Refugio, guarida, asilo; cualquiera puede ser la palabra usada para designar el espacio que alguien encuentra para salvarse y sentir protección ante la brutalidad de los tiempos modernos. ¿Qué sucede cuando ese oasis no tiene coordenadas físicas, sino que es el sonido el que permite contener? Una palabra capaz de identificar y acercar una sensación de alivio, permitiendo no sólo la mejoría propia sino también levantar en el viaje lírico a quienes adjudiquen identificación. En ese intercambio se para la rapera porteña Soui Uno, furtiva y con letras de aguerridos sentimientos. Y Refugio es, justamente, el nombre de su primer disco, publicado en 2021.
"Mis canciones son libertad de expresión, escupir lo que siento, decir lo que me pasa, descargar. Es donde puedo transmitir lo que analizo en mi día a día, lo que pienso, lo que me pregunto y me respondo. Constantemente estoy trabajando en lo que me sucede, y lo que me generan las cosas, me psicoanalizo muchísimo. Hacer canciones es la manera en la que afronto mis problemas. Cuando me empecé a dar cuenta de que lo que sentía identificaba a un montón de personas, y que lo que me cuestionaba generaba respuestas en otros, me pareció algo re zarpado porque no sólo me salvo a mí, sino que creo que puedo ayudar a muchos haciendo lo que me sana."
Como si de un rapto espiritual se tratase, Soui admite que experimenta como un exorcismo cada vez que se encuentra frente a un micrófono. Rapear es "una limpieza" de la que sale "completamente liberada".
- ¿Es igual de efectivo lo que sucede en el estudio que tocando arriba de un escenario?
- Tengo una sensación más cálida del escenario que del estudio, que quizás es más duro porque estoy en plena creación de algo que me duele, o que siento muy latente, entonces trabajo desde la introspección; es como una sesión de terapia. En cambio, cuando llego al escenario a tocar eso que armé en el estudio, medio que ya lo sané cuando lo grabé. Es real esto de que cuando sacás un tema "inmortalizás" de alguna manera eso que alguna vez sentiste, pero en mi caso, una vez que termino de grabar, si tenía alguna sensación de dolor, se va.
► Quién es esa rapera
Al pensar en referencias, Soui Uno no da nombres. No porque no encuentre apoyo en sus colegas, pero prioriza el hip hop como clave primera, la que eligió para decodificar su mensaje, ese astillado entre su garganta y los golpes que amplifica el boombap. Que una chica se monte a un estilo clásico entre tal spameo de popetón en el panorama argentino actual es una rareza que se disfruta.
Esta alternativa trae consigo una intención: "Elegí el boombap porque así lo siento, porque me encanta rapear, porque me encanta la cultura en sí, que no se vea una canción como un producto, más allá de que lo sea. El mensaje del boombap es mucho más profundo que los números en plataformas".
Si existe un pacto de caballeros en el poder de turno, también tiene su versión en los clanes raperos de estas tierras. Los mismos que festejan cualquier supuesto acto de virilidad en su carrera y sus videoclips, pero no admiten que si son mujeres las protagonistas, muestren el culo con la misma naturalidad que parten el beat. El argumento es fétido, como desprendido de una góndola de 1994, cuando los productos valían en decimales.
"Enseñar el cuerpo es incompatible con querer ser una rapera real", despotrican babeantes en los comentarios. Quizás el sustento de esas ideas sea tan fuerte como un decimal de peso crocante, pero mejor es fijarse el gancho de Soui, porque no hay mejor contraataque que escucharla rapeando: "Será que sólo por ser guacha me toman de mala, seguro que a un par de raperos me los cargo al hombro", se anima en La elegida. Y eso no es todo: fuera y dentro de sus temas, contesta.
"Siento que, como mujer, en esta industria hay que tener muchísimo carácter para no dejarse pisotear ni menospreciar. En Argentina si haces boombap y también te gusta ser sexy, usar ropa apretada y sacarte fotos en bikini, no entrás en el perfil de 'rapera', por eso en Who's That Bitch digo: 'No les gusta mi perfil porque quizás mi contenido sexy y fino, no concuerda con este sonido'. De todas formas, lo digo siempre: me encanta mi cuerpo, estoy muy conforme conmigo y me gusta vestirme como se me canta y que eso no dé pie a que crean que soy una regalada."
► La comunidad del tresillo
Una de las carencias que tuvo el rap en Argentina en sus comienzos fue la falta de comunidad, imprescindible para que un movimiento crezca. Fuera del panorama porteño, hoy hay varios nombres que están empezando a integrar un panorama más que interesante: Santoz de Córdoba, Caliope Family y Golden Boyz en Rosario, también la marplatense Shitstem o Holy K. "Lo que hace falta es comunicación, más colaboraciones con las mujeres", dice Soui Uno.
- ¿Por qué creés que no pasa?
- Yo re quisiera meter feats con un montón de artistas con los que aún no sucedió. Siento que cada uno está muy metido en sus proyectos y que no se da el lugar para unirse y sacar música. Hay muchos raperos que me representan y me encanta lo que hacen, el público me pide canciones con un montón de ellos, pero siento cierto rechazo. Quizás es una mala percepción mía, pero no sé, me resulta raro que las raperas no tengan colabos con los raperos, acá en Argentina, cuando entre ellos sí hay un montón.
- ¿Cómo surgió la posibilidad de grabar con Sara Hebe?
- Nos conocimos y nos cruzamos en varios eventos, me contó que estaba por sacar un disquito y que tenía ganas de que formara parte. Para mí fue un honor colaborar con Sara, por lo que representa en esta cultura, y también porque conectamos muy bien desde el momento uno en el que nos conocimos.
La primera por cronología, la siguiente por su apodo, ambas raperas entablan un equipo que sólo busca el podio. Entre fetiches, tapadas de boca y expresiones que de tan bien inventadas suenan conocidas --como "turrómetro"--. Las dos generaciones de raperas hacen un gran equipo. Y ese festejo suena más que bien con la producción de La Finesse, con quien Sara trabajó en toda la extensión del EP, Beivip.
► Demonios domados
A través de los títulos de sus tres producciones discográficas editadas a la fecha, Soui escribe el mapa de sus batallas. Si Ciclotimia inaugura el camino con ritmo de emergencia confesional, el LP Refugio extiende su universo a prueba de giles y remarca el poder que cultiva la escritura en sus combates mentales. Las barras parecen estar de su lado, sus intercambios compositivos ganan en técnica, Soui moldea sus herramientas y en su reciente EP Modus Operandi renueva heridas por revanchas, golpes por fronteos. Da la sensación de haber entendido que los cortocircuitos que puede jugar la mente están siempre al caer, porque la ansiedad y la presión son demonios que nos habitan sin pagar ni las expensas. Y ella los doma a puro flow.
- En Modus Operandi nombrás al Indio y al Pity. ¿Qué lugar ocupa el rock en tu vida?
- Es el género con el que me crié, mi papá curte mucho el rock y yo lo fui inculcando en mi vida por decisión propia en la adolescencia. La verdad es que en su momento soñaba con tener una banda de rock.
- ¿Te ves haciendo otro estilo fuera del rap?
- Entiendo que tengo un estilo muy marcado y que mis raíces son éstas: amo el rap, siento que explayo un mensaje súper crudo en el boombap. Pero también me gustaría reconocerme en otros sonidos, y en eso estoy, en una búsqueda para seguir desarrollando mi proyecto con mi estética. Quiero poder hacer un tema de rock, un r&b, un trap medio experimental.
- Para muchos artistas el género musical que eligen para expresarse es simplemente un canal de comunicación. ¿El rap para vos es el medio o el mensaje?
- Es la forma de expresar el mensaje que quiero brindar hoy en día, de superación, motivación y muchas más emociones que abarcan mis canciones. Creo que cada ritmo, cada sonido, te inspira a distintas emociones. Si me pasás una pista de boombap con unos drums re hardcore y una estética oscura, claramente no me va a inspirar a componer algo alegre, pero con unos sonidos más friendly/melódicos, me inspira a hacer algo romántico. Creo que el género es el medio para componer el sentimiento que te inspiren sus sonidos.