Nuestra lucha es un oleaje ancestral contra el patriarcado. Y hoy nos convoca una misión impostergable: luchar contra el Abuso Sexual en las Infancias y Adolescencias.
Por estos días, empezaron dos juicios que marcan un hito en la lucha contra la impunidad de los abusadores. Yama Corin y su hija Luna finalmente llegaron a juicio contra su progenitor después de once años de batalla. Y Andrea Vázquez junto a sus hijos, también después de más de diez años de pelea, lograron el inicio del juicio al abusador.
Estos juicios, estas historias de vida y lucha, que acompañamos desde el feminismo, muestran dos situaciones contradictorias. Por un lado, demuestran que luchar sirve. A pesar de todo, de los obstáculos y el Poder Judicial, podemos lograr avances. Todavía falta lo más importante: una condena ejemplar. Pero, por otro lado (y acá lo paradójico si se quiere), las historias de Andrea y Yama son historias de excepción. Por eso su valor y por eso su potencia. Porque la enorme mayoría de los casos y de las historias no llegan a juicio, son bloqueadas y entorpecidas antes, las madres protectoras son perseguidas o criminalizadas, el Poder Judicial revictimiza y las personas escapan hartas de que les hagan sentir el mismo dolor una y otra vez.
Pero no estamos solas. Conocemos el panorama de crueldad contra el que luchamos, creamos nuestras herramientas y sabemos hacia dónde vamos. Acá algunas caracterizaciones y propuestas para trabajar unidas.
Hay dos líneas que son muy importantes y que dan cuenta de cómo se desarrolla la violencia sobre las situaciones de ASI:
La primera línea tiene que ver con la falta de perspectiva de niñez que tienen los juzgados, sobre todo muchos de los Juzgados de Familia, donde no se escucha el testimonio de los niños y niñas, donde se relativizan esos relatos, o se descree de las voces de les pibes. Muchas veces se utiliza o se trata de instalar el inexistente SAP (“Síndrome de Alienación Parental”) para descreer de las niñeces y a esto se suma una teoría también armada en favor de los abusadores, sobre “implantación de falsas memorias”, por la cual la madre implantó recuerdos falsos en el pibe y por eso dice cosas que no son verdad o que no ha vivido. Son artilugios y artimañas creadas por la alianza entre pedófilos y ciertos sectores del Poder Judicial para propiciar la impunidad. Ahí dos objetivos claros contra los cuales luchar y desterrar.
La segunda línea es sobre cómo se persigue y criminaliza a las madres protectoras. No solamente se pone en juego la posibilidad de que ese pedófilo, ese progenitor pedófilo, pueda tener una sanción, sino que muchas veces el Poder Judicial hace un giro contra la madre diciendo que inventó todo y amparados en la vieja “Ley de impedimento de contacto” (que es otro elemento que utilizan los pedófilos), la madre puede terminar detenida y ese niño o niña volver con su abusador. Así de cruel opera el sistema judicial. Por esto mismo, presentamos un proyecto de ley para derogar la ley de impedimento de contacto y evitar la criminalización de las madres protectoras.
Muchas veces somos críticas de los procesos por los que se busca justicia. Y muchas veces, también, encontramos que esos procesos, lejos de reparar, generan nuevas revictimizaciones y nuevos daños. Ahora bien, nunca dejamos de creer en la justicia como un valor y un acto que permite hacer una sociedad más justa. En cambio, sí hemos dejado de creer en buena parte del Poder Judicial. Ese poder judicial que en casos de abusos sexuales a niñeces y adolescencias, reproduce la violencia y persigue a madres protectoras.
Por eso, hemos presentado un proyecto de ley para que los Abusos Sexuales en la Infancias no prescriban, porque sus efectos no prescriben, porque sus marcas, su dolor, sus huellas, no tienen tiempo. Debemos garantizar el espacio y el acceso a la Justicia que hoy el Poder Judicial desde una mirada patriarcal, clasista y adultocéntrica les niega a las víctimas.
El proyecto nace de la Mesa Nacional contra el Abuso Sexual que hemos construido con madres protectoras, organizaciones, militantes, expertas y activistas.
Las madres protectoras son las sujetas políticas de esta época. Auténticas revolucionarias de la de la micropolítica, de la trama familiar, de los esquemas más cercanos donde anidan violencias y se materializa el patriarcado en una de sus formas más crueles.
Necesitamos hablar de abusos y escuchar a las víctimas. Y también necesitamos salir de la figura de la víctima porque somos luchadoras, somos guerreras.
*Diputada nacional por el Frente de Todxs. Presidenta de la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputadxs.