Con Room 104, los viernes a las 21.30, HBO invita a pasar a una habitación singular. El disparador es un cuarto de hotel donde en un episodio puede haber una niñera cuidando a un niño extraño, en otro un repartidor de pizza se somete a los deseos retorcidos de una pareja, hay mormones y sectas, el hijo que le enseña a su madre a usar Internet en 1997, y así siguen las historias de este proyecto craneado por Jay y Mark Duplass (tercer producto que cuelan en esta señal tras Togetherness, Animals). Es una entrega bajo el formato de “antología”, sin vínculo aparente entre cada una de las doce historias que componen la miniserie, ni personajes. Incluso aquí los géneros también pueden variar. Del drama desgarrador a la comedia corrosiva, del horror escalofriante a un episodio sin diálogo y con toda su trama expresada vía danza contemporánea.  

Más allá de la extravagancia de la propuesta hay dos grandes referencias de este proyecto con “espacio limitado e infinitas posibilidades”, según sus creadores. Una es Hotel: Room que David Lynch concibió para esta misma señal a comienzos de los ‘90 y no pasó de los tres episodios. La otra es la británica Inside No.9 de la BBC, que ya va por su tercera temporada, donde no hay más hilo conductor que el número del título y logra una cohesión insólita desde el factor sorpresa. “En esta era con tanto para ver. Queremos que Room 104 sea su experiencia de citas casuales. Uno ve un episodio, tiene sexo con ese episodio y ni siquiera tiene que volver. Es  un poco el Tinder de la televisión”, dijeron los Duplass.