Puentes Sonoros conoce una segunda edición, con repertorios de obras y géneros variados, que tienden una cercanía de privilegio en el público. Tanto es así que, en el escenario, las y los asistentes dialogan de manera cercana con los músicos. La experiencia del año pasado fue exitosa, y la réplica sucederá esta noche, con el primero de los tres conciertos previstos. Hoy a las 20.30, el Teatro del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río) dará inicio a Puentes Sonoros: Los Secretos de Pandora.
Las noches previstas son tres, y reunirán 7 intérpretes y 15 compositores. Hoy es el turno de “Piano y pianistas”, con Yanina Bolognese y Laureano Bruno; el viernes 25: “Cuerda, Madera y Piano”, con Gabriela Cocilovo (violín), Julieta Moliné (clarinete) y María Luz Poirier (piano); el viernes 01 de septiembre: “Cello y piano”, con Fernando Gentile (cello) y Laura Brunetti (piano). La alusión a Pandora hará abrir una caja de la que resonarán composiciones de Nadia Boulanger, Clara Schumann, Graciela Agudelo, Cacilda Borges Barbosa, Jorge Molina, Hilda Herrera, Louise Adolpha Le Beau, Johannes Brahms, Darius Milhaud, Adam Kachaturiam, Frederyk Chopin y Astor Piazzolla.
“Pensamos en el mito de Pandora por su caja de misterios, cuyas muchas cosas salieron a recorrer el mundo, pero quedó guardada la esperanza; y pensamos que en esta caja podían haber muchos otros secretos guardados, en este caso musicales”, señala la pianista y curadora Laura Brunetti a Rosario/12. “Ser curadora pone en juego cuestiones que nos gustan, que tienen que ver con la profesión musical, los gustos propios y los de quienes nos rodean; al llevar adelante una curaduría se trata de llevar al público algo diferente, que atraiga. Como estamos en el Parque de España, en un auditorio precioso y con un piano hermoso, el piano es un protagonista ineludible. El año pasado tuvo que ver con la conversación entre lo clásico y lo popular; y este año, Los Secretos de Pandora rondará en torno a compositoras y obras menos conocidas, en diálogo con otras muy conocidas como ‘Adiós Nonino’ de Piazzolla o ‘La Nadita’ de Atahualpa Yupanqui”, continúa.
De esta manera, las tres noches se organizarán a partir de formaciones diferentes; como Brunetti explica: “Siempre guardamos una fecha para el piano solo, como protagonista absoluto; pero también estará en diálogo con otros instrumentos. Este año abren los pianistas solistas Laureano Bruno y Yanina Bolognese; la segunda noche estará el Trío Caleidoscopio, con clarinete y violín además del piano; y la última noche estaré con mi dúo de violonchelo y piano”.
-¿Cómo acuerdan el repertorio?
-El repertorio nace un poco a partir de la temática. Por un lado, debía pensarse en una obra de compositor o compositora española para cada noche, también para relacionarnos y dialogar con el lugar en el que estamos, que es el Parque de España; debía también incluirse una obra de una compositora; y pensar en una línea conductora entre las elecciones. De mi parte se hacen sugerencias y envío materiales, pero también hay quienes ya tienen una idea previa sobre lo que les gustaría tocar. En tal caso, en lo que se piensa es en el diálogo musical. Por ejemplo, se propuso tocar “Adiós Nonino” junto con una pieza de salón hermosa, de una compositora venezolana que se llama Teresa Carreño, una danza de salón como en el algún momento lo fue también el tango.
-¿Cómo fue la respuesta del público el año pasado?
-Al ser un formato íntimo, cuando se cierra el telón, público y músicos quedan del mismo lado, y nadie se sienta a 4 o 5 metros del músico. Estamos todos arriba del escenario, y la emisión del sonido está ahí. Yo hago una presentación y cuento sobre las obras, los autores, las y los intérpretes, pero sucede también que al ser un ámbito tan cercano, los mismos intérpretes sienten ganas de comunicar algo y hablan con la audiencia. Todo eso hace que sea muy cálido. Es algo que sale de lo habitual, porque no se está en una platea sino sobre el escenario, cerca de la producción sonora. La experiencia sensorial es bastante particular. Y hay lugar para todos, nadie se va a quedar afuera; lo que quiero decir es que no hay nada que entender desde la razón o lo intelectual, sino dejarse abrir a lo que uno recibe, a la música.