Si se bucea por los comentarios de la publicación en Instagram del MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires) sobre la instalación de 600 pelotas Pulpo del artista Daniel Joglar, pueden encontrarse frases como "no me gusta", "mucho chamuyo, poco arte" y "eso no es arte, no es nada". Este tipo de comentarios podrían haber sido borrados, o haber quedado enterrados en el flujo tan eterno como hostil de las redes sociales. Sin embargo, Joglar decide empapelar su twitter con esas críticas, subiéndolos sin omitir comentario, dejando que hablen por sí solos.
"Me llamó la atención la cantidad de comentarios que había. Creo que lo relacioné con ese prejuicio que existe sobre el arte contemporáneo de que no es para todo el mundo, o de que hay que "saber" para entender. Pero creo que rescato ese tipo de comentarios, los malos y los buenos, porque son preguntas y disparadores que me hacen pensar a mí, me hacen volver sobre lo que hago, qué significa, por qué. Uno que recuerdo decía "Maestro, hoy pagué 500 pesos para ver una jarra colgada del techo". Eso a mi me propone una pregunta", afirma Daniel Joglar mientras pasea por su última muestra, Flow flow, en el MACBA (Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires).
La jarra colgada del techo se llama "Clásica". Una cortina de caireles de colores unidos con tanza donde uno se destaca por su color, "Cuerpo celeste". "Serendipia", "Espera su propio sonido" o "Vida lenta", son otras de las obras expuestas, cuyo significado remite a "frenar un poco esa aceleración del mundo cotidiano", según detalla el artista.
Pequeñas ruedas de alfileres, aros de bordado, esferas, varillas de metal y madera, tanzas y mostacillas son algunas de las materialidades de las que están compuestas las obras de la muestra Flow flow, que vuelven a los principios del arte del punto y la línea para "buscar en la mínima unidad funcional de lo cotidiano una poética de lo simple, bello y verdadero", afirma el texto curatorial que escribió su curador, Pablo La Padula. Esos puntos y lineas se sostienen sobre el aire solo unidos en la imaginación de aquel que las observa, si acaso busca el sentido oculto.
Precisamente, "el título de la muestra, Flow flow (fluir fluir) refiere a un estado propio que tengo para trabajar al momento de la creación, que es como dejar fluir las cosas, los materiales, las formas y demás", afirma Joglar. Sus intereses con el movimiento remiten a su obsesión por "algo leve, ingrávido, algo que lleva a un estado casi como de contemplación, de quietud (donde) el movimiento es sugerido. Hay una idea de cinetismo en las piezas", afirma.
Además de las palabras de los propios artífices de la muestra, en la mirada de los otros no todo son malos comentarios o tesis sobre el estado actual del arte. Mientras recorre la muestra, describe las obras y las toca, un hombre se acerca a Joglar para felicitarlo por la nueva colección y para agradecerle por haber influido en lo suyo. Él es pintor, y afirma que a algunos de sus nuevos lienzos los llamó "Homenaje a Daniel Joglar". Es curioso que se trate de un pintor quien se influencie por la obra de Joglar, cuya época pictorica se remonta a sus estudios en la Escuela de Artes Visuales Martín Malharro, en Mar del Plata, de donde es oriundo.
Cuando ingresó al Programa de Becas de Guillermo Kuitca, a fines de los años noventa, en su taller comenzó a interesarse por los objetos. "Comencé a probar con diferentes tipos de objetos por su materialidad, por sus formas, en sus estilos. Tenía presente el uso, pero comencé a desplegarlos sobre una mesa y hacerlos convivir en su diferencia", afirma.
Los primeros años 2000 fueron "de mesas", según sus propias palabras. Obras como "Reina", "Obrera" y "Química", constan de eso, objetos desplegados sobre una mesa que funciona como soporte donde conviven diferentes utensillos, tanto usables como no usables. En la serie "Hormigas, arañas y abejas" pueden observarse ya huellas de las obsesiones presentes en Flow flow: varillas, círculos, colores pastel.
"Para mí, el espacio es fundamental, es casi como un material más. Es de donde parto para pensar las obras. Tanto la ambientación como la disposición de las cosas son mis recursos, mis estrategias para armar instalaciones. Es de donde parto para pensar las obras. En vez de utilizar las mesas, comencé a probar con colocar los objetos sobre la pared, y hacerlos convivir sobre ese nuevo soporte. Un día entré al taller y lo ví así y dije es esto, tiene que ser expuesto de esta manera", afirma.
Esos pequeños momentos de revelación tienen un sentido en la obra de Joglar, que gusta de salir a caminar sin rumbo fijo para tropezarse con el sentido oculto de las cosas. "Serendipia", otra obra compuesta de varillas y círculos de colores suspendidas en el aire, apela a la sensación de revelación instantánea e inesperada de esas caminatas.
Relacionado con sus propias cavilaciones al momento de salir a buscar algo, lo que sea, Joglar afirma que sus obras no tienen una narrativa ni buscan tampoco narrar. Por el contrario, busca alejarse del arte contemporáneo que le hace "preguntas al mundo". "Siempre busqué correrme de eso, de hacerle demasiadas preguntas al mundo, intentar hackear el sistema o buscarle la vuelta. Me interesa más proponer un estado específico de las cosas", concluye mientras recorre el último subsuelo de su exposición. Si en el primero de los subsuelos, arriba, trata de emularse aquello que está en el aire, en el que esté más cerca del suelo las obras tematizarán la gravedad.
Allí, casi la totalidad del suelo lo ocupa "After Pangea" la instalación de sitio específico que dispone 260 resmas de papel guillotinadas solo apoyadas en el suelo, ligeramente desplazado, tal "como quedaría si se lo ventilara para separar las hojas antes de ponerlas en una fotocopiadora", explica Joglar aludiendo al ámbito de una oficina, como "un dibujo en el espacio".
Para los curiosos, "Flow Flow" puede visitarse hasta el 15 de octubre en el museo MACBA, de la Fundación Aldo Rubino de Avenida San Juan 328 (CABA), de lunes a viernes, sábado, domingo y feriados, de 12 a 19, con una entrada general de 1.000 pesos.