El cronograma electoral hizo coincidir en Argentina el 40 aniversario del regreso a la democracia con la convocatoria a elecciones generales a nivel nacional, provincial y municipal. Un calendario maratónico que en algunos distritos suma la realización de comicios sucesivos en pocos meses para la elección de representantes a cubrir cargos en los diferentes niveles de gobierno en un estrecho período de tiempo. En el marco de esta carrera electoral el último fin de semana asistimos a nivel nacional a unas elecciones PASO para definir los candidatos de cada fuerza política que competirán en las elecciones nacionales del próximo mes de octubre y con ellas a la concreción de un nuevo escenario político en el país. En este clima general, la transmisión de los resultados electorales permitió observar una generalizada sorpresa y, en varios casos, rostros de desconcierto frente a los números alcanzados por las diferentes fórmulas en competencia. Periodistas experimentados y comentadores de basta trayectoria, consumidores corrientes de encuestas y de estudios de opinión, entrevistadores habituales de analistas y consultores políticos que no lograban evitar el desconcierto frente a las cámaras ante los guarismos que proporcionaban los resultados electorales.
En una entrevista televisiva realizada por Cristina Fernández de Kirchner había anunciado que se trataría de una elección de tres tercios. La entrevista tuvo importante repercusión mediática. No obstante, en su momento los medios enfatizaron diversos aspectos y críticas pero su evaluación sobre la configuración del escenario electoral que pronosticaba una realidad de tres tercios para el reparto de votos entre diferentes fuerzas en competencia quedó en un segundo plano.
La advertencia de la actual vicepresidenta y expresidenta de la Nación recién volvió a resonar en medio de los sorpresivos resultados. Este panorama se extendió en la cobertura realizada en diversas señales de aire, de cable y en otras tantas llevadas adelante en plataformas digitales. Una de las señales de aire de mayor envergadura a nivel nacional concluyó su transmisión aludiendo a la profunda herida que los resultados implicaban para la democracia.
Desde una pantalla con gran influencia en la fijación de agenda comunicacional y política se asumió que, frente a los resultados, era necesario expresar una palabra de duelo para la democracia.
El duelo al que se asiste es el de ciertos valores tradicionales de la cultura política sobre los que se fundó la idea de un modelo de democracia que aspiraba a realizarse bajo la fórmula del Estado de Bienestar y que hoy parece estar puesta en jaque descolocando no solo a los representantes políticos sino también para los medios, quienes durante décadas trabajaron para erigirse en representantes de la voz ciudadana.
* Investigadora del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe UBA; Investigadora UNTREF