Hay un enorme universo que no se ve pero que está, detrás de la música cuyana. Un mundo de ritos y rezos huarpe. De músicas, comidas y altísimas montañas. De viñas interminables. De cuecas, tonadas y gatos. Todo este cosmos estético y cultural cordillerano fue lo que se propuso revelar María Laura Piastrellini, a través de Pulsando la vida, film documental dirigido por ella que tendrá su estreno comercial este jueves, en el Cine Gaumont (Rivadavia 1635).
“Yo no vengo de familia cuyana, pero cuando fui entrando en el mundo de la cuyanía, me llamaba la atención muchas situaciones que, desde lo ajeno, no había vivido nunca. Entonces, motivada por miradas de asombro y de preguntarme cosas que nunca había vivido, decidí reflejarlas. Era algo que me conmovía profundamente”, señala la cineasta, sobre el puntapié inicial de un proyecto que, entre aquel asombro iniciático y este presente concreto, logró efectivamente construir un relato en forma de road movie en que la Pachamama --personificada por Betty Ferreyra-- sale a buscar el origen de la tonada, junto a Marcelino Azaguate y Fabián Navarro, dos importantes referentes culturales de la zona. “Algo sugerente en este camino fue que me fui encontrando con referentes que, pese a no ser cuyanos, cuando hablaban de la música de esa región lo hacían con enorme respeto. Hablo de Juan Falú, Raly Barrionuevo, Peteco Carabajal, y el Dúo Coplanacu, entre otros y otras”.
Entre otros y otras, por caso, también hila el relato la cuyanía musical expresada en y por cantautores de la región. Entre ellos y ellas, Fernando Barrientos, Melisa Budini, Anabel Molina, Ángel Cataldo y Armando Navarro. “Defender la cuestión identitaria que se fue perdiendo con la globalización fue otro propósito que me tracé”, asegura Piastrellini, Licenciada en Comunicación Social de la Universidad de Cuyo, con varios diplomas en su mochila. “Creo que hay una impronta de identidad fuerte en mucha juventud, que se mantiene familia para adentro, cuando lo que resulta importantísimo es defender hacia afuera el valor cultural de donde se proviene. Por eso la intención, no solo con el documental sino con el trayecto Transmedia en general (que incluye otros trabajos de similar contenido) es llegar a un público más joven”.
-La perspectiva de género es otro de los ejes que expresa el documental. Incluso aparecen músicos en trance de deconstrucción…
-En efecto, éste fue otro de los propósitos que me tracé, porque la cultura cuyana, como tantas otras, es muy machista. Se ve que las tonadas, por dar un ejemplo, se dedican entre hombres, aunque es cierto también que la cosa se ha ido transformando en los últimos años. De todas formas, siempre me pregunté por qué las mujeres no componían tanto como los hombres, algo que ellas mismas revelan con sus testimonios en el documental. Básicamente, era para no ser mal miradas por los hombres. La intención ha sido entonces darle un lugar preponderante también a la mujer para mostrar su voz, y mostrar que compone o puede componer tanto como los hombres. Cuando hay una juntada, la mujer no tiene que ocupar solo el rol del baile. También tiene que decir cosas.
-¿Por qué Pulsando la vida?
-Una vez, durante una guitarreada en Lavalle en el norte de Mendoza, uno de los protagonistas cantó una canción que yo nunca había escuchado. Y en el medio sonó esta frase que me dejó un poco tildada, porque esto de pulsar tiene mucho que ver con tocar algo de manera suave, ¿no? Y por otro lado, también con el hecho de estudiar o conocer un tema. La verdad es que me cerró totalmente, porque todos pulsamos la vida.
-Hay otras músicas, pero sin duda es la tonada la reina madre entre ellas, en Cuyo. ¿Cuál es tu mirada sobre el género?
-No puedo ser imparcial porque cada vez que me dedican una tonada me emociono hasta las lágrimas (risas). No sé, siento que la tonada es como la madre de todas las músicas cuyanas, más allá de cuecas y gatos. Así lo he vivido yo, que vengo conceptualizando encuentros musicales cuyanos hace mucho tiempo. Empieza la guitarreada, se tocan dos o tres canciones, y la gente ya empieza a pedir tonadas, al punto que la gran frase, después de una cueca o un valsecito, siempre es "se está enojando la tonada" (risas). Es la madre de todos los ritmos, si.
-¿Por qué creés, dada tu experiencia, vivencia e investigación, que la música de Cuyo no tiene una presencia significativa en el resto del país, como sí la tienen la chacarera, el chamamé o la zamba?
-Hay varias teorías que lo explican. Una es que se trata de una música para escuchar. No se baila ni se hacen palmas, cuando en general, como humanidad, estamos desconectados de la escucha y cada vez más conectados con el aplauso fácil, o la interacción festivalera. Asimismo, se habla de que la música cuyana es muy endógena. El investigador mendocino Octavio “Pepe” Sánchez, plantea en este sentido que la temática de la tonada es tan cuyana, que habla siempre del surco, la viña, el vino o el cosechador, y eso imposibilita el ingreso de otras miradas, o de personas que puedan componerlas.
Las preocupaciones estéticas de la cineasta referidas a la cuyanía por supuesto no se agotan en el flamante film. De hecho, tal es una instancia más del proyecto Transmedia, cuyo fin es precisamente poner en valor la música de la región. Además, Piastrellini está trabajando en la post producción de otro documental con olor a viña, canto y cogollo (El Andariego, historia de un grupo vocal), y ha trabajado en otros del palo. Entre ellos, Digo la cordillera y Compadres, la vida y obra de Armando Tejada Gómez; y los cortometrajes Vendimia de a dos y Huarpes en su propia voz, documental este último, que fue pensado también como proyecto educativo. “La idea era que estuviera dentro del plan educativo de la Ley de Educación Intercultural Bilingüe, pero eso no sucedió porque no hubo voluntad política”, se queja la cineasta. “En fin, la cultura del desgaste termina agotando, y hay que pasar a otro camino para no frustrarse. Ese proyecto igual giró por un montón de lugares, incluidos Perú y España, y aún no sabemos si terminó su ciclo, porque se trata de contar la historia de los pueblos originarios desde la propia voz de los Huarpes, pero por ahora es difícil de retomar para las escuelas, hasta tanto aparezca esa voluntad política”.