La extensa negociación que mantuvo el equipo económico con el Fondo Monetario Internacional durante casi tres meses tuvo como resultado, se sabía antes de las PASO, el compromiso de desembolso del organismo de 7500 millones de dólares antes que termine este mes de agosto. Pero al día siguiente de las elecciones se conoció la contraparte de esa transferencia: una devaluación del peso argentino del 22 por ciento. Que, en realidad, se estira al 28 por ciento si se compara el nuevo valor del dólar mayorista con el vigente al 31 de julio. A partir de la nueva paridad de 350 pesos por dólar, el Palacio de Hacienda busca imponer un programa de estabilización de precios --con acuerdos de congelamiento en unos casos y de aumentos mensuales pautados del 5 por ciento, en otros--hasta el 31 de octubre. Es decir, once semanas y un día, contados desde el 14 de octubre. ¿Podrá Sergio Massa lograr la estabilidad financiera y cambiaria, la estabilidad "macro" y atender las demandas de recomposición de ingresos de vastos sectores populares, para cubrir al menos los costos de la devaluación? La semana que empieza será clave, aunque no podrá brindar las respuestas definitivas a esos interrogantes.

La devaluación y las condiciones políticas que dejó el resultado de las PASO tuvieron reflejo ampliado en los tipos de cambio financiero. No sólo se disparó el blue sino también el valor de las divisas que se obtienen por vía bursátil (por compraventa de acciones privadas o de bonos soberanos). Hubo un fuerte overshooting (las cotizaciones tuvieron un salto exagerado) que se podrá corregir a la baja recién cuando el Banco Central pueda sumar en sus arcas recursos como para intervenir en el mercado,  sostiene Alejandro López Mieres, analista financiero de IPyPP.

Pero no es el único elemento con el cual sejuzgará si se alcanzó la "estabilidad financiera". El mismo especialista señala que la tasa de interés nominal del 118 por ciento (efectiva real anual del 208 por ciento), con un dólar que trepó un 28 por ciento pero que pasó a ser valor fijo hasta el 31 de octubre, "está generando un carry trade (pesos que no se convierten en dólares, apostando a ganar intereses antes de hacer la conversión en dólares) demasiado importante; esto es muy peligroso, porque hay que ver cómo y cuándo es la salida de esos pesos para convertirse en dólares. Con tipo de cambio fijo y tasas en pesos explosivas, nadie puede afirmar que estamos en situación de estabilidad financiera". 

La buena noticia fue que el Banco Central acumuló reservas netas en la semana como producto de compra de dólares a exportadores. La mala es que este ejercicio es y seguirá siendo muy acotado, y que el resultado neto positivo encuentra más explicación en la muy escasa salida de dólares para el pago de importaciones. Incluso el nivel de autorizaciones de pagos al exterior en yuanes (la moneda china) disminuyó. 

Esta situación está teniendo rebote en la economía real. "No hay insumos, y cuando hay, no tienen precio", se quejó un industrial textil esta última semana al expresar que no sólo se le dificulta acceder a las materias primas que tradicionalmente importa, sino también a componentes petroquímicos que compra en el mercado local pero que sus proveedores comienzan a retacear. "Se está parando la industria, ya hay varios sectores que andan con el freno de mano puesto", graficó.

"Los logros económicos que se podría atribuir este gobierno es haber sostenido el nivel de actividad pese a todas las dificultades que hubo que enfrentar, y haber ido maniobrando para evitar que se desmadrara la inflación en un año tan complicado como éste. Pero lo que no se entiende es que, de repente, acepte aplicar esta devaluación, cuando era absolutamente previsible que iba a generar un impacto inflacionario inmediato y condiciones de parate a la economía. Ahora, esa base mínima que había de estabilidad, está amenazada", sostiene Jorge Marchini, economista de la Central de Entidades Empresarias Nacionales y referente económico del conjunto del sector pyme. 

Frente a una inflación acumulada en apenas una semana que oscila entre el 20 y 30 por ciento para una amplia gama de artículos de consumo masivo, el gobierno lanzó una táctica de acuerdos sectoriales para reducir los aumentos y mantenerlos en un máximo del 5 por ciento mensual hasta el 31 de octubre. Necesita, para que sea exitoso, que las firmas, líderes o no, den marcha atrás con los aumentos de esta semana y se acomoden a lo firmado. Falta implementr la contrapartida en la forma de alivios fiscales, por lo cual su efecto también se demora. Y con ello, se demora la ansiada "estabilidad macro" comprometida por Massa como segundo paso de su plan de estabilización de 11 semanas y 1 día.

Tampoco hay precisiones aún sobre los montos de compensación para sectores de ingresos fijos y beneficiarios de asignaciones del Estado. La promesa es que se calcularán en función del perjuicio provocado por la devaluación, lo cual no será fácil de discernir entre tantos aumentos de precios "por arriba de los acuerdos" y con situaciones de ingresos tan descompensadas en la sociedad. Incluso desde sectores pymes se reclama una respuesta a cómo podrían afrontar el pago de aumentos por montos fijos aquéllos sectores que son perdedores directos del shock devaluatorio. 

Con este escenario local, partirá el lunes por la noche Sergio Massa hacia Washington. Algunas fuentes dejaron trascender un posible pedido de ampliación de desembolsos, en virtud de una situación postdevaluación, una "decisión amarga que nos impuso del Fondo", que está lejos de haber alcanzado los resultados deseados. Aunque, cabe agregar, con consecuencias previsibles, por más que el recetario del FMI señale lo contrario.

El martes, el ministro tiene previsto reunirse con representantes del Banco Mundial, el BID y el Departamento del Tesoro; y el miércoles, será recibido en el Departamento de Estado y participará de encuentros en el FMI. Ese día se reúne el Board (directorio) para resolver el desembolso que ya tiene aprobación a nivel técnico. Si ocurre, la transferencia será inmediata. En una caja de herramientas de políticas económicas tan vacía como la que tiene hoy Economía, la llegada de esos recursos se valora, y mucho. Aunque no sean todos los necesarios para resolver los diversos desequilibrios de la economía, que la devaluación del 14 de agosto vino a acrecentar.