunidad desaprovechada. Ese año, las elecciones a jefe de gobierno fueron realizadas tres meses antes de la votación presidencial y pudieron sepultar la luego exitosa carrera de Macri hacia la presidencia.
En la primera vuelta, el candidato del PRO Horacio Rodríguez Larreta obtuvo –en cifras redondeadas– 832.000 votos y en la segunda sumó apenas otros treinta mil, para ganarla con 861.000 votos.
En cambio, su contrincante Martín Lousteau protagonizó una de las remontadas más sobresalientes en la historia de los balotajes: saltó de 465.000 sufragios a 806.000. No ganó por un puñado de votos, especialmente si se tiene en cuenta que en el balotaje la participación descendió cuatro puntos (de 1.866.000 a 1.773.000), que los votos en blanco llegaron hasta 90 mil y los nulos sumaron 16 mil. Si apenas la mitad de esos 200 mil porteños que no fueron a votar o lo hicieron en blanco o en forma nula, hubieran votado contra el candidato del PRO, las chances de Macri de llegar a Balcarce 50 hubieran sido escasas o directamente nulas.
Con ese antecedente, sumado a que la elección de hoy se trata de una primaria en donde se eligen únicamente quiénes van a ser candidatos, a que Unión por la Patria no tiene competencia en la Ciudad y que se vota separada de la contienda nacional, muchos votantes del universo nacional popular indican que es posible derrotar al Pro en su mayor bastión electoral. Y que ese momento es ahora, porque viendo la historia electoral de la Ciudad, es fácil deducir que el candidato de Juntos por el Cambio triunfará en las elecciones generales.
Hace 14 años que se vota con PASO en la Argentina. Es esperable que el electorado haya adquirido un aprendizaje de este mecanismo y piense su voto en forma secuencial para lograr que sus ideas triunfen y que las de sus antagonistas sean derrotadas.
Las encuestas no se ponen de acuerdo sobre el número de simpatizantes kirchneristas que votarán a Unión por la Patria a nivel nacional y pondrán su granito de arena para hacer perder la Ciudad al Pro.
Los sondeos exhiben resultados ajustados y la gran cantidad de personas que no contestan incrementa la incertidumbre, al desconocer si entre los no respondentes hay una distribución similar a la muestra de quienes sí contestan, o varía considerablemente como para modificar el resultado. La moneda está en el aire.
*Politólogo de UBA y UNSAM