La actividad económica se contrajo 4,4 por ciento en junio versus igual mes de 2022, según informó el Indec. Es la tercera caída consecutiva y se mantiene en línea con las magnitudes de los meses previos. En la comparación respecto a mayo de este año la retracción fue de 0,2 por ciento y en el acumulado del primer semestre anota una baja de 1,9 por ciento.

La medición mensual de la actividad sirve como preludio del dato del PBI, que lleva más tiempo confeccionar. Organismos internacionales como el FMI estiman una contracción del mismo en el orden del 2,5 por ciento este año, pero un repunte del 2,8 en 2024. Esas proyecciones se realizaron en julio, un mes después de difundirse las realizadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que apuntaban una caída más modesta del 1,6 por ciento este año y recuperación del 1,1 en 2024.

La sequía fue empeorando todos los pronósticos, y en términos del Estimador Mensual de la Actividad Económica que mide el Indec se sintió dado que el sector de agricultura, ganadería, caza y silvicultura fue el que más contribuyó a la caída del nivel general, con una contracción del 40,4 por ciento respecto a junio de 2022. Según informó el Indec cinco de los diez sectores que conforman el EMAE se retrajeron en junio. En segundo lugar en relevancia se encuentra la industria manufacturera con una caída del 3,6 por ciento interanual. La lista la completan los rubros de transporte y comunicaciones (-3 por ciento); electricidad, gas y agua (-7 por ciento) e intermediación financiera (-1,2 por ciento).

Entre los sectores con variaciones positivas en junio se destacan los siguientes en orden a su incidencia: en primer lugar la explotación de minas y canteras que creció 7,9 por ciento respecto a junio de 2022; seguido por dos sectores que tuvieron una incidencia similar que son las actividades empresariales, inmobiliarias y de alquiler (que crecieron 2,1 por ciento interanual) y el comercio mayorista y minorista (que ascendió 1,6 por ciento). La explotación de minas y canteras viene sobresaliendo desde fines de la pandemia en términos de dinamismo, mientras que al comercio le fue más difícil sostener su performance tras el rebote pos pandémico, pero en lo que va del año se mantiene a flote. Las actividades empresariales, inmobiliarias y de alquiler son otro brote verde de la economía argentina de los últimos años.

Se ubican en un tercer rango en cuando a la incidencia sobre el crecimiento otros tres sectores de la actividad: la administración pública (que en junio creció 2,3 por ciento); los hoteles y restaurantes (con un fuerte aumento del 8,8 por ciento en junio) y la enseñanza (que trepó 3,4 por ciento). El caso de hoteles y restaurantes también viene llamando la atención desde la salida de la pandemia por sus elevadas tasas de crecimiento, aunque en términos de la actividad económica en general su incidencia es más bien pequeña. 

La lista de sectores con variaciones positivas finalmente la integran: los servicios sociales y de salud (que crecieron 1,7 por ciento interanual en junio); la construcción (1,8 por ciento); otras actividades de servicios comunitarias, sociales y personales (1,1 por ciento) y la pesca (3,1 por ciento). Dentro de este grupo cabe una mención para el rubro de la construcción que ha mostrado una performance magra en lo que va de este año. Las perspectivas para este sector tampoco resultan alentadoras por el reciente salto cambiario y la obra pública con el objetivo de achicar el déficit fiscal.

A futuro son varios frentes los que se abren a la gestión del gobierno para lograr estimular una demanda agregada deprimida en un contexto de fuerte aceleración inflacionaria. Las exportaciones vienen retraídas debido a la sequía, pero también por un efecto precio que contribuye a enflaquecer aún más las reservas del Banco Central. El consumo doméstico exhibe muestras de desaceleración y es un segmento que posiblemente reciba cierto alivio tras las medidas que anunciará el gobierno en los próximos días. En tanto la inversión privada se encuentra casi suspendida a la espera del recambio político.