La jueza federal con competencia electoral, María Romilda Servini, fijó su postura respecto de la elección de octubre. La magistrada sostiene que se debe volver al cuarto oscuro como el que siempre existió y, adentro, el ciudadano tendrá dos tipos de boletas, únicamente de papel. Por un lado, las de cargos nacionales -presidente vice, diputados nacionales -rubros en los que quedaron en carrera sólo cinco fórmulas- y, por otro lado, las de cargos porteños, como jefe de gobierno, legisladores de la Ciudad, para los que quedaron sólo cuatro fórmulas. El ciudadano entrará al cuarto oscuro con único sobre y pondrá adentro una boleta de cargos nacionales y una de cargos porteños. Volverá a la mesa en la que habrá una única urna. Al final del día se hará el recuento, como ocurre en casi todos los distritos, en que los cargos nacionales, cargos provinciales y cargos municipales convergen en una única mesa.
La magistrada, en diálogo con Radio10, dejó en claro que el problema del 13 de agosto no fueron únicamente las máquinas sino la existencia de dos votaciones, con dos mesas, dos urnas, el ingreso al biombo y luego a la máquina de voto electrónico. Como se sabe, la máquina tuvo muchos problemas, por mal servicio, porque el papel estaba adecuado a la elección en Paraguay, donde se usaron antes, y porque las conexiones eran precarias. Pero el mayor inconveniente fueron las demoras por las dos votaciones -biombo primero, máquina después- que derivaron en que muchos ciudadanos se fueran si votar.
Elecciones concurrentes pero sin voto electrónico
La solución planteada por Servini respeta la idea de las elecciones concurrentes. O sea, son boletas separadas. La cuestión tiene una motivación política: el oficialismo porteño quiere evitar el arrastre de la boleta presidencial de Javier Milei. En realidad, al libertario le fue bastante mal en territorio porteño, sacó algo más del 17 por ciento. Pero peor aún le fue a Ramiro Marra, el candidato a jefe de gobierno de La Libertad Avanza, que consiguió el 13 por ciento. La perfomance en terreno porteño exhibe que sus votantes provienen más bien de franjas humildes.
Hay todavía otra alternativa, que es la que se utiliza en buena parte de las provincias: que el voto a autoridades locales esté pegado, en la parte de abajo, al de las autoridades nacionales. O sea, arriba presidente-vice, diputados nacionales, legisladores del Parlasur, y abajo, jefe de Gobierno, legisladores de la Ciudad. Es lo que sucede en todos los municipios de la Provincia de Buenos Aires. Esta solución sería aún más sencilla, pero no estaría en línea con la idea de las elecciones concurrentes.
Para que la propuesta de Servini se concrete habrá que dar estos pasos:
- Debe decidir el gobierno porteño. Las alternativas no son muy buenas. Servini ya ha dicho que no acepta que haya dos elecciones. Por lo tanto, CABA debería fijar otro día, con todo el costo que eso significa en materia de operativo electoral y operativo de seguridad, o conseguir otras escuelas para el mismo 22 de octubre, algo muy difícil. Aceptar la propuesta de Servini también tiene su dificultad: el PRO renunciaría a una de sus posturas emblemáticas como es el voto electrónico. Sucede que el naufragio del 13 de agosto no le deja muchas salidas.
- Si CABA acepta la propuesta, deberá ser aceptada también por la Junta Electoral Nacional de CABA, que integra Servini y que ahora preside el titular de la Cámara Contencioso Administrativo, Jorge Morán. La opinión de la magistrada tiene el mayor de los pesos.
Todo indica que no habría obstáculos.
Cómo será la votación en CABA
Si las cosas se resuelven de esa manera, el proceso sería el siguiente:
- El ciudadano llega a una única mesa y recibe un único sobre.
- Ingresa al cuarto oscuro tradicional o incluso al biombo de cartón que había el 13 de agosto.
- De un lado estarán las boletas para elegir autoridades nacionales y del otro las correspondientes a cargos porteños.
- El ciudadano, si no desea votar en blanco, pone en el sobre dos boletas, una de cargos nacionales y otra de cargos porteños.
- Sale del cuarto oscuro y pone el sobre en la única urna de la mesa.
- A las 18, cuando se cierra la mesa, se hace el conteo como se hace en todo el país: se cuentan los votos para cada una de las categorías y se pone en las planillas correspondientes.
Lo más cierto es que la elección del 22 de octubre en CABA será distinta a la del 13 de agosto. Ni las máquinas ni las dos votaciones el mismo día funcionaron. En pocos días habrá que encontrar una solución, porque hay que entrar a un nuevo proceso de impresión de boletas. No es lo mismo si los cargos porteños van pegados a los nacionales, si van en dos boletas distintas o si, en otro día, se insiste con las máquinas. Esta última alternativa parece descartada.