Dos hermanos del hombre que murió baleado por la policía tras apuñalar y matar durante un brote psicótico al efectivo de la Policía Federal Juan Pablo Roldán el 28 de septiembre del 2020, a metros del museo del Malba, en Palermo, aseguraron como testigos que el médico psiquiatra que lo atendía desconocía la Ley de Salud Mental y denunciaron que no lo atendió cuando le pidieron internarlo el día anterior.
Se trata de los hermanos de Rodrigo Roza, quienes declararon esta mañana en la primera jornada del juicio que se le sigue al psiquiatra Jorge Alberto Monforte (71), quien comenzó a ser juzgado por el "abandono de persona seguido de muerte" -delito que prevé una pena de 5 a 15 años de prisión- por la muerte de su paciente, y otra de "homicidio culposo" -con pena de 1 a 5 años de cárcel- en perjuicio del policía Roldán.
El debate oral esta a cargo del juez Carlos Rengel Mirat, titular del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 28 porteño, y en el juicio interviene el fiscal general Sandro Abraldes, mientras que la querella, en representación de Carolina Zambrano, esposa de Roldán, es la abogada Ana Laura Palmucci.
Los testigos Gonzalo y Juan Francisco Roza, hermanos del hombre que durante un brote psicótico mató de una puñalada al agente federal Roldán y que murió tras recibir dos disparos, coincidieron en que el psiquiatra “desconocía la Ley de Salud Mental” y que se negó a atender al paciente horas antes del hecho.
“Me llamó la atención que Monforte me diga que desconocía la Ley de Salud Mental, que data del 2010, y que me dijo que nunca tuvo que internar a nadie”, indicó Juan Francisco, uno de los dos hermanos de Roza.
El hombre afirmó que el médico no atendió a su hermano el día previo al brote psicótico que mantuvo al momento de apuñalar al policía Roldán porque “estaba en (la localidad de) San Miguel y tenía otros pacientes” que atender al día siguiente.
Gonzalo Roza, en tanto, recordó que su hermano Rodrigo había tenido en 2010 su primer episodio mientras vivía en Canadá, lo que lo obligó a regresar a la Argentina e iniciar un tratamiento psiquiátrico que incluyó un mes de internación luego que se desnudara frente a la Embajada de Estados Unidos, en enero de 2011.
“El 2019 fue el mejor año de Rodrigo, no escuchaba voces, estaba estable y hasta hizo un curso de ayudante terapéutico. Se lo atribuyo a la medicación, estar contenido, con trabajo, rutina. Con la cuarentena, con el tema de estar encerrado y no poder salir, venía bien, pero en septiembre empezó de nuevo, por lo que llamé a Monforte porque necesitaba que lo vea de manera presencial”, indicó el testigo, ante la atenta mirada del médico, quien tiene como abogado defensor a Vladim Mischanchuk, letrado que también representa a la psiquiatra Agustina Cosachov, imputada por la muerte de Diego Armando Maradona.
Gonzalo Roza indicó que 10 días antes del hecho, Monforte recibió a su hermano, le recetó continuar con su medicación, pero con menores dosis, y le dijo que lo vería en dos semanas, pero antes que se cumpliera ese plazo, el paciente presentó nuevos episodios que incluyeron un llamado nuevamente a la Embajada estadounidense, por lo que la familia se comunicó nuevamente con el profesional de la salud.
“El domingo previo a la tragedia me dice mi madre que estaba alterado porque el médico lo llamó, le pidió que lo despierte de la siesta que tenía que hablar con él. Se despertó, lo insultó al doctor. Fui al departamento, lo vi tranquilo hasta que mi mujer le dice que lo van a internar si seguía así; fue un detonante, porque la empujó y la insultó”, explicó Gonzalo.
Juan Francisco añadió en su declaración que él fue quien se contactó en varias oportunidades a Monforte para pedirle que realice gestiones para poder internar a su hermano, a lo que el psiquiatra le respondió que se encontraba en San Miguel y que no podía atenderlo personalmente porque el lunes a primera hora tenía pacientes en esa localidad del oeste del conurbano bonaerense.
“Monforte llamó al centro médico Pueyrredón para conocer el procedimiento de internación. Me llamó la atención que me diga que desconocía la Ley de Salud Mental, que era del 2010, y que me dijo que nunca tuvo que internar a nadie. Rodrigo no estaba en una situación normal, algo había que hacer”, expresó Juan Francisco.
Luego, el hombre recordó que aquel lunes 28 de septiembre, día en que Rodrigo en medio de un brote psicótico atacó con un cuchillo de 30 centímetros al inspector Roldán a metros del Malba, llamó a Monforte para contarle que su paciente había “herido de muerte a un policía y que había recibido dos disparos por lo que estaba internado en el Hospital Fernández”.
“Cuando lo anoticio a Monforte su respuesta fue ´estoy atendiendo, tengo pacientes´. Y le dije ´un paciente tuyo que acaba de herir de muerte a una persona y a su vez está con varios tiros, ¿No vas a venir?'. Yo quería que venga porque yo no podía entrar al Hospital. Quería que venga conmigo para explicar que no era un delincuente, que era un paciente enfermo con esquizofrenia; eso no ocurrió. No volví a hablar”, sostuvo.
Por último, el hombre le habló a Carolina Zambrano, esposa de Roldán, a quien le brindó sus condolencias por primera vez cara a cara.
El juicio continuaba con otros testigos durante el resto de la jornada y, luego, se pasará a un cuarto intermedio hasta el próximo miércoles, donde continuará la ronda de testimonios.
Roldán, de 33 años, fue asesinado el 28 de septiembre pasado, cerca de las 16.30, en la esquina de la calle San Martín de Tours y la avenida Figueroa Alcorta, a metros del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), adonde acudió ante la presencia de un hombre con problemas psiquiátricos que vociferaba delante de unas personas que tomaban un café en la vereda.
El hombre, quien prestaba servicio en la sede de la policía Montada de la Policía Federal (PFA), llegó junto a otro efectivo de la misma fuerza y dos de la policía porteña que intentaron disuadir a Roza.
En esas circunstancias, Roldán fue atacado por este hombre, quien le aplicó cuatro puñaladas con un cuchillo que llevaba en una mochila, y al defenderse, el policía lo baleó, por lo que ambos resultaron heridos y murieron poco después.
El efectivo de la PFA fue inhumado con honores en el cementerio de Chacarita y ascendido postmortem del grado de inspector al de principal por el Ministerio de Seguridad.