El narcotráfico mueve mucho dinero, pero nadie aborda el negocio en serio. Un reciente informe del Procunar -Programa del Ministerio Público Fiscal de la Nación que se aboca al delito de tráfico de drogas-, informó que “el 49 por ciento de los juicios por tráfico de drogas en los Tribunales Federales son contra consumidores “.
Esto demuestra lo que vengo sosteniendo en el tiempo: a los únicos que persiguen los fiscales es a los consumidores y no a los narcotraficantes. El problema principal no es el funcionamiento de la justicia ni los recursos sino cuál es la política criminal que orienta la intervención de la justicia, porque si vamos a tener semejante aparato judicial federal abocado a correr consumidores evidentemente el narcotráfico queda liberado.
La falta de control en las rutas de comercialización en la zona de Rosario hace que la droga circule libremente. Nuestra zona es muy complicada, con veinticinco puertos privados y con una ruta famosa, la 34, que viene desde el norte, donde se han detectado infinidad de camiones con cargamentos. Nadie controla.
No hay control en puertos, en el río y tampoco en la economía porque es evidente que uno de sus principales motores es este dinero negro que se lava en otros negocios como el inmobiliario. Nadie se mete ahí, donde hay mucha gente que vive del narcotráfico aunque no tenga un bunker. Ante la sociedad aparece como un negocio legal. Nunca agarran a los proveedores de los búnker, a los mayoristas y a los que lavan el dinero en este negocio, ahí no apuntan nunca.
El narcotráfico se ha convertido en una economía paralela tanto para los sectores empobrecidos como para sectores de especulación financiera y esto es lo grave. Y mucho mas grave es que en los barrios humildes se lleva la vida de los niños no solamente por homicidios, sino por problemas de salud física que genera la droga y además por la explotación que sufren en el negocio del narcotráfico.
Matilde Bruera
diputada provincial