La vacuna contra el Chagas, desarrollada por la Universidad de Buenos Aires (UBA), ya está lista para empezar la fase de prueba en humanos. Se trata de una vacuna "de última generación", de aplicación nasal y sin agujas llamada Cruziva. El anuncio se hizo este viernes 25 de agosto, en el Día Nacional por una Argentina sin Chagas.
La vacuna ya pasó las pruebas en ratones, perros y primates no humanos. También superó satisfactoriamente los estudios de seguridad y toxicidad. Ahora, resta que los resultados de los estudios se presenten ante las agencias regulatorias para obtener autorización del estudio de fase I en humanos con el fin de evaluar la seguridad y la dosis.
Los investigadores esperan que la vacuna Cruzivax pueda utilizarse como prevención, pero también de manera terapéutica para tratar a quienes ya están infectados. Emilio Malchiodi, investigador UBA/Conicet y director del proyecto, explicó: "Nos aprovechamos del sistema inmune de mucosas, que puede generar una respuesta inmune importante que luego se hace sistémica". Es decir, primero aparecen los anticuerpos en la mucosa nasal, y luego en el torrente sanguíneo.
"Este antígeno quimérico, que llamamos Traspaína, en combinación con un adyuvante de última generación, demostró ser protectivo contra la infección por Trypanosoma cruzi", agregó Malchiodi, que también es profesor titular de Inmunología en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
El Chagas es una de las 20 enfermedades que la OMS califica como desatendidas, y por ella fallecen más de 12.000 personas al año, en su mayoría en Latinoamérica. En Argentina, hay 1,6 millones de personas infectadas y 7 millones en riesgo, mientras que en el mundo el número es de entre 6 y 8 millones.
El equipo de Malchiodi trabaja actualmente en el desarrollo de otras dos vacunas, una para la fiebre amarilla y otra para la leishmaniasis, dos enfermedades también producidas por parásitos.
Cómo se contagia el Chagas
El Chagas es una enfermedad causada por un parásito que puede vivir en la sangre de personas, animales e insectos como la vinchuca o chinche. La enfermedad se detecta con un análisis de sangre. Existen tres maneras en las que se puede transmitir la enfermedad:
- Modo vertical: si una persona gestante tiene Chagas, en algunos casos se puede transmitir durante la gestación o en el momento del parto.
- Modo vectorial: a través de la picadura de los insectos conocidos como “vinchucas” o “chinches”, si están infectados con el parásito T. cruzi. Al picar para alimentarse, la vinchuca defeca sobre la piel de la persona y cuando ésta se rasca, introduce los parásitos (que están en las heces/caca) en la herida de la propia picadura. También la persona puede introducir los parásitos a su cuerpo al tocarse los ojos, la boca o alguna lesión cutánea abierta con la mano con la que se rascó la picadura.
- Transfusión de sangre: de personas con la infección (razón por la cual las personas con Chagas no deben donar sangre). En Argentina esta vía de transmisión se encuentra controlada.
Otras vías poco frecuentes de contagio en Argentina son por trasplante de órganos de donantes que tienen Chagas, a través de la ingesta de bebidas o alimentos contaminados; accidentes en laboratorios o por el uso compartido de agujas y jeringas.
Cuáles son los síntomas del Chagas
Desde que el parásito ingresa al organismo, una décima parte de las personas infectadas presenta en las primeras dos semanas manifestaciones clínicas generales, como fiebre prolongada, diarrea, dolor de cabeza, cansancio, irritabilidad, vómitos y falta de apetito. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, esta etapa inicial pasa inadvertida y es asintomática.
En tanto, el 30% de las personas infectadas desarrolla la enfermedad de Chagas con afección del corazón y/o del sistema digestivo. En estos casos, los síntomas son: dolor en el pecho, palpitaciones, dificultad para tragar y constipación.
Un gran porcentaje de los pacientes con miocarditis chagásica (inflamación del músculo del corazón) sufre daños cardíacos que muchas veces pueden resultar en muerte súbita o en insuficiencia cardíaca progresiva. El 70% restante de las personas infectadas puede pasar toda su vida sin desarrollar la enfermedad.
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