Desde Washington
El Directorio Ejecutivo del FMI concluyó la quinta y sexta revisión del Acuerdo en el marco del Servicio Ampliado para Argentina y habilitó, en forma inmediata, el desembolso de 7500 millones de dólares, que ya se sumaron a las reservas argentinas. "Es un paso importante en la administración de la hipoteca que nos dejó el gobierno de (Mauricio) Macri, pero la hipoteca la seguimos teniendo", expresó el ministro Sergio Massa a pocas horas de finalizada le reunión del board del organismo y luego de un encuentro cara a cara con Kristalina Georgieva, última gestión oficial en su visita a Washington. Pero agregó, "Argentina va a ser un país autónomo sólo cuando se saque de encima esta deuda".
La decisión del board se tomó por unanimidad, sin "anotaciones" o "comentarios" en particular de alguno de los países integrantes del Directorio, que suelen considerarse habitualmente como objeciones. Sí, en cambio, ocurrió lo que pasa cada vez que se trata el caso argentino. China plantea que el defecto estuvo en que el FMi hubiera otorgado ese crédito al gobierno de Macri en 2018, mientras que Japón simpre expone una posición casi de principios señalando la necesidad, como regla, de que todo país miembro debería adoptar el sistema de tipo de cambio único.
Este acuerdo es la culminación de la etapa más complicada que hubo que atravesar en esta relación con el FMI desde que se firmó el acuerdo de facilidades ampliadas a principios de 2022, con vigencia por 30 meses (hasta junio de 2024). Un punto de cierre de una etapa, la de los desembolsos atados a cumplimientos de metas trimestrales, que no significa que desaparezca que desaparezca a partir de allí el compromiso de la deuda, cuyos vencimientos se extienden hasta el año 2034.
"Vinimos en abril a gestionar ante el gobierno de Joe Biden un front fund (adelanto de fondos) y cuatro meses después nos vamos con un back fund (pago atrasado de fondos)", fue una de las frases iniciales que lanzó Sergio Massa en su encuentro con Georgieva, a modo de reproche por la demora en resolver el problema y los desvíos en la discusión. Es que Argentina, en efecto, reclamaba en abril que se le anticiparan los desmbolsos del segundo semestre (unos 10 mil millones de dólares) que era apenas una parte del impacto medido en pérdidas de divisas por la histórica sequía. Y le adjudicó la demora en resolverlo a que se pusiera en duda el real efecto de la sequía, primero, y luego se insistiera en que el remedio sería una maxi devaluación. Ahora, Argentina termina recibiendo no un adelanto, sino con retraso los desembolsos que hubieran correspondido a los semestres anteriores.
Al respecto, el comunicado del Fondo recuerda que "desde la finalización de la cuarta revisión, los principales objetivos del programa no se alcanzaron, como consecuencia de la sequía sin precedentes y desviaciones de las políticas". Este punto fue destacado por la delegación argentina que encabeza Massa, porque a partir del reconocimiento "pleno de la responsabilidad de la sequía, se pudo avanzar también en la modificación de la meta de acumulación de reservas para los dos últimos trimestres del año", indicaron. Esta flexibilización en las metas de acumulación de reservas es vivido como un éxito importante por la conducción económica.
"En un contexto de elevada inflación y crecientes presiones sobre la balanza de pago", continúa el comunicado fondomonetarista, "se acordó un nuevo paquete de medidas centrado en fortalecer las reservas y reforzar el orden fiscal".
Según explicó Sergio Massa en conferencia de prensa, el acuerdo autoriza al gobierno a utilizar los fondos de reserva en la intervención en los mercados de dólares bursátiles con fines de estabilización de sus cotizaciones. No especificó cual será el monto disponible, pero aseguró que el acuerdo "multiplica por cinco la capacidad de intervención que tenía anteriormente" y que, además, establece una banda de valores (máximo y mínimo) que habilita la intervención cuando las cotizaciones salgan por fuera de esas bandas. Dichos valores topes, anticipó, no se harán públicos.
Contra las devaluaciones
En su conversación con Giorgieva, posterior a la decisión del Directorio, Massa insistió en un punto que ya había puesto de manifiesto en anteriores contactos telefónicos o vía zoom: las medidas tributarias que Argentina tomó sobre las importaciones a través del impuesto PAIS (subió la tasa para las compras en el exterior, excepto las consideradas esenciales) fueron más eficaces para reducir el gasto de divisas en el exterior que la devaluación.
¿Cuál es el criterio de Massa y por qué el contrapunto? El ministro de Economía sostiene que la suba del 25 por ciento en los costos de importación, a través de la suba de la alícuota del impuesto PAIS, "limpió" las importaciones especulativas que se hacían para cubrir stocks y prevenirse de una eventual devaluación futura. En cambio, cuando se devaluó, eso tuvo un efecto inmediato y masivo en los precios internos, "mientras que no generó un dólar más de exportaciones: no exportamos porque no tenemos granos por la sequía, no porque el dólar esté atrasado", le explicó, una vez más, el ex intendente tigrense a la economista búlgara.
En la reunión, Georgieva reconoció que la recuperación de reservas del Banco Central en las últimas semanas (más de 1800 millones de dólares comprados en el MULC desde principios de mes) era un dato relevante y un mérito de los cambios de políticas en el sector.
Cumpleaños y malbec
De todos modos, el encuentro tuvo también su momento de distensión y cruces amables de bromas, antes de entrar en la materia en discusión. Georgieva recibió a Massa con un beso y luego, tomándolo de ambas manos, le dijo: "Me debe un cumpleaños, porque me pasé todo el fin de semana del 13 de agosto trabajando en el tema". A lo que el ministro argentino le respondió: "Se los voy a compensar con una caja de regalo de buenos vinos malbec argentinos, que no le van a producir acidez como los vinos chilenos". Los presentes sonrieron ante la ocurrencia, inclusive el chileno Rodrigo Valdés, integrante de la misión técnica encargada del caso argentino, aunque con un gesto un poco más forzado.
El destino de los fondos
De los 7500 millones de dólares en su equivalente en DEG (unidad de cuenta del FMI, cuyo valor surge de una canasta de monedas) girados este miércoles a la cuenta del Banco Central, inmediatamente se destinaron 582 millones a la cancelación del préstmo puente que había otorgado Qatar, a través de un fondo de estabilización de ese país, para pagar anteriores vencimientos de Argentina con el FMI. Otros 1000 millones se pagarán este viernes al Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), que también había oficiado de prestamista de última instancia para evitar que Argentina cayera en default.
Por otra parte, Argentina había solicitado el pago en divisas de parte del desembolso, ya que "se había visto obligado a recurrir a préstamos en divisas que no se pueden devolver en DEG". El FMI accedió al pedido y, de los 7500 millones, unos 2890 millones fueron transferidos en yuanes, mientras que el resto ingresó en DEG. Dichos yuanes se utilizarán, principalmente, para restituir los recursos del acuerdo de SWAP con China. Un recurso que permite financiar las importaciones que se concreten en moneda china, a lo que en los próximos días se sumaría la alternativa que Brasil, para sus ventas a la Argentina, acepte los yuanes como garantía para dichas operaciones. Mecanismo que se pondría en marcha el lunes próximo, a partir de un acuerdo entre los ministros Massa y su par brasileño, Fernando Haddad.