Pasaron setenta años y todavía nadie puede decir con exactitud qué diablos es el rock. ¿Un género musical? ¿Una cultura? ¿Una forma de ver el mundo? ¿Kcor al revés, como dijo Luca? Esa falta de acuerdos genera disputas en los distintos sectores que integran el movimiento en nuestro país. Si a la historia la escriben los que fueron a la plaza San Martín en la primavera del 67, eso quiere decir que hay otra historia: eso podrían decir, parafraseándo curiosamente a Litto Nebbia, aquellos que señalan y trabajan para que se note que en la Argentina el rock nació bastante antes que “La balsa”. Una muestra de ese esfuerzo es el reciente compilado Ritmos para tus pies, Rock and roll en Argentina 1956-1958, Vol. 1, publicado por el sello español Sleazy Records y curado por el periodista Víctor Tapia y el músico Zelmar Garín.
“El ritmo que enloquece al mundo”, dice un recuadro del arte de tapa del disco (también disponible en plataformas) que reúne catorce canciones de pioneros y pioneras del género en Argentina. Son los que, a diferencia de los que llegaron una década después, conmovieron desde su capacidad de hacer mover los cuerpos en una sociedad que cuidaba las formas. Porque en el primer rock la revolución era el baile. Así lo muestra el álbum ya desde su portada y en un decreto, reproducido en su interior, publicado en febrero del ’57, que establecía las “normas para la realización de concursos, competencias y práctica de la danza denominada 'rock and roll'”.
Ese texto oficial, publicado en el Boletín Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, fue firmado por el intendente Eduardo Bergalli y prohibía bailar rock and roll “mediante exageradas contorsiones, prácticas acrobáticas o figuras que afecten el normal desarrollo de las reuniones danzantes, o en forma que pueda afectar la moral y las buenas costumbres, o cuando degenere en histerismo colectivo, fricciones y/o golpes violentos”.
“Siempre me interesaron los orígenes del rock. Colecciono discos desde muy pequeño y en ese transcurso de la vida empecé a buscar y a juntar grabaciones”, cuenta Zelmar, que seleccionó junto a Tapia los temas del disco. Ambos se encargaron, primero por separado y luego juntos, de rastrear grabaciones originales que ya casi nadie recordaba. Como detectives musicales que podrían haber protagonizado una novela si Nick Hornby se hubiera cruzado con Roberto Bolaño, visitaron a los protagonistas de aquella escena incipiente, o a sus hijos; consultaron archivos y cotejaron todos los datos que pudieron. El resultado es un trabajo que, además de traer grabaciones tomadas de las copias originales, está repleto de información en su versión en vinilo.
“Empezamos a buscar grabaciones. Algunas sabíamos que existían, pero también me tocó ir a tocarle el timbre a algún coleccionista y decirle 'por favor, prestame el disco'. O sea, no quería hacer la truchada de bajar las canciones por YouTube o por algún blog en mp3. Está todo digitalizado en alta calidad”, sigue Zelmar, que trabaja en el Instituto Nacional de Musicología Carlos Vega, donde realizó las digitalizaciones. Recientemente, Zelmar también colaboró con el INAMU para las reediciones de Los Walkers, otra banda olvidada por la historia oficial.
Ritmos para tus pies está armado con músicas que para Tapia y Garín son fundamentales e históricas, como “Rock con leche”, de Délfor y su Revista Dislocada, editado en mayo del ’56, con Eddie Pequenino como invitado. “Creemos que es, quizás, el primer rock en castellano que no es un cover”, dice Zelmar. “A nivel histórico podría ser nuestro primer rock. Además la grabación es buenísima, hay un gran solo de guitarra, y Pequenino hace la parte en inglés. Está muy bien tocado”, sigue, y agrega que “lo que deja ver el compilado es el nivel de músicos que tenemos”. Y agrega: “Es toda música que estuvo sepultada”.
Se destaca en la selección una versión de “Don't Be Cruel”, por Osvaldo Norton y su Conjunto de Jazz. “En un original arreglo de Norton, empleando el vibráfono como un timbre exótico en este tipo de canción pop de la época. Éste y otros detalles hacen que sea una pieza única”, señala la información del disco sobre este tema grabado el 21 de noviembre de 1956 y lanzado en enero del 57 en una tirada de apenas 900 ejemplares. También hay una versión de “Rock Around The Clock”, la segunda grabada en nuestro país de ese clásico del repertorio de Bill Haley, aquí interpretada por Olga Lee con Tulio Gallo y su orquesta. Haley es una figura importantísima para este período. Su visita en 1958 fue fundamental, tal como se muestra en el insert del disco, donde se lo ve rodeado de fanáticos argentinos que luego de conocerlo corrieron a formar grupos, como luego ocurriría con los Sex Pistols en Inglaterra y tantas otras bandas influyentes a lo largo de las décadas.
“Una de esas bandas se llamaba Los Cometas”, cuenta Zelmar, y agrega que Tapia pudo entrevistar a uno de sus guitarristas, que tenía la foto con Haley colgada en el taller donde trabajaba como gasista, porque el rock siguió su evolución y muchos de los que lo interpretaban no continuaron o se alejaron del género. Músicos casi anónimos, o dejados de lado por el recuerdo popular, que en algunos casos todavía están entre nosotros. “Pensá que toda esta gente se está muriendo ahora, tienen más de ochenta. Escuchar a una señora de ochenta y pico de años decir 'el rock and roll me cambió la vida' es fuerte”, sigue Garín, al recordar el testimonio de una de las entrevistadas para su investigación, que ya lleva dos décadas.
“También nos pasó de encontrarnos con muchas incertidumbres, porque hay un hueco ahí. Hay como un prejuicio que se trasladó durante tantas décadas hasta la historia oficial de nuestro del rock, que hizo que todos estos músicos no se valoraran”, dice.
La preventa del vinilo en edición limitada voló casi de inmediato, pero aún hay una chance de obtenerlo y no conformarse con la edición virtual. Será el sábado 26, desde las 20, en Slant 1969 (Loyola 528). Esa noche el disco estará disponible en el marco de una charla abierta que ofrecerán Garín y Tapia, junto Lisa Di Cione, que también firma un ensayo en el insert del disco. También estarán presentes Carlos Rodríguez Ares, Manuel Antonio López, de Los Pick Up’s, y Carolina Santos, una de las autoras de Al taco, el libro de Gourmet Musical que cuenta la historia del rock argentino hecho por mujeres.