El saldo de víctimas mortales del incendio en Hawai, el más mortífero en Estados Unidos en más de un siglo, se acerca al centenar de muertos este lunes según las autoridades, que temen que sea mucho más elevado, en medio de crecientes críticas a la gestión de la crisis.
Al menos 96 personas murieron, indicó un nuevo balance de las autoridades, que advirtieron que la cifra aumentará a medida que los equipos de rescate con perros entrenados avanzan en la sombría tarea de búsqueda entre las casas y vehículos calcinados.
"Ninguno de nosotros conoce aún la amplitud" del desastre, reconoció John Pelletier, el jefe de la policía de Maui.
Lahaina, ciudad costera de la isla de Maui, quedó casi completamente destruida por el voraz infierno que la arrasó en las primeras horas del miércoles, mientras los sobrevivientes denuncian que no recibieron ningún aviso.
Interrogada sobre la razón por la que las sirenas de la isla no sonaron, la senadora por el estado de Hawai, Mazie Hirono, respondió el domingo que esperaría a los resultados de la investigación anunciada por la fiscal general de ese estado, Anne López.
"No voy a dar ninguna excusa para esta tragedia", dijo la demócrata en la cadena CNN.
"En lo que a mí respecta, estamos concentrados en la necesidad de rescate, y tristemente, en la localización de más cuerpos", añadió la congresista.
El fuego impactó o destruyó más de 2.200 estructuras en Lahaina, y oficialmente las pérdidas se estiman en 5.500 millones de dólares, sin contar los miles de damnificados que quedaron sin hogar.
"Los restos que estamos encontrando son de un incendio que fundió el metal", dijo Pelletier.
Los cuerpos recuperados son difíciles de identificar, explicó el oficial. Solo dos de ellos pudieron ser identificados, por lo que pidió a los familiares de las personas desparecidas someterse a pruebas de ADN.
"Vamos tan rápido como podemos. Pero para que lo sepan: 3%, eso es lo que ha sido rastreado con los perros-", añadió.
El presidente estadounidense, Joe Biden, indicó que planeaba viajar próximamente a Hawai, donde varios pequeños fuegos seguían activos.
Dudas sobre el sistema de alarmas
Este es el incendio más mortífero en Estados Unidos desde 1918, cuando 453 personas murieron en Minnesota y Wisconsin, según el grupo de investigación sin fines de lucro Asociación Nacional de Protección contra Incendios.
El saldo de víctimas fatales sobrepasa el de Camp Fire, ocurrido en 2018, en California, que prácticamente borró del mapa la pequeña población de Paradise y mató a 86 personas.
Surgen preguntas sobre qué tan preparadas estaban las autoridades para la catástrofe, pese a la exposición de la isla a peligros naturales como tsunamis, terremotos y violentas tormentas.
En su plan de manejo de emergencias del año pasado, el estado de Hawai describió el riesgo de afectación a los habitantes por incendios forestales como "bajo".
Sin embargo, los mecanismos de advertencia destinados a proteger a los ciudadanos en caso de un desastre, parecen no haber funcionado.
Maui sufrió varios cortes de energía durante la crisis, evitando que muchos residentes recibieran alertas por medio de sus teléfonos celulares.
Ninguna sirena de emergencia funcionó y muchos residentes de Lahaina dijeron que se enteraron del fuego al ver a los vecinos que corrían por las calles o cuando lo vieron por sí mismos.
"La montaña atrás de nosotros se prendió en fuego, y ¡nadie nos avisó!", se lamentó Vilma Reed, de 63 años.
Reed, cuya casa quedó destruida, dijo que huyeron de las llamas solo con lo puesto y ahora depende de donaciones.
"Esta es mi casa ahora", relató la mujer al señalar el auto en el que durmieron con su hija, su nieto y dos gatos.
La policía de Maui dijo que no se permitiría la entrada a Lahaina mientras se realizan evaluaciones de seguridad y mientras las búsquedas continúen, incluso para quienes pueden probar que viven ahí.
Varios residentes esperaron horas el sábado para tener acceso con el fin de buscar a sus seres queridos o a sus mascotas perdidas, pero la policía advirtió de multas e incluso de prisión.
Interrogada por la ira de los residentes con respecto a la respuesta estatal, Hirono dijo en la CNN entender la frustración de la gente porque este es "un momento de conmoción y pérdida".