Envalentonados por los resultados de las PASO, en el Gobierno esperan sin demasiadas preocupaciones la marcha de la CGT. Las divisiones que quedaron expuestas la semana pasada y los gremios que se bajaron de la movilización no hicieron más que acicatear la visión predominante en el Gobierno de que están en vías de neutralizar los reclamos de la central sindical a través del método que inauguraron luego del paro general del año pasado de discutir por sector. Antes de partir de vacaciones, el presidente Mauricio Macri les había manifestado su desagrado: “Han perdido la capacidad de escuchar y entender lo que están pasando en la Argentina”, les enrostró antes de viajar al sur a disfrutar del fin de semana largo.
Ayer en el Gobierno repetían el planteo que harán hoy sobre la marcha los distintos voceros del oficialismo: “El diagnóstico no está basado en la realidad. Hoy el Indec dice la verdad y marca que la economía va en un sendero de recuperación: el empleo está creciendo”, remarcaban en el Ministerio de Trabajo. “El diagnóstico de ellos no se basa en la realidad, sino posiciones político-electorales”, deslizaron.
El mismo argumento habían utilizado ante el paro general del año pasado. Después de esa medida, en el oficialismo se dieron una estrategia de hacer reuniones por sector e ir desguazando la resistencia de la central sindical, en especial, de los gremios del transporte. La reforma laboral –cuyos detalles solo deja entrever el Gobierno– también está pensada para ser discutida por sectores y no con la cúpula de la CGT, a la que el Gobierno señala como poco representativa de los trabajadores, en especial, a partir de episodios en los que terminaron silbados por los manifestantes.
“También se están viendo las diferencias internas de la CGT, que están tratando de disimular en esta marcha”, indicaban en el Gobierno, conscientes de que hay una posible ruptura a la vuelta de la esquina.
La visión del oficialismo ya había quedado delineada por el Presidente la semana pasada, cuando se ratificó la marcha. El mandatario buscó hacerles sentir el peso de las derrotas que sufrió el peronismo en distintas provincias a manos de Cambiemos: “La verdad es que recibí la noticia con sorpresa. Tuvimos una elección recientemente y los argentinos han ratificado la vocación de cambio y el apoyo a este Gobierno”, indicó Macri.
“Hubiese esperado de los gremios una actitud de decir: ‘Bueno, vamos a acompañar para que el país crezca durante muchos años, para que los argentinos tengan un mejor futuro’”, les reprochó Macri que no se alineen con su Gobierno.
Luego hizo una diferenciación entre los Gordos y el moyanismo, que es a donde el macrismo está apuntando sus cañones. Dijo Macri: “Los gremios, ese grupo de gremios porque no son todos, han perdido la capacidad de escuchar y entender lo que ha pasado en la Argentina”. Lo secundó en ese momento el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quien remarcó: “Me parece un error que tiene que ver con la crisis de conducción que tiene la central obrera”. Por esa línea, seguirán las opiniones del Gobierno hoy luego de la movilización.