La luz fugitiva
Durante 55 semanas entre 2019 y 2020, el periódico holandés Het Parool publicó fotos analógicas hechas por Robby Müller en Amsterdam, donde había fallecido un año antes. Su esposa, Andrea Müller-Schirmer, se encargó de la selección y de los textos que acompañaban esas imágenes. Allí contaba pequeñas anécdotas o indagaba el vínculo que Müller tenía con su arte, siempre llevando entre sus cosas una cámara analógica. Si el director de fotografía le regaló al cine imágenes imborrables, como Harry Dean Stanton deambulando por el desierto en el París, Texas de Wim Wenders o los presos en su odisea a través del pantano de Luisiana en Down by Law de Jim Jarmusch, era esperable que la luz de Amsterdam se rindiera ante él. Y de esa relación, que Andrea un duda en calificar como amorosa entre Müller y la ciudad donde vivía, surge el libro Amsterdam Photos. Muchos de esos textos e imágenes se encuentran en la web del artista y es realmente una maravilla sentarse a disfrutar de ambos. Andrea cuenta, por ejemplo, que durante la filmación de Honeysuckle Rose, el film de 1979 sobre Willie Nelson, los electricistas norteamericanos odiaron a Müller, que insistía en trabajar con luz natural en vez de usar reflectores. O que su marido solía cubrir de agua las calles para que la luz le diera a los actores un reflejo peculiar. Muchas de las fotos fueron tomadas en los noventa, de manera que también registran los cambios arquitectónicos de Amsterdam, además de sus cursos de agua y la bruma en sus puentes. También se lo puede ver a él, casi como participante incidental o a su esposa o a su hijo saliendo de una clase de trompeta. Con Wenders, rememora Andrea, jugaban a captar imágenes que finalmente no usaban pero que adoraban tener como si fueran cazadores de lo fugitivo. “Cuanto más honesto seas con tu trabajo, mejor te saldrá. Yo intento eso con cada historia”, solía decir él.
Bañarse en Colonia
Un antiguo complejo de baños romanos fue descubierto durante la construcción de una nueva fuente en Neumark de Colonia, el centro cultural de la ciudad alemana, según un informe de Newsweek. Gregor Wagner, arqueólogo del Museo Romano-Germánico de Colonia y jefe de las excavaciones, dijo al periódico local Kölnische Rundschau que los baños formaban parte de un gran edificio residencial privado que estaba equipado con “muebles sofisticados”. Entre esas amenities se encontraban paredes de yeso pintado y pisos calefaccionados que permitía a los habitantes disfrutar de baños calientes, tibios y fríos. También se encontró una sala de calderas, probablemente utilizada para calentar el aire y el piso de los baños desde abajo, controlando además la temperatura del agua. Los pisos mismos habrían sido elevados y sostenidos por pilares para dejar espacio para el sistema de calefacción. Este complejo es el cuarto que se descubre en Colonia y sólo una de las muchas ruinas de la época romana en la ciudad, que fue el sitio de Colonia Claudia Ara Agrippinensium, fundada en el año 50 d.C. Las construcciones antiguas a menudo se encuentran, o se redescubren, en Europa occidental, que estuvo casi en su totalidad bajo el dominio romano desde el 27 d.C, hasta el 476 d.C. En medio de una coyuntura local ajetreada, no faltará quien sueñe con un viaje en el tiempo para refugiarse en un lugar lejano y amparado, aún cuando la caída no haya sido amable ni con los imperios más sólidos de la historia.
Pokemonlandia
En estos días, miles de jugadores de todo el mundo se reunieron en Yokohoma para convertir a Japón el epicentro del Campeonato Mundial Pokémon. Ethan Gach, reportero principal de Kotaku, dice que el campeonato es el evento más grande de estas características. “Mientras dura la competencia, todo el mundo será un enorme parque temático de Pokémon. Por lo tanto, también funciona como un Super Bowl para el juego, pero también como Disneylandia”, se entusiasmó en diálogo con la cadena radial NPR. Los jugadores pasan cientos de horas planificando y construyendo un equipo de seis Pokémon, eliminando cualquier debilidad potencial. “Se trata en gran medida de tratar de encontrar cualquier pequeña ventaja que puedas. Es similar al ajedrez, en el que estás constantemente intercambiando piezas y con ventaja en una o dos es como ganás”. Además del prestigio, la victoria también tiene lo suyo en términos económicos: los premios suman un millón de dólares en efectivo. A la vez, más de 1600 jugadores se registraron para la competencia y su transmisión en vivo promedió más de dos millones de espectadores por día. Gach dice que la comunidad Pokémon sigue creciendo a lo largo de los años, ya que las nuevas generaciones de fanáticos son criadas por personas que han estado jugando durante décadas. “Podría decirse que son tan grandes como siempre. Ahora sus hijos lo están haciendo y ahora hay nuevas generaciones de fanáticos”, asegura.
Yo quiero mi jacuzzi
Cándido Jacuzzi no tenía idea de que su apellido se transformaría en una marca global. Él sólo quería encontrar un modo de aliviar los dolores de su pequeño hijo Kenneth, que a los 15 meses había sido diagnosticado con una pérdida de movilidad que podría acabar con su vida. Era el año 1943. Por entonces Cándido había dejado Casarsa, al norte de Italia, y había recalado en California. Esta había sido una idea del padre, que fue llevando a sus siete hijos, estudiantes de ingeniería, a Estados Unidos mientras las seis hijas se quedaban en casa y aprendían costura. En 1915, con un nivel de inglés muy básico, los muchachos abrieron un negocio de venta de máquinas: Jacuzzi Brothers Incorporated. Esta es la historia que Paulo Jacuzzi, empresario de 54 años y nieto de Valentino, el segundo de los hermanos, le contó al New York Times en una nota firmada por Saskia Solomon. “La enfermedad de Kenneth era una sombra para la prosperidad familiar y Cándido comenzó a estudiar los beneficios de la hidroterapia. Fue un tanque llamado Hubbard, en el hospital Herrick en Berkeley, lo que le dio un rayo de esperanza”, explicó Paulo. El Hubbard era un recipiente de forma ovalada con un banco de madera, a través del cual el agua se arremolinaba y golpeaba el cuerpo del paciente para mejorar la flexibilidad. El tratamiento marcó una diferencia tal en el bienestar del niño que Cándido decidió hacer su propia versión del Hubbard junto a sus hermanos. Así surgió la J-300, una bomba que creaba un remolino de agua tibia similar al de la Hubbard y podía acoplarse a una bañera. Los Jacuzzi comenzaron a vender su invento en farmacias en 1949. Una campaña publicitaria lo promocionaba como una “unidad de hidromasaje portátil y liviana”, perfecta para “el hombre de negocios cansado o el ama de casa agobiada, para los dolores de los ancianos, para los jóvenes juguetones y para aquellos que simplemente quieren relajarse y mimarse con un baño de hidromasaje”. Los Jacuzzi fueron mejorando y diversificando el producto y en una jugada pionera de marketing, presentaron esta bañera refinada en la película The Fortune Cookie, de Billy Wilder, en 1966. Desde entonces, los jacuzzi fueron un objeto de deseo multiplicados en novelas y películas como la memorable escena de Scarface con Al Pacino. A fines de los setenta, la dinastía Jacuzzi ya tenía 257 miembros. Las peleas fueron inevitables y muchos abrieron negocios paralelos porque, alegan hoy, “Jacuzzi no es una marca, es una identidad”.