Investigadores del Laboratorio de Nanosistemas de Aplicación Biotecnológica (Lansab) desarrollan una terapia alternativa para el tratamiento del Carcinoma de Células Basales no metastásico, un tipo de cáncer de piel que no es tan agresivo pero que es más frecuente que aquellos que se dispersan por otras partes del cuerpo. El objetivo del trabajo es mitigar los efectos secundarios que produce el fármaco que se utiliza en la actualidad y reducir hasta 2500 veces la cantidad de medicamento que se emplea hasta ahora. Para eso, los especialistas utilizan nanotecnología (diseños y aplicaciones a una escala muy pequeña) y llegan a la altura del tumor sin la necesidad de recorrer todo el cuerpo y afectar otros órganos.
“Lo que hacemos es trabajar con nanotecnología para apoyar ese fármaco directamente sobre la piel y atravesar su capa impermeable externa. De esta manera podemos cargar cantidades suficientes del medicamento para que la atraviesen y lleguen hasta la altura donde se encuentran esos tumores”, destaca Jorge Montanari, director del Lansab, que depende de la Universidad Nacional de Hurlingham y la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires.
El método que se utiliza hasta ahora para el tratamiento del Carcinoma de Células Basales no metastásico es un fármaco que se aprobó hace diez años y se ingiere por vía oral. Sin embargo, al igual que la mayoría de las quimioterapias, el problema es que causa efectos colaterales debido a la toxicidad con la que ataca las células, no solo las cancerosas sino todas las del cuerpo.
“Con este método estaríamos utilizando 2.500 veces menos de fármaco, logrando una concentración mayor a la que llega a la piel cuando se ingiere por vía oral. De esta manera, tendríamos un mejor efecto terapéutico a partir de una cantidad mucho menor de droga, y a la vez estaríamos preservando al resto del cuerpo”, sostiene Montanari. De hecho, la terapia actual afecta a tantos órganos que muchas personas deciden interrumpir el tratamiento porque no soportan los efectos secundarios.
El trabajo, que ya lleva más de ocho años, fue exitoso en los
experimentos controlados y ahora lo que buscan es probar su eficacia en
ratones. “Si obtuviésemos resultados que acompañan lo que viene dando hasta
ahora en el modelo animal, podríamos
avanzar hacia una versión de aplicación de este fármaco sobre la piel y que la
persona que recibe el tratamiento salga beneficiada”, afirma el científico.
Local y sin medicamentos
Sin embargo, este no es el único trabajo que llevan adelante en el Laboratorio en torno a nanotecnología y cáncer de piel. También, el equipo de investigación desarrolla otros elementos que pueden generar toxicidad por sí mismos. La diferencia es que no transportan una droga que ya se utiliza y la aplican de forma localizada, sino que son nanopartículas que funcionan de dos maneras.
Así lo explica el especialista: “Cuando reciben luz se activan y pueden generar toxicidad sobre el tumor a través de un mecanismo que se llama de “generación de especies reactivas del oxígeno”. Además, pueden aumentar la temperatura a su alrededor creando una especie de nanofiebre, que hace que las células que están cerca dejen de ser viables porque reciben un shock de temperatura muy alta durante muchos minutos, pero sin afectar a todo el resto del cuerpo”.
En este sentido, las ventajas que representa este método es que no se utiliza ningún fármaco, el tratamiento es local y se puede activar con luz. Estas terapias denominadas fotodinámicas y fototérmicas, que van de la mano de la medicina personalizada, se generan mediante nanopartículas de oro y puntos cuánticos de carbono, materiales creados con desechos orgánicos como la yerba mate usada.
Por lo pronto, esta investigación está en su etapa inicial. "Estamos caracterizando los sistemas, viendo cómo funcionan y empezando a probar qué tipo de acción tienen sobre células tumorales", resalta Montanari, quien realizó sus estudios de grado y doctorado en la Universidad Nacional de Quilmes.