Investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Rosario analizan el desarrollo de los países latinoamericanos desde la economía ecológica, una transdisciplina que pondera el diálogo de saberes.
Postulan que la economía hegemónica no puede explicar ni resolver todos los problemas y que no cuenta con las herramientas adecuadas para hacerle frente a las consecuencias ambientales de los procesos productivos.
Esta ciencia surge en la década del '70 a partir de un diagnóstico de los problemas ecológicos y del reconocimiento de que el sistema económico está dentro de un sistema ambiental. Pero recién en el año 2000 aparece la idea más fuerte de la ecología política y comienza a construir sus propias categorías teóricas "desde el territorio".Estas buscan explicar las relaciones económicas concretas en un contexto histórico particular.
Actualmente, en América Latina, las problemáticas de mayor impacto son el extractivismo y la reprimarización. Esta última está vinculada a una estructura económica basada en la exportación de materias primas, que es el rol que tiene la región en el mercado de comercio internacional, según explican los docentes de la Cátedra "Economía Ambiente y Sociedad", Guillermo Peinado y Aín Mora.
"La soja y los minerales que producimos son para exportar y si esas actividades generarían bienestar y desarrollo, estamos vendiendo ese bienestar y desarrollo", afirma Peinado y amplía:"Se usan los recursos naturales para insertarse en el mercado internacional pero actividades como la minería o los cultivos intensivos tienen gran impacto ambiental dado que requieren el uso de productos químicos para que su producción sea eficaz ".
El investigador sostiene que "la exportación de materias primas tiene efectos negativos en el medio ambiente, produce escasa actividad económica y muy pocas fuentes de trabajo" y cuestiona que nuestro modelo de crecimiento económico sea tan dependiente del mercado internacional: "La soja que se vende al exterior es la que exige el mercado y esa no crece sin glifosato pero si prohibimos este herbicida,nos quedamos fuera de ese mercado".
En cuanto al extractivismo, el docente menciona lo que ocurre con la mega minería que vuela un cerro, mezcla el agua con químico, para obtener oro que se va a exportar y no se utiliza en la industria local. "Entre el 95 y el 98% se exporta crudo por lo que el valor se genera en otro país. Acá hay impacto ambiental, poca actividad económica y nada de trabajo".
En este contexto económico, Peinado afirma que el endeudamiento externo es central porque cuando la deuda se toma en dólares, hay que pagarla en la misma moneda que sólo se genera vía comercio internacional o con la toma de más deuda.
"Los procesos neoliberales son claramente endeudadores, y dejan condicionado a los gobiernos que siguen, no importa cuál sea su impronta político‑ económica", analiza y aclara que la estructura exportadora de actividades primarias alcanza a toda América Latina, por más que los modelos de gestión social de cada país sean diferentes.
La idea de desarrollo como crecimiento económico es criticada desde la economía ecológica y la economía política. Quienes estudian estas disciplinas consideran que la materialización del concepto de desarrollo que plantean los organismos internacionales es una receta cerrada que no contempla factores culturales o históricos.
"El desarrollo significa seguir creciendo, y una vez que estás creciendo, ver si hay que redefinir aspectos de ese crecimiento. Nosotros ahí queremos dar una serie de discusiones, por ejemplo plantear hasta donde hace falta crecer, cuántas cosas más hace falta producir, si para resolver los problemas de la pobreza hace falta producir más cosas", analiza Peinado.
Asimismo consideran que la idea de desarrollo en base al crecimiento no es multidisciplinar porque desde la economía se intenta resolver cualquier tipo de problemática. Por ejemplo, los conflictos ambientales o sociales se manifiestan por no haber logrado el estadio de desarrollo suficiente.
"La contraposición desarrollo‑subdesarrollo es una falsa dicotomía que hay que deconstruir para contextualizar los conceptos y reconocer qué políticas hay detrás de esas categorías", expresa Mora y agrega:"Nuevas teorías como el buen vivir en los países andinos o el decrecimiento en Europa son críticas con esa idea de desarrollo. Plantean rever el crecimiento constante y sostienen que tenemos que modificar nuestras pautas de consumo y los patrones de las relaciones de poder en el comercio internacional".
Los patrones de consumo son una parte importante de las relaciones de poder que se juegan dentro de la idea del desarrollo como crecimiento económico. Según explican los investigadores, existen ciertas pautas que se venden como desarrolladas y se imponen a la sociedad como una necesidad, que van desde la comida rápida a la tecnología de la comunicación. Los docentes consideran que es necesario generar conciencia en la sociedad sobre lo que consumimos y a quienes compramos, hay que entender que "comprar es una acción política". Cuestionan que las grandes cadenas de comercialización son las responsables del precio que tenemos que pagar por nuestra subsistencia, y que si el Estado no interviene, las relaciones de poder son desiguales y perjudican al consumidor.
"Podemos atacar ciertos problemas inflacionarios si fomentamos más la lógica de los pequeños mercados", dice Mora y plantea la necesidad de democratizar los medios de producción y comercialización. "El crecimiento económico como forma de desarrollo no es sustentable, ya que depende del uso indiscriminado y creciente de las materias primas", sentencia.
Economía-Ecológica vs Economía-Ambiental
La economía ambiental es la rama de la teoría neoclásica, base teórica del neoliberalismo en economía, que se ocupa de los problemas del medio ambiente y se diferencia de la economía ecológica porque no cuestiona los sistemas de producción o desarrollo, sino que reduce los desastres ecológicos a su costo económico.
"La economía ambiental quiere evaluar todo en pesos", expresa el Licenciado en Economía y ejemplifica: "Si una empresa derramó cianuro en el agua, un economista ambiental analizará el desastre con parámetros económicos, dejará establecido cual es la multa a cobrar y que la empresa va a seguir funcionando. Desde la economía ecológica el planteo es diferente, se cuestiona la actividad económica que genera el desastre y se analizan las relaciones de poder detrás de estas actividades, tomando en cuenta todos los factores en juego, los ambientales, sociológicos, económicos e históricos".
Con el objetivo de profundizar en estas problemáticas, del 2 al 6 de octubre la Facultad de Ciencias Económicas de la UNR será sede de las Octavas Jornadas de Economía Ecológica "La sustentabilidad frente al neo‑extractivismo y la reprimarización en Latinoamérica. Miradas transdisciplinares y la construcción de alternativas".Los dos primeros días tendrá lugar el V Curso Internacional de Economía Ecológica dirigido al público en general y luego, las exposiciones de trabajos y paneles centrales. Para más información sobre las jornadas, www.fcecon.unr.edu.ar.