El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y su rival de derecha y líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, ratificaron este miércoles sus intenciones de ser electos como máximos líderes del país a partir del jueves, cuando asuma el nuevo Parlamento y se inicie el proceso para formar Gobierno.

Sánchez se reunió con los diputados y senadores socialistas que ganaron bancas en los comicios y exigió a Núñez Feijóo que deje de reclamar la investidura porque carece del apoyo necesario en el Parlamento, pese a que él tampoco lo tiene todavía. "El PP debe ser capaz de entender y de respetar nuestro sistema parlamentario, aceptando algo tan básico y tan legítimo como que en España gobierna quien obtiene más apoyos" en el Parlamento, indicó.

El líder del PSOE aspira a ser investido con el respaldo de partidos regionales independentistas. Entre ellas se encuentra Juntos por Cataluña (JxC), del expresidente del Gobierno regional de Cataluña Carles Puigdemont, huido de la Justicia española tras la declaración unilateral de independencia de 2017. Para garantizar estos apoyos, Sánchez prometió promover el uso del catalán, vasco y gallego en las instituciones de la Unión Europea (UE), una reivindicación de los nacionalistas. "España habla en castellano, pero también habla en catalán, en euskera, en gallego", señaló el mandatario del país que ejerce la presidencia temporal del bloque regional. "Vamos a impulsar su uso en las instituciones comunitarias como un compromiso que voy a desplegar a lo largo de la presidencia española de la Unión Europea", añadió.

En otro guiño a los nacionalistas catalanes, Sánchez propuso como candidata a presidir el Congreso a la catalanoparlante Francina Armengol, antigua presidenta regional de la región de las Islas Baleares, muy próxima culturalmente a Cataluña.

La insistencia de Feijóo

En Madrid, Feijóo también reunió a la nueva bancada del PP en el Parlamento y reiteró que buscará ser investido por considerar que la mayoría de los españoles no merecen ser gobernados por independentistas y separatistas, al tiempo que insistió en que era lo que correspondía porque su partido fue el más votado. "Que la mayoría de las Cámaras estén bajo el mando independentista y separatista sólo tiene una responsabilidad, la del PSOE y Pedro Sánchez. La mayoría de los españoles no merecen esto. España no merece un presidente del Gobierno que quiera serlo otra vez incluso después de perder las elecciones", declaró.

El líder opositor propuso a la actual portavoz de su partido, Cuca Gamarra, para presidir el Congreso de los Diputados. Además, insistió en que su formación va a presentarse a la investidura, pero subrayó que necesita continuar con las negociaciones. "Hemos aceptado que hemos ganado, pero no tenemos la mayoría absoluta, y hemos entendido que debemos de negociar con otras fuerzas", precisó. "Para que los intereses generales de España estén por encima de los intereses de los partidos, para que la Constitución siga siendo la norma básica de cohesión territorial y solidaridad, y para que el estado de las autonomías quede blindado", agregó.

El camino hacía el nuevo gobierno

El PP fue el más votado en las elecciones del 23 de julio, pero no llegó a la mayoría absoluta de 176 de los 350 escaños del Congreso de los Diputados, la cámara baja del Parlamento, ni siquiera con las bancas de sus aliados del partido de extrema derecha Vox. El PSOE de Sánchez y sus aliados de la coalición de izquierda Sumar tampoco reúnen esa cantidad de escaños, pero tienen posibilidades aritméticas de alcanzar la investidura aliados con las fuerzas independentistas.

El nuevo Congreso, el número XV desde el retorno a la democracia tras la dictadura franquista, en 1975, quedará instalado cuando se elijan sus autoridades, a propuestas de los líderes de los partidos con representación parlamentaria. Una vez establecido, el rey Felipe VI, el jefe de Estado español, nominará a un candidato a la presidencia o jefatura del Gobierno, que le será propuesto por el nuevo presidente de la Cámara de los Diputados.

Para ser electo presidente del Gobierno, el nominado deberá obtener la mayoría absoluta en una primera votación en la Cámara de los Diputados o una mayoría simple en una segunda votación 48 horas después. Si nadie logra el respaldo necesario, España deberá repetir las elecciones dentro de los seis meses siguientes.