India acaba de cumplir con dos hitos increíbles en la carrera espacial: por un lado, conquistó la Luna y pasará a formar parte del elenco de las potencias que ya lo habían logrado en años previos (EEUU, Rusia y China) y, por otro --lo que aún significa mucho más-- se convirtió en el primer país que consigue descender una nave en el Polo Sur del satélite natural. Un escenario que plantea un terreno difícil pero desafiante; tanto que nunca antes la humanidad había conseguido posarse allí, la región en la que se prevé la existencia de grandes extensiones de agua congelada. Un recurso muy preciado, sobre todo, si se tiene en cuenta que la Luna podrá servir en las décadas siguientes como estación de servicio para viajes cósmicos hacia Marte y otros destinos del universo.

Hemos conseguido el aterrizaje suave. La India está en la Luna”, dijo Shri Somanath, líder de la agencia espacial de aquel país. A su turno, el primer ministro, Narendra Modi, apuntó con emoción: "Cuando vemos estos momentos históricos con nuestros propios ojos, nos sentimos muy orgullosos. Es el amanecer de la nueva India". Todo un acontecimiento para los 1400 millones de indios que siguieron de cerca el hecho inédito.  

La nave bautizada Vikram (de 1700 kilogramos), que corresponde a la misión ‘Chandrayaan-3’ (nave lunar, en sánscrito), llegó a la Luna luego de realizar una maniobra de frenado automático exitosa. Ni un solo fallo en un procedimiento muy complejo que consta de centenas de acciones correlativas (que incluyen la sincronización y propulsión) y que los propios ingenieros indios han bautizado como “los 20 minutos de terror”. Hay que tener en cuenta que cuando Vikram se está acercando a destino tiene una velocidad que ronda los 6 mil kilómetros por hora. Tan solo basta con un poco de imaginación para aventurar lo que podría haber implicado un impacto a esa velocidad.

Gracias a sus múltiples sensores, pudo descender de una manera suave en un terreno que se caracteriza por enormes cráteres y montículos de roca. En el interior de Vikram se halla ‘Pragyan’ (26 kilogramos), un pequeño vehículo de seis ruedas que será el protagonista y encargado de estudiar las propiedades químicas, térmicas y físicas de la superficie lunar. Incluso, entre los artefactos hay un sismómetro que reportará la existencia de terremotos. ¿Con qué objetivo? Si en el futuro la humanidad quisiera construir infraestructuras en territorio lunar, sería clave asegurarse que los astronautas no enfrentarán ningún riesgo. 

Si todo sale bien, a mediano plazo, el horizonte será enviar más naves similares; con lo cual, cada vez resulta menos descabellado contar con un vecindario en el propio satélite: una imagen que, hasta el momento, solo era anticipada por los mejores relatos de ciencia ficción.

Cuatro competidores para un podio de tres

La misión, que tuvo un costo total de 70 millones de euros, significa un hito científico: el resto de las tecnologías que habían intentado realizar tal procedimiento habían terminado de la peor manera. De hecho, India aprendió de sus errores: en 2019 Chandrayaan-2 se estrelló contra la superficie de la Luna durante el descenso por problemas técnicos advertidos cuando intentaba reducir la velocidad de alunizaje. Las naves de Japón e Israel también habían experimentado desenlaces similares años atrás.

A comienzos de esta semana, sin ir tan lejos, una suerte equivalente corrió la nave rusa 'Luna-25', que tras perder la comunicación con el equipo científico que comandaba el procedimiento desde la Tierra, explotó antes de llegar al mismo destino. Para revisitar la última misión exitosa del gigante euroasiático hay que remontarse a 1976, a partir de la sonda espacial Luna-24, cuando todavía era la Unión Soviética. Más allá del fracaso, el calendario de actividades ruso cuenta con varias citas: en 2027 prevé el lanzamiento del orbitador Luna-26 y un año más tarde, la misión Luna-27.

India también se anota como el protagonista de un hito geopolítico. El propio Bill Nelson, director de la NASA que de manera reciente estuvo en Argentina, señaló: “¡Felicidades por el exitoso aterrizaje lunar Chandrayaan-3 en el Polo Sur! Y felicitaciones a la India por ser el cuarto país en lograr un aterrizaje suave de una nave espacial en la Luna. ¡Estamos encantados de ser su socio en esta misión!”. Con sus declaraciones, Nelson refiere a que la India fue una de las grandes potencias que se adhirió al Programa Artemis que dirige la agencia espacial estadounidense.

A partir de aquí, el país asiático anota su nombre en una carrera espacial que se creía, hasta el momento, de tres competidores. Estados Unidos, en primer lugar, que en 2025 y a partir del programa Artemis prepara su primera misión tripulada después de 50 años (descenderán una mujer y el primer astronauta negro). Hacia 2030, la NASA se propuso el jugoso desafío de conquistar Marte, precisamente, utilizando a la Luna como estación de servicio. Rusia, por su parte, como se detalló, sufrió un traspié a principios de semana cuando Luna 25 (se proponía una misión científica) se estrelló contra la superficie lunar. China, en tercer lugar, que a pesar del silencio avanza a paso firme a través de su sonda Chang’e 5. 

India hizo historia y acaba de demostrar que es posible alunizar de manera suave y controlada en una geografía que hasta el momento se presentaba imposible. Un hito tecnológico y geopolítico que lo sube al podio, en una carrera espacial que está en llamas. 

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