Desde Washington
La exclusión del tratamiento del ingreso de Argentina a los BRICS (bloque que conforman cinco de las mayores economías emergentes) en la Cumbre que tiene lugar en Sudáfrica está empezando a generar controversias a nivel internacional. Alberto Fernández, presidente argentino, desistió de viajar al encuentro, donde estaba invitado a participar como orador. Lula, presidente de Brasil, reaccionó con indisimulada indignación ante el cambio de agenda y aseguró que iba a insistir en el punto. Con el paso de las horas, empezó a quedar en claro que no era una resolución contra Argentina sino que otros dos países, Arabia Saudita e Indonesia, cuya incorporación se daba por descontada, también quedaron afuera por el cambio de los temas a tratar por parte de Sudáfrica. Ahora todos miran con atención los hilos que se mueven por encima de este país. En Washington, donde la delegación argentina se prepara para un encuentro clave con el FMI este miércoles, muy pocos hablan del tema, pero cuando se lo menciona muchos miran con sospecha y se estiran los silencios.
Al decir de uno de los participantes clave en esta visita argentina a la capital estadounidense, "el FMI y el BRICS son dos familias muy diferentes", sugiriendo el choque de intereses entre uno y otro agrupamiento. Nadie lo dice públicamente, pero nadie deja de pensar que a los estrategas del Fondo (Estados Unidos a la cabeza) no les habrá molestado para nada que la "familia" que encabezan China y Rusia, y además tiene como integrante de relevancia a Brasil, no haya podido ampliar la mesa para incorporar nuevos miembros al grupo familiar.
Arabia Saudita, Argentina e Indonesia encabezan una lista de aspirantes a formar parte del BRICS que también integran Egipto, Irán, Etiopía y Emiratos Arabes. India y Sudáfrica habían expresado previamente a la cumbre su beneplácito con la ampliación del grupo, pero después a la hora de las definiciones, su actitud fue cambiante. Exigieron un estatus diferencial para los cinco integrantes actuales frente a los ingresantes, pero no queda claro como se instrumentaría.
Brasil, cuyo peso en el grupo trepó visiblemente al volver Lula al gobierno frente al desinterés demostrado por el gobierno de Jair Bolsonaro, le dio mayor repercusión al accionar del grupo. De la mano de Lula, Dilma Rousseff llegó a la presidencia del Banco de los BRICS, y Argentina a presentar su postulación a ingresar al bloque.
Y es que el propio Banco de los BRICS y las propuestas de financiación de obras de infraestructura de China, a través de los proyectos de la Franja y la Ruta de la Seda, cambian el escenario mundial y colocan al lado de los organismos internacionales tradicionales de crédito (FMI y Banco Mundial), un rival de peso capaz de desafiar su hegemonía.
La visión de Brasil volvió a quedar enfrentada a la de Sudáfrica en esta cumbre, y Argentina quedó en el medio del tironeo. "Yo defiendo que Argentina pueda participar de los BRICS, sea ahora o en otra reunión, pero tiene que estar. Es algo muy importante para Brasil que podamos crecer juntos", expresó el mandatario brasileño en conferencia de prensa en Johannesburgo. En un mensaje leído por su canciller, el jefe de gobierno chino, Xi Jinping, anticipó que "expandiremos un modelo BRICS plus, avanzaremos activamente en la expansión de la membresía, profundizaremos al solidaridad y la cooperación con otros mercados emergentes y países en desarrollo". Y advirtió: "Cualquiera que sea la resistencia que surja, los BRICS son una fuerza positiva y estable para el mundo. Seguiremos creciendo".
La Cumbre finalizará el jueves, día en que el canciller argentino participará vía zoom. El freno que Sudáfrica, seguramente con el impulso de dos socios importantes como Gran Bretaña y Estados Unidos, logró imponerle a la ampliación del rival más serio a la hegemonía mundial norteamericana, podría ser tan solo una demora. Pero desde la mirada del gobierno argentino no se ignora que las disputas internas en el país también "meten la cola" en el conflicto.
En Brasil no ven con tan malos ojos la demora en la definición en el ingreso argentino, si esto además permite hacer una pausa para ver cómo resuelve el país su futuro gobierno. Se descarta el interés de un gobierno de Sergio Massa en ingresar al BRICS. En cambio, si fuera Javier Milei el triunfador, no sólo que nadie cree que le pueda interesar el BRICS sino que, en el caso de Brasil, ya se lo dicen a quien lo quiera escuchar: al gobierno de Lula no le interesa un gobierno "ultraderechista" argentino a su lado ni "contaminando" el BRICS.