La Cámara de Diputados de Brasil aprobó este martes un proyecto de ley que pone fin al "techo de gasto" público y crea nuevas reglas presupuestarias más flexibles, una victoria para el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
El texto, aprobado por 379 votos contra 64, puede ayudar al gobierno a cumplir su promesa de ambiciosos programas sociales y de un vasto programa de inversiones en infraestructura.
Las nuevas reglas, que ya afectarán el presupuesto del próximo año, ponen fin al tope de gasto introducido a fines de 2016, bajo el gobierno de centroderecha del expresidente Michel Temer.
Permiten una mayor flexibilidad en términos de gasto, que puede aumentar al ritmo de los ingresos tributarios.
Al mismo tiempo, garantiza un cierto rigor presupuestario, limitando el aumento de las erogaciones al 70% del aumento de los ingresos del Estado.
El proyecto ya había pasado por la Cámara de Diputados en mayo, pero fue necesaria una nueva votación para su adopción, luego de modificaciones introducidas por el Senado.
El inicio del tercer mandato de Lula, que ya gobernó entre 2003 y 2010, estuvo marcado por el restablecimiento de programas sociales, como el Bolsa Familia, un subsidio que se paga a las familias más pobres.
El gobierno también ha fortalecido los organismos estatales de conservación ambiental, que sufrieron importantes recortes presupuestarios bajo el expresidente de ultraderecha Jair Bolsonaro.
Tras su victoria frente a este último en octubre, Lula se comprometió a conciliar "presupuesto, responsabilidad social y desarrollo sostenible".
Durante sus dos primeros mandatos, su administración se destacó por una robusta inversión en programas sociales que sacaron a millones de brasileños de la pobreza.
En ese momento, la situación económica era especialmente favorable para Brasil, que aprovechaba un auge en el precio de las materias primas.
La situación actual dista mucho de aquel 'boom', aunque la agencia internacional de calificación crediticia Fitch Ratings elevó en julio la nota de Brasil de BB-- a BB, destacando en particular la reforma fiscal aprobada ese mismo mes por Diputados.
Hace dos semanas, el gobierno relanzó un amplio paquete de grandes obras, el Programa de Aceleración del Crecimiento, que prevé inversiones públicas y privadas por unos 348.000 millones de dólares.
Las nuevas reglas presupuestarias serán fundamentales para garantizar su financiación.
La aprobación de Lula aumentó a 60% en agosto (frente a 56% de junio), según una encuesta de opinión pública de la consultora Quaest, que recoge una mejor percepción de la economía y las relaciones del presidente con el Congreso.