Organizaciones de ex combatientes de Malvinas e investigadores denunciaron “irregularidades” en el Cementerio de Darwin, el territorio dentro de las islas donde fueron depositados restos de soldados argentinos que murieron en el combate de 1982, y solicitaron al Poder Ejecutivo Nacional que “investigue” la situación. Según el análisis de listados oficiales y registros fotográficos, la investigadora y periodista Alicia Panero y el Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (Cecim) hallaron tumbas con nombres de soldados caídos que en los registros figuran como vacías y otras que exhiben identidades que no fueron científicamente confirmadas en relación con los restos que alojan. Ninguna de estas sepulturas integran el grupo que está en proceso de identificación de los cuerpos enterrados como NN en Darwin. “No es justo que las familias de esas personas pierdan la oportunidad de encontrar los restos de sus seres queridos”, advirtió Panero. Desde el Cecim, consideraron que las irregularidades “son producto de la impericia de las Fuerzas Armadas que así como no se hacen cargo de los desaparecidos durante el terrorismo de Estado tampoco se hicieron cargo de las personas que murieron en la guerra. Darwin es un cementerio privado de identidad”.
“Hay tumbas que tienen nombres falsos en el Cementerio de Darwin”, resumió Panero cuando este diario la consultó sobre la investigación que desarrolló hasta toparse con un resultado “atroz”: tras cruzar el registro elaborado por el militar británico Jeoffrey Cardozo –quien estuvo a cargo del traslado a Darwin de cuerpos de soldados argentinos después del enfrentamiento de 1982–, el de la Cruz Roja Internacional y las fotos de cada una de las 237 lápidas que existen en la necrópolis, descubrió “una tumba que tiene el nombre de cuatro soldados cuando en el registro de Cardozo figura como depositaria de restos de dos personas y otras tres tumbas que tienen nombre, pero que integran el grupo de tumbas vacías del cementerio”, denunció.
Las irregularidades coinciden con aquellas que también detectó el Cecim. El cálculo, según el análisis de la agrupación de ex combatientes de La Plata, resultó peor: además de las observaciones de Panero, refleja una tumba colectiva más y otras dos individuales cuyos nombres grabados “son de soldados que murieron en territorios que no coinciden con lo registrado por Cardozo” al momento de trasladarlos y depositarlos en Darwin, más otras tres fosas que en los papeles del militar británico figuran como vacías y sus lápidas, hoy, recuerdan a soldados con nombre y apellido. El Cecim solicitó formalmente a la Secretaría de Derechos Humanos que investigara el tema. La periodista hizo lo mismo desde Córdoba.
Darwin
En 1983, Cardozo fue encomendado a trasladar restos de soldados argentinos al Cementerio de Darwin, ubicado en la Isla Soledad. Algunos habían sido inhumados en el cementerio de Malvinas, otros en fosas comunes improvisadas en diferentes campos de batalla. En Darwin fueron construidas 250 tumbas, pero no todas resguardan restos humanos. Muchas están vacías, algo que está registrado de manera oficial, explicó Panero. “Necesitaban esa cantidad de tumbas para completar el dibujo arquitectónico de semicírculo que le imprimieron”, apuntó la periodista. En 1983, Cardozo registró el paso a paso del armado de ese cementerio: qué clase de restos eran depositados en cada tumba, es decir, si eran restos que habían podido ser identificados por pertenencias –libreta militar, documento u otro objeto– o no, y de dónde provenían esos restos.
Tras aquel trabajo, se pudo saber que un total de 123 soldados habían sido inhumados como NN. Esas 123 tumbas, que tras la “puesta en valor” de la necrópolis –trabajos a cargo de la Comisión de Familiares de Caídos, organización conformada “a instancias de las Fuerzas Armadas tras el fin de la guerra, dirigida por muchos años por el integrante del batallón 601 Héctor Cisneros”, denunció Alonso– recibieron la leyenda “Soldado argentino solo conocido por Dios”, son las que integran el proceso de identificación que comenzó meses atrás, después de un complejo acuerdo entre Argentina y Gran Bretaña. El trabajo lo supervisa Cruz Roja Internacional, mientras que el Equipo Argentino de Antropología Forense está a cargo de las actividades forenses.
Pero las lápidas generalizadoras no fueron el único cambio que realizó la “puesta en valor” del trabajo comandado por la comisión de familiares, única agrupación que se negó rotundamente al proceso de identificación de cuerpos y que “aún insiste con boicotearlo”, denunció Alonso, del Cecim. Según el referente de ex combatientes platenses, las nomenclaturas no coincidentes con los registros aparecieron tras esos trabajos.
Irregular
De las 250 tumbas que fueron construidas en Darwin, hay 232 que resguardan restos humanos. 230 son individuales –las 123 sin identificar integran este grupo– y otras dos son colectivas. El que está en proceso es el primer trabajo de identificación científica de restos que se desarrolla en el lugar. “No hubo nunca ningún otro trabajo de estas características”, remarcó Alonso.
Cuando Panero descubrió que había tres lápidas con nombres que en los registros de Cardozo figuraban como vacías y que la tumba colectiva registrada por Cardozo como contenedora de los restos de dos soldados caídos en el Monte Kent recordaba, en la superficie, a cuatro soldados, comenzó a buscar explicaciones. “Primero me hablaron de ‘errores no forzados’ cometidos desde Buenos Aires debido a que la administración del Cementerio estuvo y está en manos de la Comisión de familiares de caídos. Pero luego hablé con la Asociación de Veteranos de la Guerra de Malvinas (Aveguema, una agrupación de origen militar), y su referente Sergio Fernández me confirmó que los nombres habían sido puestos ‘a piacere’, pero no sabe quién fue”, recapituló Panero, quien se lamentó de que la situación irregular continúe: “Sin una verdadera identificación, los familiares de las personas cuyos nombres permanecen bajo esas cruces pierden la posibilidad de conocer la verdad, porque al creer que sus seres queridos fueron identificados no dieron muestras de ADN para el proceso que está en marcha. ¿Qué pasa si sus hijos, sus hermanos, sus padres, están entre los 123 restos que figuran como NN?”, se preguntó.
Alonso responsabilizó a la Comisión de Familiares de Caídos, que tuvo a su cargo la administración del cementerio. “Darwin es un cementerio privado de identidad, construido a instancias de la Comisión, una agrupación creada a instancias de la dictadura militar para contener a las familias de los caídos para que no terminen reclamando junto a los organismos de derechos humanos qué pasó con sus hijos. ¿Por qué? Porque los militares que no se hicieron cargo de los desaparecidos tampoco se hicieron cargo de los muertos de la guerra”, concluyó.
La situación tanto de las identidades que figuran en tumbas vacías como la de los cuerpos que no coincidirían con los nombres de las tumbas en donde están depositados quedaron fuera del proceso de identificación y solo podrán integrarlo mediante una orden judicial. Tanto el Cecim como Panero acudieron a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Alonso y otros integrantes de la agrupación de ex combatientes tuvieron una reunión con el secretario Claudio Avruj, a quien le plantearon esta situación y le entregaron un pedido de investigación formal. Panero también entabló diálogo con el mismo objetivo. Aún no tuvieron respuestas. A principios de mes, el Cecim presentó un pedido en Diputados para que la Cámara solicite explicaciones al Ejecutivo.