Con el apoyo de las dos CTA y los movimientos sociales, la CGT encarará mañana su segunda movilización contra las políticas económicas de Mauricio Macri. La marcha se da luego del encuentro en el que un sector –vinculado a “los Gordos”– intentó frenar la movilización a raíz del resultado electoral de las PASO. Y a más de un mes de la represión y el desalojo de la fábrica de Pepsico, que fue el motivo original que desencadenó la movilización. Ayer diversos dirigentes de la CGT se pronunciaron en contra de la ruptura de la central sindical. Uno de los triunviros, Juan Carlos Schmid, destacó que en el gobierno nacional “quieren un movimiento obrero dividido”.
Schmid interpretó que la marcha de mañana mostrará con claridad el rechazo a las políticas económicas de Macri por parte de los trabajadores. “Se está jugando a fondo para la división de la CGT, porque quieren un movimiento obrero dividido y eso no lo podemos permitir”, advirtió el titular de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT). “La marcha consolida a la CGT y nos permite tener una sola voz frente al atropello, porque nada bueno ocurrirá si sigue triunfando este proyecto”, destacó sobre el macrismo. “Los trabajadores somos los que forjamos la Nación, el cimiento para el edificio grande que es el país y eso depende únicamente de nosotros”, señaló el dirigente de Dragado y Balizamiento, al tiempo que llamó a “recuperar las banderas históricas del movimiento y a poner patas para arriba este país cuantas veces sea necesario”.
Schmid consideró que la marcha es “una demostración de organización y disciplina, y nuestra capacidad de movilizar y expresar pacíficamente, pero con firmeza, lo que pensamos”. “El cambio que queremos es el de la injusticia por justicia social, el del atraso y la pobreza por educación y formación de nuestros jóvenes”, remarcó.
Por su parte, el secretario general de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, quien conduce uno de los sectores combativos dentro de la CGT, remarcó que “no haber marchado hubiera sido un mamarracho”, en referencia a la reunión que tuvieron la semana pasada dentro de la CGT y en la que algunos sectores empujaron para levantar la movilización a la luz de los resultados electorales. El encuentro, que prometía terminar en ruptura, concluyó con la ratificación de la marcha.
Palazzo cuestionó “la intención de algunas organizaciones de no concurrir a la marcha después del resultado electoral”. “Si te convocan a un plenario de secretarios generales de todos los sindicatos para poner en consideración la marcha del 22 y se votó, no haberlo hecho hubiera sido verdaderamente un mamarracho y una claudicación inaceptable”, destacó. Y remarcó que en el encuentro triunfó “la posición de los compañeros de seguir sosteniendo la marcha y que se pueda realizar”.
“La expresión de los trabajadores en la calle me parece importante y va a ser multitudinaria”, consideró Palazzo sobre la marcha que contará también con el apoyo de la CTA y organizaciones sociales, bajo las consignas “Contra la flexibilización laboral y la reforma previsional”, en reclamo de un “aumento de emergencia por una jubilación digna” y por la “defensa del empleo”. Palazzo pidió, además, que se convoque a un confederal de la CGT para “intensificar las medidas con un plan de lucha que lleve a un paro nacional”. “El grueso de los las organizaciones sindicales lo que
expresamos en Ferro es que después de la marcha haya un confederal para ponerle fecha a la medida de fuerza”, remarcó. “No podemos estar supeditados a un proceso electoral”, indicó.
En tanto, el secretario Gremial de la CGT y general adjunto del Sindicato de Choferes de Camiones, Pablo Moyano, remarcó que la central debe ser “fuerte, combativa y en las calles, para luchar contra un gobierno que desprecia a los trabajadores”. Para Moyano, esta marcha es “el primer paso de otras medidas más importantes a adoptarse en un Comité Central Confederal a principios de septiembre, porque las PASO no cambiaron la realidad nacional”. “La situación del país y de los trabajadores no es buena y, el Gobierno se empecina en mantener un modelo económico que excluye a millones de argentinos. Falta trabajo, hay despidos e invasión de productos extranjeros, lo que destruye a centenares de pequeñas y medianas empresas, en especial textiles y del calzado. Pero el Ejecutivo –afirmó– solo gestiona para ricos y empresarios.”