La situación del comercio de las carnes que se vivió entre lunes y martes generó fuerte preocupación en las filas del gobierno, incluso provocando algunas contradicciones sobre cuál iba a ser el camino a seguir. En horas del mediodía, circuló la versión de que se había resuelto "la suspensión de las exportaciones de carne por 15 días, o hasta que se alcanzara un acuerdo de precios con los representantes de la industria frigorífica". Un par de horas después, el propio secretario de Agricultura y Ganadería, Juan José Bahillo, lo desmentía. "Estamos negociando los precios de carnes para el mercado interno y no hay suspensiones a la exportación", publicaba en las redes sociales.
A media tarde, el titular del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas, Mario Ravettino, mantuvo una reunión con el mismo Bahillo y el director general de Aduanas, Guillermo Michel (recién designado titular de la Unidad Renegociadora de Precios). "Estamos trabajando con el sector en un acuerdo de volumen y precios para el abastecimiento en el mercado doméstico y sostener las exportaciones", se informó oficialmente.
La situación demandaba llevar tranquilidad a un mercado muy alterado por las especulaciones desatadas después de la devaluación de este lunes. El precio de la hacienda en el mercado de Cañuelas, para los animales de mejor calidad (novillos), tuvo un salto del 25 por ciento, alcanzando los 10.000 pesos por kilo vivo. Pero también en vacas y toros se pagaron precios 20 y 24 por ciento superiores a los del cierre de la semana pasada.
Esta situación se reflejó de inmediato en el precio de la carne a la salida de frigorífico. Ante un mercado incierto, ganaderos y establecimientos de faena retaceaban su oferta, provocando saltos de precio insólitos. El gobierno inició ayer las conversaciones y espera alcanzar un acuerdo de precios y abastecimiento en las próximas horas.