El Club 20 de Febrero, conocido también por su abreviación como Club 20, congrega desde 1858 a gran parte de la elite provincial. Los selectos adherentes a este Club, al autoproclamarse herederos de las gestas independentistas, comienzan un proceso de apropiación de la fecha en la que se conmemora la íconica batalla librada en tierras hoy salteñas.

El círculo de poder encarnado dentro del Club le asignaba a sus socios (y aún le asigna) un estatus totalmente diferencial para con el pueblo en general. Quienes podían ingresar a sus instalaciones y celebraciones eran parte de un círculo reducido, todos ellos vinculados a los grandes poderes provinciales.

Dentro de los festejos que se desarrollaban, el más significativo será el que suceda los 20 de febrero, fecha en que se conmemora la Batalla de Salta, con un baile que emulaba aquel festejo desarrollado inmediatamente después de finalizado el combate.

Sin embargo, hacia 1950 el gobierno peronista salteño comenzará a disputar distintos espacios físicos y simbólicos de poder con el exclusivo Club. Uno de ellos será convertir los selectos bailes y veladas en espacios populares a los que denominó “Bailes de la Victoria”.

De las pocas imágenes que se conservan de los Bailes de la Victoria (Imagen: Diario Norte, 22 de febrero de 1953).

Sobre este tema se explaya la antropóloga salteña Luciana Dimarco, quien en su tesis doctoral desarrollada en el Instituto de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades (ICSOH), analiza ésta y otras disputas y reconfiguraciones de poder en la Salta de mediados del Siglo XX.

-Hay una cuestión inicial vinculada a la apropiación del 20 de febrero por la elite salteña. ¿Cómo se inicia este proceso?

-La batalla de Salta es un evento muy importante para la historia de la provincia, ya que de alguna forma es la contribución de Salta a las glorias nacionales, es un gran evento en las luchas por la independencia. En este sentido, tempranamente la elite salteña que se nuclea en el Club 20, empieza a apropiarse de la fecha y el festejo. Primero porque, ya en su nombre, deciden usar el 20 de febrero como un homenaje a esta fecha, pero porque además se reconocen hacedores de esta batalla y también de las guerras por la independencia. Entonces toman este evento como propio y también toman como propio el derecho de festejarlo, de celebrarlo, y lo hacen a través de un baile que se realiza todos los 20 de febrero tomando como origen de esta tradición, un baile que habría tenido lugar luego de la batalla, en donde algunas familias habían invitado a los jefes de los dos ejércitos, el Realista y el del Norte, a festejar en donde estos habían hecho las paces. Entonces el Club 20 toma este primer baile como el origen de esa tradición que perpetúan todos los años a través de un baile también.

En esta festividad celebra a la vez un nuevo aniversario de la Batalla y también un nuevo aniversario del mismo Club. O sea que va a ser una fecha particularmente asociada a la elite y al Club 20 de Febrero, porque el baile va a tener un lugar clave, un lugar central en los festejos oficiales. Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta las primeras décadas del siglo XX, va a ser el número central de los programas oficiales.

-En tu investigación hacés hincapié en la transformación que se va dando a partir de la expropiación, y también con la baja de la personería jurídica que realiza el gobierno provincial hacia el Club.

-La expropiación se va a llevar adelante por parte del gobierno provincial peronista. La expropiación es interesante porque pasa por varias gestiones de gobierno y además va a atravesar los tres poderes. Primero va a salir un decreto del Poder Ejecutivo, después pasa por las cámaras legislativas donde se aprueba una ley, y también se van a iniciar dos juicios; todo esto va a implicar el gran evento de la expropiación. Por un lado se confisca la sede donde estaba ubicado el club, que quedaba en la calle Mitre 23, un edificio sumamente importante en términos simbólicos porque materializaba todo aquello que la elite quería mostrar a través de la arquitectura, por un lado, y además porque está ubicado en el centro de la ciudad justo frente a la plaza 9 de Julio. Entonces el gobierno expropia ese edificio para instalar ahí la casa de gobierno y va a decir que es una medida justicialista que viene a romper con las exclusiones y los privilegios que estaban asociados a este espacio y a quienes se reunían en el Club.

Después va a continuar con la cancelación de la personería jurídica, donde se inicia un juicio que va a terminar con una sentencia donde se decide quitar al Club la personería, y también quitarle otra casa que el Club había comprado después de que fuera expulsado de la sede de Mitre 23. Esta otra casa era también muy importante y se la llamaba “la casa de los Costas”. Se la conocía así porque esta casa era donde supuestamente nació la tradición del primer baile. Entonces también les van a quitar este otro inmueble donde el Club se instala a pocos meses de haber sido expulsado de su anterior lugar. En este marco se va a dar toda otra lucha y una disputa, que es en términos espaciales pero también simbólicos, y que se va a pelear en distintos frentes. Entonces con la expropiación del edificio en 1950, la cancelación de la personería en 1952, y también la quita de la segunda casa, se da toda esta disputa donde el gobierno peronista por un lado logra expulsar al Club del centro de la ciudad, pero entiende que para bloquearlo o anularlo, era necesario más mucho más que expulsarlo físicamente y por esto es que tiene lugar la desaparición jurídica del Club.

-¿Cuanto tiempo permanece el Club sin personería?

-Al Club se le cancela la personería desde 1952 hasta 1956. Con el gobierno de facto se inician las gestiones a través del interventor, y logran que Aramburu les restituya la personería. Después inician gestiones para tratar de recuperar la casa de Mitre 23 pero no lo logran. En cuanto a la casa de los Costas, que quedaba a dos casas del Cabildo sobre la misma vereda también frente de la plaza 9 de Julio, lo que hace el gobierno peronista es que no solo se la expropia, sino que se la demuele y construye allí el gran edificio de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Salta.

-A partir de 1953 se comienzan a conmemorar los Bailes de la Victoria, ¿en qué consistían?

-Antes de esa fecha el gobierno peronista empieza a hacer algunos actos y festejos de carácter más populares en Salta; comienzan a hacerse actos folclóricos abiertos al pueblo. En 1953 ya se pone como número central del programa de festejos el primer Baile de la Victoria que se celebró en la plaza 9 de Julio, justamente frente a la nueva Casa de Gobierno y del edificio que había sido del Club 20.

Este Baile de la Victoria se va a caracterizar por la gran cantidad de gente que va a asistir. Va a ser un festejo abierto a todo el pueblo salteño con música y bailes donde también asisten autoridades y delegados gremiales, entre otros. Es un baile bastante significativo porque se celebra al año siguiente de la cancelación de la personería del Club, cuando ya no existía más y no podía celebrar más su famoso baile que por tanto tiempo había sido el festejo por excelencia de la élite. Entonces es la primera vez que este baile se extiende a todo el pueblo, y donde todo el pueblo es partícipe de esa fiesta de la que por tanto tiempo había sido excluido. Hay que entender que el baile del Club era muy exclusivo, solo se podía conocer lo que se publicaba en la prensa, nunca se había podido ingresar siquiera al edificio. Entonces además es significativo porque el pueblo se solía reunir en la plaza a ver la llegada de los invitados al baile del Club, y ahora eran ellos los que estaban participando de ese baile en los festejos.

- En tu trabajo también comentás que si bien en 1953 se toma la centralidad de la plaza 9 de Julio, al año siguiente se va a los barrios. ¿Cómo fue ese proceso?

-Al año siguiente se realizan cuatro Bailes de la Victoria, ya no solo uno, y son organizados por el gobierno provincial y por el Consejo Vecinal de Salta. Esto es un dato interesante porque el Consejo Vecinal de Salta es un órgano municipal sin precedentes, que va a estar conformado por los delegados barriales, y van a ser ellos quienes organicen estos cuatro bailes que se van a desarrollar en cuatro clubes deportivos y barriales de la ciudad. Va a ser la primera vez que el pueblo mismo, a través de sus representantes, organice el festejo. El festejo en la plaza ahora será una expansión hacia los barrios de la ciudad asociados a los sectores populares, a los sectores trabajadores, que van a ser espacios clave para la formación de otros vínculos: de lealtades políticas y de vínculos de vecindad que van a ser muy importantes para el peronismo. Es sumamente significativo que este baile se abriera, se expandiera, se redistribuyera y llegara a espacios marginales de la ciudad.

Reunión vecinal en Salta (Imagen: Museo Histórico UNSa, Fondo Carlos Xamena. Originales Viviana Cacacci).

-¿Se puede decir que hay una etapa de peronización en distintas festividades?

-Justamente, los Bailes de la Victoria hay que entenderlos dentro de este clima de época vinculado al primer peronismo donde tiene lugar esta peronización de los festivales, de las conmemoraciones oficiales. Porque el peronismo va a tomar otras festividades, otros festejos ya existentes, y de alguna forma se los va a apropiar, les va a dar otro carácter, les va a dar otro sentido y otras fuerzas. Y esto va a ser muy importante para el peronismo, porque va a tomar distintas prácticas que son fundamentales para legitimarse a sí mismo, para construir vínculos de cercanía entre gobernantes y pueblo. Esto va a implicar festejos, espectáculos, apropiación del espacio público, música y números artísticos entre otras cosas, que van a dar lugar a ese formato celebratorio.

-¿Entonces el baile se inscribe dentro de un calendario celebratorio peronista?

-Se puede pensar que se va a inscribir en un marco de varios festejos. Por ejemplo, el primero de mayo o el 17 de octubre, que van a ser los más conocidos, los más centrales para el peronismo. El 17 de octubre tiene que ver con el día de la lealtad; el primero de mayo con un cambio en el carácter que venía siendo más bien reivindicatorio de lucha para el movimiento obrero, y que el peronismo le va a dar otro sentido, se va a pensar en términos de celebración de los derechos que había logrado el movimiento obrero, y también va a ser una fiesta propiamente dicha con música, bailes, desfiles de carrozas en donde el pueblo participaba plenamente.

-A pesar del corto lapso que duraron, ¿qué importancia creés que tuvieron los Bailes de la Victoria?

-Creo que fueron bastante significativos en ese momento ya que tenía que ver con que el gobierno peronista salteño toma un hecho significativo de la historia, que es la Batalla de Salta, y le empieza a dar un carácter más integrador, al tiempo que también retomando el carácter emancipatorio que tuvo esa batalla, ese evento. En este caso los Bailes de la Victoria van a contribuir a la apropiación que hace el peronismo de la conmemoración en clave popular. Estos bailes van a constituirse en un modo de expandir, de extender y de redistribuir, tomando el nombre del propio baile, haciendo de ello una doble victoria. Por un lado la victoria patria e independentista propiamente vinculada a la fecha de 1813, y también podemos pensar en la victoria peronista, que también era emancipatoria y que había sido peleada y lograda por el gobierno en este conflicto y disputa que se desata con el Club 20 de Febrero tras la expropiación. Esta va a ser una victoria que le va a corresponder al pueblo, un triunfo que tiene que ver con la inclusión, la justicia y la equidad, sobre las desigualdades, la injusticia, los privilegios sociales, y porque no, una victoria sobre el centro de la misma ciudad.