A partir del primer día de 2024 la Argentina será parte integrante de los Brics, el bloque económico que formaron Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica y que a partir de ahora representarán más del 35 por ciento del PIB del mundo. Así lo decidieron los presidentes de estas cinco naciones reunidas en la Cumbre de Johannesburgo donde, además, sumaron a Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes, Etiopía y la República Islámica de Irán.
El presidente Alberto Fernández, que anunció la decisión del bloque a través de un mensaje grabado, dijo que el país se incorpora a "un nuevo escenario y una oportunidad" geopolítica y comercial. El documento final de la Cumbre de Brics afirma que los ingresos se realizan en el marco del compromiso por la construcción de un "multilateralismo integrador". Tal vez por eso los candidatos presidenciales Patricia Bullrich y Javier Milei rechazaron la novedad. Ambos no ocultan su alineamiento férreo con los Estados Unidos o, si se quiere, al mundo unipolar.
"Vamos a ser protagonistas de un destino común en un bloque que representa más del 40 por ciento de la población mundial", afirmó Fernández en su mensaje televisado. Luego agregó que la integración regional y mundial de la Argentina es una política de Estado que se desarrolla para aumentar "las posibilidades de abrir nuevos mercados, de consolidar los existentes, de favorecer los flujos de inversión creando empleo, de aumentar las exportaciones y de desarrollar la aplicación de nuevas y mejores tecnologías".
La grabación del mensaje se realizó durante la noche del miércoles porque justamente Lula le había confirmado la buena nueva. Solo le pidió que dejara que sea el bloque el que lo anuncie. Eso sucedió a las 4 de la mañana de este jueves cuando el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, leyó la decisión y enumeró los nuevos miembros del Brics.
"Hemos tomado una decisión con responsabilidad, esto le da seriedad en la elección de Argentina y es que no tenemos la cuestión ideológica dentro de los Brics. Estamos incorporando la importancia geopolítica de cada país y Argentina es muy importante en la relación con Brasil y con América del Sur", afirmó Lula una vez que finalizó la Cumbre.
La incorporación de la Argentina al bloque Brics es el resultado de un largo proceso que comenzó durante en la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. En ese entonces Lula ya jugaba un rol importante en la negociación. Se frenó en 2015 con la llegada de Mauricio Macri al gobierno que —a pesar de que ahora rechazó el anuncio—, durante su mandato participó en 2018 de otra cumbre donde celebró ser parte de la reunión y "tener la oportunidad de fortalecer el diálogo con el grupo BRICS y con los países del sur global".
Los cambios de gobierno en Brasil también repercutieron en contra del proceso de integración. Cuando el Frente de Todos asumió el gobierno y, sobre todo con el regreso de Lula a la presidencia brasileña, la Casa Rosada aceleró su pedido de incorporación.
Lula y Xi Jinping
Se especulaba que en la XV Cumbre de los Brics que se realizó en Johannesburgo se iba a concretar el ingreso. Incluso el gobierno argentino se preparó para viajar. Sin embargo, una alerta que llegó desde Brasil sobre un planteo de India estaba postergando la decisión de ampliar el bloque. Ante eso, Fernández decidió no viajar a Sudáfrica y, sorpresivamente, tampoco envió una delegación a pesar de que en la Cumbre participaban otros 34 países.
El debate interno en los Brics se centraba en cuál sería el rol y en qué condiciones se iban a incorporar los nuevos países. India consideraba que los países fundadores debían tener un rol diferente. Por otra parte, había que decidir cuántos países iban a sumar porque son 67 las naciones que habían presentado su solicitud de admisión.
Fue, según el gobierno argentino, la incansable negociación que llevó adelante el presidente Lula y el chino Xi Jinping, que también se sumó al entente, los que destrabaron la discusión. Fue así que se concretó la llegada de la Argentina junto Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Arabes, Etiopía e Irán.
Una vez que se logró el acuerdo, Lula llamó a Olivos para dar la buena nueva. En la Rosada aseguran que se lo escuchaba muy entusiasmado. Del otro lado de la línea había sorpresa porque el gobierno argentino ya pensaba que la incorporación quedaba para el año próximo. Pasado el estupor, el brasileño le pidió que esperara para el anuncio que debía realizarse después de que el mandatario sudafricano diera a conocer los acuerdos alcanzados. Eso ocurrió a las 4 de la mañana de la Argentina.
Conciente del impacto que esta novedad puede tener en el proceso electoral argentino, Lula afirmó que "desde el punto de vista de los Brics no me importa quien gane las elecciones en Argentina". Es más, reconoció ante una rueda de prensa que "Brasil, en cuanto Estado, negociará con el Estado de Argentina independientemente de quien sea el presidente, puede ser que no quieran negociar con Brasil, cada uno es libre y soberano y nadie lo va a obligar", afirmó el mandatario brasileño.
En esa línea se expresó el canciller Santiago Cafiero cuando indicó que no era necesario "ideologizar" la incorporación a los Brics "sino mirar las cuestiones prácticas y concretas. Son oportunidades para las economías regionales y los productores argentinos que encuentran afianzado su mercado de exportación".
La noticia no cayó bien entre los candidatos de la oposición que —como es habitual— rápidamente salieron a rechazarla. Javier Milei dijo que no la aceptaba porque "no nos vamos a aliar con comunistas". Patricia Bullrich no se quedó atrás y afirmó que "la Argentina bajo nuestro Gobierno no va a estar en BRICS". Macri publicó un tuit donde mostró su acuerdo con la candidata presidencial de JxC. En tanto, desde la Coalición Cívica no sólo se opusieron, también reclaman que la incorporación al bloque sea debatido en el Congreso.
Más allá de las apreciaciones de carácter político electoral de la dirigencia opositora argentina, sin duda que detrás de la ampliación de los Brics hay una decisión geopolítica relacionada con los recursos energéticos que garantizan estos seis países. Pero también es cierto que la conveniencia es de ida y vuelta, tanto para los fundadores como para los recién incorporados. Y, sobre todo, apunta —como dijo el presidente ruso, Vladimir Putin, que participó de la cumbre por video conferencia—a la formación de un nuevo orden mundial que "sea verdaderamente equilibrado y tenga en cuenta los intereses soberanos del mayor número de Estados posible".