La Defensoría del Público determinó recientemente que en la entrevista que le realizó Eduardo Feinmann a Pety Piciñam, autoridad filosófica y política del Pueblo Mapuche, tuvo una mirada fuertemente burlesca, estigmatizante, criminalizante y ridiculizante de los pueblos originarios, su cosmovisión y creencias.
El hecho ocurrió en el programa "Alguien tiene que decirlo" que se emitió el 5 de agosto de 2022 por Radio Mitre. La entrevista estuvo orientada a provocar y burlarse de la entrevistada y del pueblo originario al que representa.
¿Ridiculizan alguna vez a las autoridades del pueblo inglés o francés? No. Porque el trasfondo de esta burla es la mirada racista que sigue estando presente en algunas coberturas periodísticas de los medios de comunicación que ocupan posiciones dominantes: una mirada que jerarquiza y que busca inferiorizar a los pueblos originarios.
El pueblo Mapuche sufrió un genocidio que se recrea simbólicamente una y otra vez cuando se los estigmatiza, ridiculiza o invisibiliza. Pero también cuando se glorifica en billetes, calles y monumentos a los perpetradores de la violencia.
La fuerza de los encuadres periodísticos y de la agenda mediática se acrecienta cuanto más alejados estamos del evento noticioso. Para buena parte de las audiencias de Radio Mitre, las miradas del Pueblo Mapuche les resultan lejanas. A esos oyentes se les dificultará corroborar la información que reciben con otras fuentes ya que no tendrán la posibilidad de conversar con un Lonko, un Machi o un Werken. Tendrán probablemente limitaciones para conocer las problemáticas que atraviesan, las consecuencias del genocidio y la riqueza de su cosmovisión.
Lo complejo es que los discursos discriminatorios generan efectos de sentido. Fortalecen prejuicios y muchas veces terminan legitimando violencias más complejas. Cabe preguntarse si hubiera sido posible la violencia institucional que se ejerció sin la presencia de discursos político / mediáticos que recrean las miradas racistas presentes en nuestra sociedad.
Estos discursos no son inocentes sino que están en relación con un entramado del poder. Son los medios quienes por lo general tienen estas miradas estigmatizantes contra nuestros pueblos originarios, contra nuestro pueblo Mapuche, pero también contra el resto de estas cuarenta naciones que habitan en el país. Es decir, no son inocentes porque detrás de todo este entramado hay intereses económicos e ideológicos.
¿Qué hacer con la violencia mediática que sufre el pueblo Mapuche?
Los discursos discriminatorios que se instalan en estos medios deben combatirse ya que atentan contra el derecho a la propia cultura, el derecho a la identidad y al conocimiento. Sobre todo porque hay una deuda que no está saldada con los pueblos originarios.
Los pueblos indígenas tienen derecho a existir en su propia forma, con autonomía. Tienen derechos lingüísticos, culturales, sociales y sobre todo territoriales.
Es necesario subrayar que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual N° 26.522 establece entre sus objetivos “la preservación y promoción de la identidad y de los valores culturales de los Pueblos Originarios”.
Recientemente la Defensoría del Público desarrolló un trabajo colectivo y necesario: Las Recomendaciones para el tratamiento mediático sobre los indígenas”. En este trabajo se destaca la necesidad de promover los derechos de los pueblos indígenas y comunicar su preexistencia, visibilizar las realidades culturales y reconocer a las organizaciones, comunidades y medios indígenas como fuentes de información y consulta.
En ese contexto, son necesarias acciones reparatorias: el medio de comunicación que es el responsable de los contenidos emitidos debería disculparse y difundir campañas que visibilicen los derechos de los pueblos originarios. Que cuestionen las miradas discriminatorias y que nos acerquen a la riqueza de sus conocimientos y cosmovisiones.
* Licenciada en Comunicación Social. Periodista Mapuce. Integrante de Mapuce Kimvn.
** Licenciado en Comunicación Social (UNLZ). Especialista en Comunicación y Culturas. Profesor de la UNRN