Entrar en la noche es resignar parte del descanso. Los que duermen no bailan, es decir: no sienten. La esfera nocturna ofrece situaciones que durante el día están prohibidas, eventos donde rige la euforia y el deseo. Más que un ritual, la noche es un lugar donde uno puede esbozar otra identidad, inventarse reglas para interactuar con las personas y ahondar más en los secretos que florecen en los antros. La disco Heaven es una fiesta que responde a esta premisa, un espacio para celebrar la música disco y habitar, con extrema elegancia, el goce y el olvido.

El brillo y la sombra

Había una vez, dos criaturas de la noche llamadas Lucas Fisura y Chicone. Unos Djs dedicados a crear fiestas que reúnen lo más salvaje de la fauna porteña. A partir de la lectura de La historia secreta del disco, un libro de Peter Shapiro, decidieron armar una celebración que pudiera rendirle homenaje a un género musical asociado con el glamour, la belleza y el baile, pero que también tiene un correlato político muy importante: la escena disco de los años 70 fue una plataforma para visibilizar a las subjetividades marginadas de la época. Las comunidades afro, latina, LGTBIQ+, los obreros y las clases empobrecidas encontraron en la música un espacio para la alegría y el goce, elementos que les eran negados durante el día. “Escuchando cómo pasamos música vimos que teníamos un gusto por el disco. Lucas me propuso hacer la fiesta e indagar más en el género. Los dos leímos el libro de Peter Shapiro y observamos datos que nos impactan mucho: su nacimiento en edificios abandonados y casas tomadas de los años 70, la integración de latinos desocupados, obreros, gays y travestis”, comenta Chicone.

El sabor del cielo

La disco Heaven es una fiesta que reúne todos los elementos asociados a la marea dorada de los años 70, la bola de cristal y el clásico compás de 4/4, aunque con deformaciones y desvíos propios de una juventud obsesionada con la cultura pop, los mashups y la hibridez en los géneros musicales. Sin convertirse en una fiesta de disfraces (parodia propia de la comunidad heterosexual), la celebración encuentra la proporción justa entre pasado y contemporaneidad: Donna Summer y Abba pueden convivir en la pista de baile con Madonna, Miley Cyrus y Kylie Minogue. A su vez, el elenco rotativo de Djs indaga en cada fecha las diversas aristas del género, ya sea Space disco, Pop Disco, Italo Disco, Dark disco, entre otros.

Desde sus inicios la fiesta hizo base en el Puticlú, un antro ubicado en el centro de Buenos Aires. El puti, como lo llama la comunidad de mostras que lo habita, siempre se comprometió con algunas de las premisas del movimiento Disco: construir eventos para el público migrante y queer, integrar a la escena nocturna un abanico de identidades por fuera de la blanquitud porteña y tensionar las imposiciones culturales a las que se enfrentan las disidencias. Es por esto que realizar la Disco Heaven en este lugar cobra otro sentido, es parte de una construcción conjunta de espacios alejados de la norma y dónde la diversidad encuentra una gran variedad de significados.

Lucas Fisura, una flor silvestre

En biología se dice que las flores silvestres son aquellas que nacen de manera espontánea y que no fueron alteradas por la acción humana. Son también aquellos cultivos que florecen en lugares inesperados e inusuales. Lucas Fisura es una flor silvestre que brilla cuando se posan las estrellas, una entidad de 26 años que le encontró el gustito a la noche desde la adolescencia. Siendo menor de edad, no dudo en colarse en las fiestas más queer de Buenos Aires, intrigado por el conjuro de las maricas y los decadentes, por ese brillo que se encuentra en los límites del placer y la tensión.

Autodidacta y comprometido con su educación, Fisura aprendió todo lo necesario para mezclar y pasar música. También ganó mucho conocimiento observando a sus pares y a todo lo que transcurría en la escena local, siempre con el norte puesto en una cosa: poder ser otro arquitecto de la noche y poder gestionar sus propias fiestas. Desde hace unos años creó el Club Fisura, una suerte de clan de amigos trasnochados donde se diseñan fiestas, eventos y acciones para enriquecer las experiencias nocturnas.

Fisura tiene cara de niño, de esos que están a punto de convertirte en víctima de una de sus travesuras. Observa con ojos grandes y su rostro es una mezcla de serpiente y payaso siniestro. Tiene la voz de quien vivió muchas cosas para su edad y hace silencio en los momentos indicados. “Me gusta la idea de comunidad que se genera en las fiestas. Poder ir a bailar y empezar a frecuentar gente que solo la ves los fines de semana, personas que uno conoce porque son similares y tienen los mismos gustos. Así surge otra idea de comunidad, una elegida por voluntad propia, más genuina. En la noche conocés personas cuya realidad es totalmente diferente a la tuya pero tienen en común la idea de encontrar pares, amigos con las mismas ocurrencias y la mismas maneras de relacionarse con otros”, afirma.

Chicone, quimera de canciones y experiencias

El mito afirma que el verdadero nombre de Chicone es Juanjo pero nadie lo sabe con certeza, son pocos los que vieron su dni o son parte de su círculo íntimo. Su vida es la sucesión de piezas de un rompecabezas que retrata su vínculo con la música, todo lo otro es más bien una sombra.

Artista, DJ, productor musical, creador de sellos discográficos, a lo largo de su carrera se ha dedicado a crear espacios de encuentro para la comunidad marica de Buenos Aires. Participó como DJ en diferentes carrozas durante la marcha del orgullo y entre sus trabajos más destacados se encuentra la creación de dos compilados que reúnen covers de los clásicos de Madonna, a modo de tributo a cargo de diversos artistas que fueron seleccionados con meticulosa curaduría.

Chicone es de esas criaturas que entró en la noche para imaginarla y convertirla en su patio de juegos. Desde su adolescencia en Neuquén se encargó de involucrar en sus planes a toda persona que se cruzara. Podían ser largas caravanas donde investigaba los boliches gays de su pueblo o la formación de improvisados grupos pop como los Spices Boys, una desviación de las Spice Girls, la banda que le carcomía el cerebro en ese entonces. De manera natural y espontánea, siempre quiso armar escenas y comunidad, encontrarse con otros que fueran similares y al mismo tiempo distintos. En el barrio las travestis, las trabajadoras sexuales, las maricas y los personajes más turbios de la noche lo conocían y lo respetaban.

Juanjo es una fuente inagotable de energía: fiestas, discos, la producción de eventos, coleccionar cables y equipo de sonido, todo es parte de una forma de habitar el mundo y vincularse con personas que puedan decodificar sus ideas y deseos. Su mente es una ola de electricidad pero con un encuadre claro y preciso. Todo lo piensa y lo calcula, pero con calidez. "Una buena fiesta tiene que ser ir a bailar lo que a uno le gusta pero con algo nuevo, un remix, una novedad que te permita llevarte información nueva. Uno intenta que el set tenga equilibrio: lo que la gente espera que haya, alguna sorpresa, un chiste, algo que te haga un glitch en la cabeza, un momento de clímax en la noche", comenta.

El próximo amanecer

Toda fiesta viene a cumplir una promesa, un pacto de disfrute y alegría. El viernes 25 de agosto en el Puticlú, la Disco Heaven se propone otra vez hacer bailar a sus fieles, entre sonidos retro y los delirios de lo nuevo. Lucas Fisura y Chicone serán los DJs residentes, una dupla que sabe armar paisajes musicales que derriten los cuerpos del público.

El dúo conoce muy bien el mundo del día y los trabajadores. Ambos fueron los empleados rebeldes de un Burger King, aunque nunca se cruzaron. En ellos se imprime el esfuerzo de quién trabaja más de 8 horas y luego solo quiere desarmarse en la locura de la noche. Más que una fiesta, la Disco Heaven es una ofrenda a todas las personas que no encuentran un espacio para respirar dentro de la jaula cotidiana. Para ellos la noche puede ser el lugar donde la observación y el punitivismo desaparecen.

Sin búsquedas pretenciosas o discursos impostados sobre la noche, la Disco Heaven aparece como un rayo de luz entre la oscuridad que imponen las entradas anticipadas, la lógica sectaria de algunos sectores de la disidencia y el culto al DJ por sobre la música. Se trata de una fiesta que se apoya en lo simple, el terreno más fértil para cultivar secretos.

 

La próxima edición de la fiesta Disco Heaven se realizará este viernes 25 de agosto en el Puticlú, Marcelo Torcuato de Alvear 980.