Griselda Gambaro es una figura icónica del teatro y la escritura argentina, que no necesita de presentaciones. Empezó con la narrativa y, al tiempo, la alternó con la dramaturgia. Durante la dictadura cívico-militar se exilió en Barcelona entre 1977 y 1980, y regresó luego a Argentina, pero figuró en las listas negras elaboradas por la dictadura. Esa fortaleza para resistir no le impide hoy tener una dicción tenue, serena, pausada. Así se la puede observar en Gambaro, el documental de Jazmín Bazán que explora su figura a través de un encuentro entre dos líneas narrativas que evidencian el contenido estético, político, social y feminista que atraviesa toda su obra, al tiempo que se observan los aspectos de su vida cotidiana. El film se estrena este jueves a las 20.30 en el Cine Gaumont.
Es la propia Griselda quien le abre las puertas de su casa a la directora para un viaje cinematográfico que recorre varias de sus obras más significativas, incluyendo la censura a la que fue sometida su novela Ganarse la muerte, así como su mirada actual respecto al significado de su obra y su concepción sobre la escritura, las injusticias y el rol de la mujer.
"La película surgió a partir de la interpelación de sus obras, que leo desde joven y también por supuesto a partir de conocerla a ella", cuenta Bazán en diálogo con Página/12. "Cuando la conocí me encontré con una persona de una sencillez realmente única. Entonces, del pensar en esa persona en contraposición con las fuerzas que emergen de sus obras surgió la idea de hacer esta película", agrega la directora. Respecto de la charla con Gambaro para contarle que quería hacer un documental sobre ella, Bazán recuerda: "En un primer momento, ella se negó, no quería. Me costó convencerla. Y luego de convencerla, de decirle que era una película muy chica, que yo soy una directora joven, aceptó con la condición de que fuera efectivamente un registro muy chico. No quería muchas personas en su casa ni un gran despliegue técnico. Entonces, de ahí surgió el tipo de registro que tengo en el documental hacia ella".
-¿Lo pensaste como un homenaje en vida?
-Se podría decir que sí. No me gusta la idea de "homenaje" en el documental, pero sí hay algo de querer reactualizar o de mostrar la vigencia de su obra.
-¿Te asombró su vitalidad a los 95 años?
-Sí. Yo justo la vi hace muy poco y es asombroso realmente la vitalidad que tiene y la claridad de su pensamiento, aun hoy a los 95 años.
-Si bien es un documental, utilizás recursos de la ficción para el relato. ¿Cómo fue esa búsqueda?
-El documental intenta trabajar, por un lado, el registro más cotidiano y más observacional de Griselda y, por otro lado, la búsqueda de la fuerza que adquieren sus obras, fundamentalmente, sus personajes. De este choque o puesta en tensión surge esta idea de plantear escenas ligadas a la ficción, en tanto que la primera decisión que se toma es trabajar con textos teatrales, pero no puestos sobre el escenario teatral; no trabajar con la idea del teatro sino justamente descontextualizarlos y trabajarlos en contextos que no pertenecen al ámbito teatral y en diferentes espacios que abren diversas capas de sentido que chocan y que entran en diálogo con esos personajes.
-¿Buscaste reflejar una Gambaro más íntima?
-Sí, en la parte de todo el registro de ella, sí. Hay una idea de reflejar una Griselda más cotidiana, en su casa, pero que también refleja tal cual cómo es ella. Fuera de toda pose, es un poco como se muestra, con esa sencillez realmente única y una calidad humana impresionante. Eso intenta mostrar el documental.
-También pensaste que era importante resaltar cómo toda su obra tiene una perspectiva feminista, ¿no?
-Sí, el documental adquiere esa postura de pensar desde una mirada actual. Y cómo se reivindican las luchas feministas. En el documental hay un gran recorte sobre su obra, que es inabarcable. Y un primer recorte fue trabajar sobre personajes femeninos.
-¿Crees que palabras como transgresión y compromiso la definen como intelectual?
-Por supuesto. Es una autora fuertemente comprometida social y políticamente, también con las luchas feministas. Y es una artista totalmente transgresora, fuera de los cánones del sistema.
-¿Por qué te parecía pertinente aparecer en pantalla?
-La primera persona en el documental evidencia un poco la subjetividad de la enunciación y, a partir de esa línea, el documental trabaja desde diferentes estrategias. Hay una explicitación de mi mirada a partir de mi puesta en cuerpo.