Si algo caracteriza el momento social, económico y político actual de nuestro país es el de la incertidumbre y las desigualdades. Más o menos que en otras épocas y depende donde cada persona (como individuo o grupo o clase ) esté situada y relacionada. Historizar, conceptualizar y socializar estos últimos cuarenta años de democracia es central para evitar los “nunca”, los “siempre”, el “único país del mundo” en tal o cual tema, la “decadencia continua” junto al ser campeones del mundo. No ayuda generalizar . No ayudan las miradas binarias.

Junto a los grandes grupos económicos y financieros que se siguen concentrando, enriqueciendo, evadiendo y eludiendo el fruto del trabajo de millones de personas que viven en nuestro país (los miles de millones de dólares en guaridas fiscales son un ejemplo) se extiende un cada vez más heterogéneo mundo de personas que trabajan y comercian donde coexisten integrados, marginados, precarizados, sindicalizados, por cuenta propia y con cada vez menos vasos comunicantes.

El vínculo con el Estado (como actor y dispositivo) y los gobiernos (como políticas y aparato) en la democracia realmente existente en Argentina también tienen subjetividades diferenciadas. Las promesas, esperas, sufrimientos, creencias, tiempos y sueños tampoco son idénticos para los casi 47 millones que habitamos en la Argentina

Una porción significativa de sectores populares de la sociedad argentina no ha encontrado en las políticas sociales y económicas de los últimos gobiernos un cambio sustantivo en sus vidas cotidianas. Hay promesas, esperas y sueños defraudados. La inflación creciente y el aumento de precios disloca a personas y familias. La inseguridad social y salarios precarios producen malestares. Hay allí bronca, cansancio y rechazo tanto al estado como a las políticas y a los políticos que no dan respuestas y hay una búsqueda de nuevas alternativas fuera del estado y con el esfuerzo individual fruto del “mérito”. Frente al “todo sigue peor” hay una dimensión social y religiosa con rasgos mesiánicos que renueva un vinculo ético con un espíritu capitalista. Aparece una modernidad ultra individualista en un país capitalista periférico y dependiente

Creo que esto es lo que debemos analizar luego del triunfo en las PASO del líder político de la Libertad Avanza. Hay un proyecto excluyente e individualista al acecho .

Una persona que canaliza ese reclamo de “promesas incumplidas” culpando a la “casta política” y al mismo tiempo expresa una propuesta ideológica fuerte de país para pocas personas, de privatizaciones expresadas en el sueño de un mercado autorregulado y de un Estado, como actor y dispositivo, listo sólo para disciplinar (y reprimir) a aquellos y aquellas que buscan una justicia social “largamente esperada y soñada” (que definió como una aberración) en una Argentina plebeya que, con múltiples experiencias organizativas, sigue cuestionando dominaciones y opresiones.

La disolución del CONICET, la entrega de los fondos de la investigación en ciencias al mundo financiero, así como el desmantelamiento de las Universidades públicas prometidas por el líder de la Libertad Avanza son una de las manifestaciones de ese proyecto privatista –que tiene larga historia en nuestro país-- mostrando como “nuevo” el revival de experiencias de derechas militaristas y liberales conservadoras. Es además una provocación pues sabe muy bien que el amplio mundo peronista, radical y de izquierda no avalará en el Congreso esas propuestas. Habrá que estar atentos, de todas maneras, a que estos objetivos no se cumplan por otros medios, tales como el estrangulamiento presupuestario, arancelamiento, despidos, limitación de ingresos y promociones, entre otros. Es innegable que el CONICET y las universidades públicas deben ampliar y mejorar su funcionamiento, sus investigaciones y sus enseñanzas. Deben estar en continua revisión y reformulación pero no para estar al servicio de corporaciones, laboratorios y empresas trasnacionales sino para colaborar en el desarrollo productivo y social, fortalecer las herramientas de política pública, hacer público las maniobras invisibles de los grupos de poder en nuestro país y vincularse con la ampliación de derechos de los amplios actores populares que exigen hoy que sus esperas, sufrimientos, creencias, tiempos y sueños sean escuchados, investigados y cumplidos.

* Profesor Emérito UBA. Investigador Superior CONICET