La generación “sin casa, sin auto, sin nada” explica una parte importante del voto a Javier Milei, el líder de la coalición de ultraderecha La Libertad Avanza (LLA), que no es “un invento de los medios” ni “un fenómeno porteño” sin proyección significativa en las provincias, como se comprobó en las PASO. Dos jóvenes de Santiago del Estero y Córdoba y una joven de Rosario, que estudian y trabajan, encuentran en el “plan de acción” de Milei la esperanza de una estabilidad económica. Los tres coinciden que con una inflación “desmesurada” es imposible progresar. Apoyan, con matices y algunas vacilaciones, la dolarización de la economía, la reducción de impuestos, la privatización de las empresas públicas y la eliminación de la coparticipación federal.
Mano dura, ley y orden
Desde Córdoba, el segundo bastión electoral del país donde el candidato presidencial de la ultraderecha se ubicó primero con el 33,7 % de los votos, Juan Pinasco, vendedor inmobiliario de 28 años, aclara que votó una ideología que da por hecho que “el mercado y la competencia tienen un rol fundamental” y que “cada intervención del Estado genera un inconveniente a largo plazo en la sociedad”. El joven cordobés que estudia para ser desarrollador de software, dice que la figura de Milei genera empatía en el pueblo por mostrarse “harto de los mismos de siempre” y que este hartazgo suma caudal electoral. “Se habla mucho del voto bronca, pero yo no creo que sea así. Por supuesto que hay gente que lo votó porque está harta; pero a mi me convenció mucho que tenga un plan de acción, con el que estoy de acuerdo”.
Juliana De Bonis, estudiante de derecho en la Universidad Nacional de Rosario, cuenta que sigue al candidato libertario hace años. “Necesitamos un cambio, mano dura, ley y orden”, enumera las prioridades esta joven de 23 años. “Las políticas socialistas hicieron que después del gobierno de Néstor Kirchner la gente se volviera dependiente del Estado en todo sentido. El asistencialismo del Estado sale de la clase trabajadora, a la que la matan a impuestos, además de lo que se roban los sindicatos, los políticos y los punteros. La gente que recibe asistencia es mayor que la que trabaja y paga impuestos y eso nos pone un palo en la rueda para poder crecer”, interpreta De Bonis. En Santa Fe, el candidato ultraliberal salió primero con 35,3 puntos. Ezequiel Terrera, estudiante de derecho de 25 años que vive en Santiago del Estero, provincia donde Milei se ubicó segundo con el 27,1%, plantea que ante el dilema de votar a Sergio Massa, “el ministro de Economía que no puede resolver la crisis económica”, muchos optaron por el líder de La Libertad Avanza. “Lo voté sabiendo que voy a tener tranquilidad, él me da la esperanza de que más o menos en dos años vamos a tener estabilidad económica, que es lo que estoy buscando y estoy seguro de que mucha gente también. No es antiperonismo, es simplemente que me pudrí de la inflación”.
El santiagueño subraya que para él lo principal es la estabilidad económica, una preocupación que comparten los votantes de las diferentes coaliciones en pugna. “Massa lo único que hizo fue señalar lo que estaba mal en Milei y dijo que tuvo que devaluar, como si no fuera un escándalo la devaluación que hizo. No estoy viendo señales del peronismo para darle confianza a los votantes”, analiza Terrera y agrega que muchas de las propuestas del candidato presidencial de ultraderecha no las va a poder implementar porque “no lo va a dejar el sistema” y quizá tenga “problemas” en bajar los impuestos. “Creo que sólo un 10 por ciento de sus propuestas es lo que va a poder hacer; va a tener una oposición muy fuerte que le impedirá hacer cosas demasiado radicales”. Insiste Pinasco que lo votó por razones ideológicas y porque está a favor de una ideología liberal. “Sus propuestas ponen en marcha a un mercado estancado y afectado en muchos casos por un Estado muy interviniente, pone a oferentes a competir, a demandantes a buscar la mejor oferta y a un mercado a superarse constantemente. Una mayor apertura comercial que la actual, un sistema de libre competencia de monedas con la dolarización, una reducción de gasto público para hacerle frente al déficit fiscal del país y una modernización laboral con los seguros de desempleo”, fundamenta el joven cordobés.
La ultraderecha avanza
La joven rosarina, que trabaja en marketing ocho horas por día, se define como de “ultraderecha” y revela que su padre (56 años) y su hermano (16 años) también votaron a Milei. De Bonis pondera la necesidad de una reforma económica que baje impuestos y achique el Estado. “La mayoría de los políticos se terminan robando la plata de nuestros impuestos y no hay hospitales que funcionen bien, no hay buena atención; faltan médicos, no se les paga bien, entonces ¿para qué pagamos tantos impuestos? Hay que achicar el Estado, privatizar las empresas públicas y fomentar la inversión privada, no para que se haga más rico el empleador sino para que pueda dar más empleos y que con esa ganancia pague sueldos dignos, en blanco y con obra social. Nosotros, que vamos a ser siempre los hijos del empleado, a menos que nos ganemos el Quini 6, estamos con trabajos en negro porque le salimos el triple del sueldo que nos tendría que pagar para ponernos en blanco”, comenta la joven rosarina y confirma que comparte la eliminación del Banco Central porque es “una maquinita que no para de imprimir billetes que no sirven para nada”.
En su plataforma electoral, Milei anunció que eliminará la coparticipación federal, el principal aporte que tiene la mayoría de las provincias para administrar sus gastos en seguridad, educación y salud. “La quita de la coparticipación repercute negativamente en Santiago del Estero, pero entiendo que Milei no va a poder hacer la gran mayoría de sus propuestas -recuerda Terrera-. Una que sí es realizable es el reordenamiento del Estado, estabilizar la economía y potenciar la seguridad. La coparticipación no está mal, no es una ley mala per se, pero necesita de cierto control y guía para que las provincias puedan aumentar su productividad”. Pinasco considera la eliminación de la coparticipación como “interesante”. “Una de las principales causas de la propuesta es por la gran contaminación que existe en la redistribución de fondos. Esto conlleva a que muchos gobernadores que han recibido más en comparación a lo que produjo su provincia se vean tentados de usar los fondos para aumentar el gasto público o para otras acciones de clientelismo que los llevan a perpetuarse en el poder”, critica el joven cordobés.
La generación sin casa, sin auto, sin nada
En la cabeza de los votantes de Milei la dolarización es una posibilidad no exenta de complejidades. “No sé qué tan fiable podría ser la dolarización porque desconozco cuántos dólares vamos a necesitar para que empiece a ser la única moneda oficial”, duda De Bonis. “Si se puede copiar el modelo de Ecuador, quizás pueda ser por tramos, con las dos monedas fluctuando al mismo tiempo. La idea central que apoyo es parar con la inflación desmesurada porque es imposible progresar. Somos la generación sin casa, sin auto, sin nada; siempre estamos parados en el mismo lugar y tenemos que suplir más cosas y tener más trabajos para poder subsistir. Entonces avalo cualquier solución a la inflación, aunque nos volvamos colonia de Estados Unidos; es una tristeza lo que estoy diciendo -confiesa la joven rosarina-, pero tenemos que salir de todo esto porque nos estamos hundiendo”. Dolarizar la economía desde la perspectiva de Pinasco “generaría mayor estabilidad en el poder adquisitivo” y “el poder ejecutivo de turno no podrá realizar una emisión monetaria sin respaldo” y deberá ser “más hábil a la hora de administrar”. El joven cordobés puntualiza que “ayudaría a eliminar la inflación”, aunque no sería “un factor contundente”. Terrera no sabe si la dolarización resolverá los problemas económicos, pero observa que “todos los precios se remarcan en dólares”.
Los tres respaldan la privatización de las empresas públicas, como Aerolíneas Argentinas, YPF y la Televisión Pública, pero con divergencias. La más entusiasta con la privatización es la joven rosarina porque en las empresas públicas “los sindicalistas se roban la plata y las obras sociales de los gremios son las más paupérrimas”. Para De Bonis, además, se achicaría el número de empleados públicos. Sobre la Televisión Pública señala que “ignora los datos de la realidad y habla maravillas del gobierno de turno”. Pinasco opina que la privatización de las empresas públicas sería “una de las maneras de recortar el gasto público” y cuestiona que las empresas públicas no tengan “calidad ni eficiencia”. Según postula Terrera, YPF no debería privatizarse “pero sí darle más potencia”. Aunque no consume la programación de la Televisión Pública, la califica como “muy profesional”. “Lo bueno es que Milei quiere hacer consultas populares porque él dice que quiere devolver el poder a la gente; eso es extremadamente positivo y por eso muchos lo votaron”, afirma el joven santiagueño.
En el imaginario de los jóvenes votantes libertarios el Estado tiene que tener un tamaño menor. “Yo tengo claro que el Estado no se puede reducir al mínimo y quizá tampoco sea saludable a nivel de la estructura social y económica que esté en todos lados -advierte Terrera-. Nuestro gobernador, por ejemplo, lo tiene claro: lo escuché muchísimas veces decir que hay que encontrar un balance entre lo privado y lo público; que si bien el Estado tiene que estar en muchos lugares necesita dar el espacio para que la actividad privada pueda florecer. Aquí, en Santiago, él (Gerardo Zamora) es el más capacitado para ejercer la gobernación. Esto explica un poco por qué siempre gana. No es que sea un caudillo feo, como lo ven en Buenos Aires, sino que no hay candidatos idóneos”.