El Concejo aprobó un aumento del 25% en la tarifa de taxis. La suba no deja conforme a los gremios y cámaras representantes del sector que pedían un 33%, pero con la devaluación pos electoral entienden que “no queda otra” y adelantaron que pedirán una nueva recomposición para octubre y diciembre. Además se aprobó una ordenanza que obliga a usar aplicaciones para el despacho de pasajeros. Desde el rubro advierten una crisis que derivó en la salida de 2.000 choferes del sistema, propiciado por los retrasos tarifarios, el crecimiento de las plataformas ilegales, y convenios colectivos de trabajo que no rinden “ni para el titular ni para el chofer”.

Con la autorización del Concejo, la bajada de bandera subió a $477,10 para el servicio diurno y en $557,80 para el nocturno; mientras que los fines de semana y feriados en 579,40. Los números, que pueden quedar altos para los bolsillos cada vez más flacos de los usuarios, poco impactan en la realidad del sector que viene en crisis de hace tiempo.

“Habíamos pedido un 33%, pero en vistas de lo que ha sucedido en los últimos días, nos vimos obligados a acordar con los concejales este 25% de aumento. Creemos que nos va a servir para resistir y que tampoco se le aumenta demasiado al pasajero, porque no podemos correr el riesgo de que haya menos viajes”, explicó Marcelo Díaz, referente de la Cámara de Titulares de Licencias de Taxis (Catiltar).

Desde el sector adelantaron que buscan lograr un aumento progresivo para intentar achicar un desfasaje en el precio de la bajada de bandera que, estiman, ronda el 60%: “Volveremos a pedir una nueva actualización en los meses de octubre y diciembre, como lo están haciendo otras actividades. La devaluación ya se tradujo a precios y obviamente a la manutención de los vehículos”.

En tanto, Horacio Yanotti, secretario general del Sindicato de Peones de Taxis (SPT), sostuvo que le siguen corriendo de atrás a la inflación: “Con la devaluación de la moneda este aumento ya queda corto. Pero también hay que tener en cuenta el bolsillo del pasajero. Hoy no nos queda otra que trabajar con ese desfasaje, porque de lo contrario no se sube más nadie a un taxi. Así que no estamos conforme, pero no nos queda otra”.

Por otra parte, el Concejo aprobó una ordenanza que obliga a que todos los taxis estén registrados en alguna aplicación de viajes, como Movi Taxi o She Taxi, que hoy están en vigencia, como cualquier otra que cumpla con los requisitos establecidos. La normativa planteada por el oficialismo, que contó con el respaldo del sector, se impuso a otra presentada por Carlos Cardozo (PRO) que proponía ampliar el acuerdo para la llegada de aplicaciones como Uber; y a otra impulsada por Miguel Tessandori, que iba en un tenor similar.

“El proyecto de Cardozo hablaba de habilitar Uber. Pero esta ordenanza se hizo para que las aplicaciones que quieran sumarse respeten las condiciones. Y Uber seguramente esto no lo va a hacer, porque está acostumbrado a trabajar de otra manera”, señaló Díaz.

No obstante, desde sindicato de peones de taxis son menos optimistas. Sostienen que la ordenanza plantea “tener un marco legal” para los que ya estaban funcionando, pero que no se combate a aquellos que funcionan de manera ilegal. “Estamos viendo cada vez más Uber trabajando en la ciudad de forma clandestina y no hay controles. No es nada nuevo, nosotros lo venimos padeciendo hace años con las remiserías truchas. Y es algo lamentable porque eso va en desmedro del servicio público de pasajeros”.

Crisis

Tanto los titulares de taxis, como los peones, reconocen que el sector arrastra una crisis que dejó en el camino a 2.000 choferes. Los trabajadores lo vienen advirtiendo desde el año pasado, cuando el Municipio les reclamaba mayor presencia en las calles. Hoy la circulación se encuentra en parámetros normales, sin embargo los puestos de trabajo no se recuperaron. La explicación: algunos choferes que lograron incorporar licencias, un crecimiento de los servicios de transporte ilegales, y fundamentalmente una caída en el trabajo.

“Hoy no hacen falta más taxis como pasaba en otro momento. Eso es porque se incorporaron más licencias y porque ha bajado el trabajo. Desde la pandemia a esta parte hemos perdido 2.000 choferes, porque es una relación laboral que hoy en día no conviene. El que tenía dos choferes se quedó con uno y muchos titulares bajaron a sus choferes y los manejan ellos”, explicó Marcelo Díaz, que además se mostró pesimista con que esos puestos de trabajo se puedan recuperar: “No creo que vuelva a subir el número, porque el convenio colectivo de trabajo que existe hoy en día no conviene ni para el titular ni para el chofer”.

En tanto, los peones entienden que la crisis del sector viene desde 2015, cuando comenzó a notarse una caída en la cantidad de viajes, y que terminó de estallar con la pandemia. “Hace años que no le ganamos a la inflación y eso va en desmedro de la calidad del servicio, porque tenemos autos cada vez más viejos y taxistas sin ningún derecho laboral. Se dan un montón de situaciones que hacen que hoy tengamos un faltante de 2.000 choferes de taxis. Te diría que hoy a la mitad de los taxis los manejan directamente el dueño las horas que puede”, evaluó Yanotti.

Para el referente de los peones, esos puestos de trabajo, lejos de cubrirse abrieron la oportunidad para que los servicios de transporte que se manejan en la clandestinidad coparan parte del mercado: “Se pudo frenar un poco porque la actividad se modernizó con Movi Taxi, que hizo una buena competencia contra las aplicaciones, mejorando el servicio de taxis”.

 

No obstante, Yanotti sostuvo que el principal problema sigue siendo la mala relación laboral en la que se desarrolla el servicio: “El 80% de los choferes tiene una mala registración laboral. Están anotados como media jornada, cubren francos, tienen recibos de sueldos que son irrisorios que no sirven para sacar un crédito, no accedes a una buena obra social y la ART te paga muy poco si te enfermás. Y eso hace que hoy por hoy a un taxista no lo seduzca este trabajo”.