Se suele decir que todos tienen un plan hasta que les pegan una trompada en la cara. La elección del domingo pasado dejó a Patricia Bullrich en una encrucijada de la que todavía no sabe cómo salir. Muchas veces la candidata a presidenta de Juntos por el Cambio se debe haber imaginado derrotando a Horacio Rodríguez Larreta, con quien tuvo una interna demasiado larga. Pero lo que probablemente no se imaginó es que esa victoria iba a llegar devaluada por el irresistible ascenso de Javier Milei, que la dejó como una "segunda marca", al decir del candidato de La Libertad Avanza. Ahora, Bullrich tiene que definir qué tipo de campaña hará: ¿seguirá intentando pelear con Milei por el mismo electorado, a sabiendas de que las propuestas cada vez más disparatadas del dirigente le hacen a ella lo que ella le hizo a Larreta? ¿Se correrá hacia el centro, en un movimiento que sus dirigentes más cercanos hoy no imaginan? ¿Intentará ser ella la que polarice con Sergio Massa, pese a que el candidato oficialista y Milei parecen haberse elegido mutuamente? Todo eso sin mencionar la renuncia de Elisa Carrió a su candidatura ni el vínculo de Mauricio Macri y Javier Milei.
Lo primero que hay que decir es que, por estas horas, en el comité de campaña de Bullrich no saben qué estrategia van a aplicar. Según confirmaron a Página/12, en la última semana encargaron un extenso estudio cuanti y cualitativo sobre cómo votó la población en las PASO, cómo podría migrar el voto de Larreta, sobre quiénes votaron en blanco y quiénes no fueron a votar. Recién con los resultados de ese estudio en la mano van a definir los próximos pasos de la campaña.
Sin norte
Lo que se vio en los últimos días fue una Bullrich atrapada en la agenda que dominó Milei y atajando penales, como cuando le preguntaron si ella también cerraría el Conicet o si ella también cerraría el Banco Central. En todos esos casos, a Bullrich le pasa algo que no le ocurría con Larreta: dentro de las opciones de derecha, queda como "la tibia".
Acaso Federico Pinedo ensayó algo distinto cuando cuestionó la política exterior que propone Milei y la consideró infantil. Una apuesta podría ser esa: intentar presentarse como una opción de cambio "seria" para la población que giró a la derecha. No obstante, hay que observar que los intentos de ridiculizar a Milei solo lo han fortalecido, de forma similar a como ocurrió en su momento en EE.UU. con Donald Trump.
Lo otro que hizo la semana pasada Bullrich fue sacarse una foto con Larreta. Es que, pese al desprecio que se prodigaron en campaña, ahora Bullrich necesita ese 11 por ciento que sacó su contrincante interno en las PASO. Milei ya la prepoteó con que esos votos se van a ir a Massa, por su perfil similar a Larreta. Pero en el entorno de Bullrich hay otro temor: que se vayan a Milei, como opción ganadora del antiperonismo. Milei hace todo lo posible para reforzar ese voto útil de derecha, insistiendo en que él es la "primera marca".
Ahora se viene una negociación con Larreta, que comenzará esta semana y que tendrá de un lado de la mesa al jefe de campaña de Bullrich, Juan Pablo Arenaza, y del otro al consigliere porteño Eduarco Macchiavelli. Si bien Larreta fue derrotado, es probable que no entregue sin más el extenso esquema de alianzas que forjó y que Bullrich no tiene. "La idea es que no nos cacen de a uno. Vamos a negociar en bloque", indican en el larretismo.
En la tertulia que sostuvieron en el Jardín Botánico, Bullrich concedió vagas promesas de que Larreta y su ex compañero de fórmula, Gerardo Morales, tendrán "un lugar" en la campaña. Cuál puede ser ese lugar, hasta ahora nadie lo sabe.
El otro factor es Mauricio Macri: Bullrich lo subió al escenario y le dio el cierre del acto el domingo pasado, algo que en el PRO critican como un error serio. Dicen que no debió darle tanta centralidad. En la semana, la candidata ensayó una corrección: dijo que Macri ya no es el líder del PRO, que ella ya ocupa ese lugar. ¿Lo ocupa verdaderamente? Una de las cuestiones que están estudiando es cómo limitar la presencia de Macri en la campaña de Bullrich, para esquivar el "efecto títere".
A cazar leones
Las opciones de Bullrich no son demasiadas: la primera es salir a competir con todo por el mismo electorado de Milei. Pero esto, como ya se dijo, tiene sus problemas: siempre Milei tiene bajo la manga una frase más altisonante, un insulto más violento, una propuesta más estrambótica que lo que Bullrich puede traer.
Pegarse demasiado a Milei en esa competencia le puede hacer perder los votos de Larreta y del entramado radical, con los que Bullrich tiene que seguir en la misma alianza. Por lo tanto, la campaña que Bullrich usó contra Larreta no va a poder repetirse contra Milei. No le sirven las mismas armas. La dirigente tiene que empezar de cero.
Una opción sería la de la derecha "seria": puede recordar que JxC cuenta con un bloque extenso de diputados y senadores, mientras que Milei, en el mejor de los casos, va a tener un bloque minoritario. También que gobierna en varias provincias y gobernará más el año que viene (sumaron San Juan y San Luis, tienen buenas chances en Entre Ríos y Santa Fe), mientras que Milei no tiene un solo gobernador. Lo mismo vale para las intendencias. El riesgo de esa jugada es que Milei la enmarcará en su discurso contra "la casta": ellos son el sistema, él es el outsider.
También Bullrich tendrá que ver de qué manera incorpora propuestas atractivas para la juventud, un terreno donde Milei parece haberle ganado la batalla. No por nada el antiguo consultor del PRO Jaime Durán Barba afirmó que “Juntos por el Cambio se envejeció bastante. Larreta armó un geriátrico". De hecho, Durán Barba fue enfático en no recomendar a Bullrich el camino de salir a cazar leones: "Si se posiciona como la segunda marca de Milei, está hundida”.
La Piba moderada
Otra opción es renunciar a esos votos extremos e ir por el centro, por los moderados. Pero una Bullrich moderada no es creíble. Era la opción que empujaba Larreta y a la que ella se opuso en la campaña para las PASO. Lo que no quiere decir que Bullrich no busque convencer a sectores del establishment de que ella es mejor opción que Milei y una mejor garantía para el clima de negocios. En esa línea, Pinedo trabaja en un viaje de Bullrich a los Estados Unidos.
La opción moderada no parece ser la preferida del equipo de campaña de Bullrich, aunque habrá que esperar los estudios que encargaron y la decisión que tomarán a partir de las encuestas. La otra cuestión es cómo hará Bullrich para polarizar con Massa, cuando el candidato del oficialismo parece haberla olvidado y enfocado todos sus cañones en Milei. Y el candidato de la Libertad Avanza parece haber hecho otro tanto.
Pese a que JxC, con los votos sumados de sus dos candidatos, quedó un punto por arriba de Unión por la Patria, en el posicionamiento hacia octubre de Massa y Milei, la que va quedando como tercera en discordia es Bullrich. El punto es cómo hará para que sus rivales confronten con ella, y para no quedar afuera de la discusión pública. Es posible que, entre otras herramientas, Bullrich tenga que aprovechar al máximo los debates que por ley tienen que tener los candidatos.
Los dilemas son muchos y las definiciones, por ahora, bien pocas.